Biblia paralela

# Moderna 1929 close Reina-Valera revisada 1909 close
1 Y HABIENDO Jesús descendido de la montaña, grandes multitudes le seguían. Y COMO descendió del monte, le seguían muchas gentes.
2 Y he aquí que viniendo un leproso, prosternóse ante él, diciendo: ¡Señor, si quieres, puedes limpiarme! Y he aquí un leproso vino, y le adoraba, diciendo: Señor, si quisieres, puedes limpiarme.
3 Y extendiendo la mano, le tocó, diciendo: Quiero: sé limpio. Y al instante su lepra fué limpiada. Y extendiendo Jesús su mano, le tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y luego su lepra fué limpiada.
4 Y le dijo Jesús: Mira, no lo digas a nadie, sino vé, muéstrate al sacerdote, y presenta la ofrenda que mandó Moisés, para que les conste. Entonces Jesús le dijo: Mira, no lo digas á nadie; mas ve, muéstrate al sacerdote, y ofrece el presente que mandó Moisés, para testimonio á ellos.
5 Y cuando hubo entrado en Capernaum, vino a él un centurión rogándole, Y entrando Jesús en Capernaum, vino á él un centurión, rogándole,
6 Y diciendo: Señor, mi criado está postrado en casa, paralítico, gravemente atormentado. Y diciendo: Señor, mi mozo yace en casa paralítico, gravemente atormentado.
7 Y Jesús le dijo: Yo iré, y le sanaré. Y Jesús le dijo: Yo iré y le sanaré.
8 Mas el centurión respondiendo, dijo: Señor, no soy digno de que entres debajo de mi techado: pero di solamente una palabra, y mi criado quedará sano: Y respondió el centurión, y dijo: Señor, no soy digno de que entres debajo de mi techado; mas solamente di la palabra, y mi mozo sanará.
9 porque aun yo, siendo hombre subalterno, tengo saldados sujetos a mí; y digo a éste: Vé, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace. Porque también yo soy hombre bajo de potestad, y tengo bajo de mí soldados: y digo á éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y á mi siervo: Haz esto, y lo hace.
10 Y oyéndolo Jesús, se maravilló; y dijo a los que le seguían: En verdad os digo, que ni aun en Israel he hallado fe tan grande. Y oyendo Jesús, se maravilló, y dijo á los que le seguían: De cierto os digo, que ni aun en Israel he hallado fe tanta.
11 Y yo os digo que muchos vendrán del Oriente, y del Occidente, y se sentarán a la mesa con Abraham e Isaac y Jacob, en el reino de los cielos: Y os digo que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán con Abraham, é Isaac, y Jacob, en el reino de los cielos:
12 mas los hijos del reino serán echados a las tinieblas de afuera; allí será el llanto y el crujir de dientes. Mas los hijos del reino serán echados á las tinieblas de afuera: allí será el lloro y el crujir de dientes.
13 Entonces dijo Jesús al centurión: Véte, y según creíste, sea hecho contigo. Y su criado quedó sano en aquella misma hora. Entonces Jesús dijo al centurión: Ve, y como creíste te sea hecho. Y su mozo fué sano en el mismo momento.
14 Y viniendo Jesús a casa de Pedro, vió a la suegra de éste echada en cama, y con fiebre. Y vino Jesús á casa de Pedro, y vió á su suegra echada en cama, y con fiebre.
15 Y tocóle la mano; y la fiebre la dejó; y ella se levantó y les servía. Y tocó su mano, y la fiebre la dejó: y ella se levantó, y les servía.
16 Y cuando era la tarde, le trajeron muchos endemoniados; y echó fuera los demonios con una palabra; y sanó a todos los que tenían algún mal: Y como fué ya tarde, trajeron á él muchos endemoniados: y echó los demonios con la palabra, y sanó á todos los enfermos;
17 de modo que se cumpliera lo que fué dicho por medio del profeta Isaías, que dijo: Él mismo tomó nuestras enfermedades, y cargó con nuestras dolencias. Para que se cumpliese lo que fué dicho por el profeta Isaías, que dijo: Él mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias.
18 Viendo entonces Jesús grandes multitudes alrededor de él, mandó pasar a la opuesta orilla del lago. Y viendo Jesús muchas gentes alrededor de sí, mandó pasar á la otra parte del lago.
19 Y llegándose uno de los escribas, le dijo: Maestro, te seguiré adonde quiera que fueres. Y llegándose un escriba, le dijo: Maestro, te seguiré á donde quiera que fueres.
20 Y Jesús le dice: Las zorras tienen cuevas, y las aves del cielo, nidos; mas el Hijo del hombre no tiene donderecostar la cabeza. Y Jesús le dijo: Las zorras tienen cavernas, y las aves del cielo nidos; mas el Hijo del hombre no tiene donde recueste su cabeza.
21 Y otro de los discípulos le dijo: Señor, dame licencia que vaya primero, y entierre a mi padre. Y otro de sus discípulos le dijo: Señor, dame licencia para que vaya primero, y entierre á mi padre.
22 Y Jesús le dice: Sígueme; y deja que los muertos entierren a sus muertos. Y Jesús le dijo: Sígueme; deja que los muertos entierren á sus muertos.
23 Y entrando él en una barca, sus discípulos le siguieron. Y entrando él en el barco, sus discípulos le siguieron.
24 Y he aquí que se levantó una gran tempestad en la mar, de manera que la barca se cubría con las ondas; mas él dormía. Y he aquí, fué hecho en la mar un gran movimiento, que el barco se cubría de las ondas; mas él dormía.
25 Y llegándose los discípulos le despertaron, diciendo: ¡Señor, sálvanos, que perecemos! Y llegándose sus discípulos, le despertaron, diciendo: Señor, sálvanos, que perecemos.
26 Y Jesúsles dice: ¿Por qué sois cobardes, hombresde poca fe? Entonces, levantándose, reprendió a los vientos, y al mar; y fué hecha grande bonanza. Y él les dice: ¿Por qué teméis, hombres de poca fe? Entonces, levantándose, reprendió á los vientos y á la mar; y fué grande bonanza.
27 Y los hombres se maravillaron, diciendo: ¡Qué manera de hombre es éste, que aun los vientos y el mar le obedecen! Y los hombres se maravillaron, diciendo: ¿Qué hombre es éste, que aun los vientos y la mar le obedecen?
28 Y habiendo llegado al otro lado, al país de los gadarenos, le vinieron al encuentro dos endemoniados, que salían de los sepulcros, fieros en gran manera, de tal modo que nadie podía pasar por aquel camino. Y como él hubo llegado en la otra ribera al país de los Gergesenos, le vinieron al encuentro dos endemoniados que salían de los sepulcros, fieros en gran manera, que nadie podía pasar por aquel camino.
29 Y, he aquí, clamaron, diciendo: ¿Qué tenemos nosotros que ver contigo, oh Hijo de Dios? ¿viniste acá para atormentarnos antes de tiempo? Y he aquí clamaron, diciendo: ¿Qué tenemos contigo, Jesús, Hijo de Dios? ¿has venido acá á molestarnos antes de tiempo?
30 Y estaba lejos de ellos una piara de muchos cerdos, paciendo. Y estaba lejos de ellos un hato de muchos puercos paciendo.
31 Los demonios, pues, le rogaron, diciendo: Si nos echas fuera, envíanos a aquella piara de cerdos. Y los demonios le rogaron, diciendo: Si nos echas, permítenos ir á aquel hato de puercos.
32 Y él les dijo: Id. Y saliendo ellos, se fueron a los cerdos: y he aquí que toda la piara lanzóse furiosamente por el despeñadero en el mar, y murieron en las aguas. Y les dijo: Id. Y ellos salieron, y se fueron á aquel hato de puercos: y he aquí, todo el hato de los puercos se precipitó de un despeñadero en la mar, y murieron en las aguas.
33 Mas los que los apacentaban huyeron, y yéndose a la ciudad, lo contaron todo, y en particularaquello de los endemoniados. Y los porqueros huyeron, y viniendo á la ciudad, contaron todas las cosas, y lo que había pasado con los endemoniados.
34 Y, he aquí, toda la ciudad salió al encuentro de Jesús; y al verle, le rogaron que saliese de sus términos. Y he aquí, toda la ciudad salió á encontrar á Jesús: Y cuando le vieron, le rogaban que saliese de sus términos.
navigate_before Mateo 7 Mateo 9 navigate_next
arrow_upward Arriba