Jesucristo elevado en las alturas


person Autor: Hamilton SMITH 88

flag Tema: Su obra en la Cruz, su resurrección y su elevación: Salvador, Redentor, Señor


El Señor Jesús soportó los más grandes sufrimientos en la cruz y murió. Pero Dios lo resucitó y le ha dado el lugar más alto que existe. Su elevación y su lugar supremo son mencionados varias veces en el Nuevo Testamento.

En la Epístola a los Efesios aprendemos que el propósito de Dios es exaltar a Cristo. En el capítulo 1, se habla del beneplácito de Dios «que propuso en sí mismo, para la administración de la plenitud de los tiempos, de reunir todas las cosas en Cristo, las que están en los cielos como las que están en la tierra» (v. 10). De acuerdo con esto, Dios ya lo ha sentado «a su diestra en los lugares celestiales, por encima de todo principado, y autoridad, y poder, y señorío, y de todo nombre que es nombrado, no solo en este siglo, sino también en el venidero; y ha sometido todas las cosas bajo sus pies» (v. 20-22).

En la Epístola a los Colosenses, vemos que la gloria de Su Persona requiere este lugar exaltado. Si él es «la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación», si él es aquel por quien todas las cosas fueron creadas, aquel que es antes de todas las cosas y por quien todas las cosas subsisten, entonces ciertamente «para que en todo él tenga la preeminencia» (Col. 1:15-18).

En la Epístola a los Filipenses, es su humilde gracia y su profundo abajamiento lo que le asegura este lugar elevado. Allí leemos: «Se despojó a sí mismo, tomando la forma de siervo, haciéndose semejante a los hombres. Y, siendo hallado en figura como un hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también lo exaltó hasta lo sumo, y le dio el nombre que es sobre todo nombre» (Fil. 2:7-9).

En la Epístola a los Hebreos vemos que fueron sus sufrimientos los que le prepararon para su exaltación. El que fue puesto por encima de todas las cosas, y coronado de gloria y honor, fue hecho perfecto para siempre –apto para su oficio– mediante sus sufrimientos (Hebr. 7:28).

En la Primera Epístola de Pedro, la exaltación de Cristo es el testimonio que Dios da del precio que tiene a sus ojos. La «piedra viva» que los hombres han rechazado como sin valor es «escogida y preciosa ante Dios». Se ha convertido en la «piedra angular» (1 Pe. 2:4-7).

En el Evangelio según Juan, el Señor Jesús declara que su sufrimiento y su muerte son el camino necesario para su elevación, a fin de que otros puedan compartir la bendición y la gloria que están vinculadas a él. Cuando llegó el momento para que el Hijo del hombre fuese glorificado, también llegó para que el grano de trigo caiga en tierra y muera. De lo contrario, habría permanecido solo para siempre (Juan 12:23-24).

Traducido de «Le Messager Évangélique», año 2007, página 11


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