8 - Satanás


person Autor: Frédy GFELLER 12

library_books Serie: Temas importantes de las Sagradas Escrituras

flag Tema: Satanás

(Fuente autorizada: creced.ch – Reproducido con autorización)


Aunque el propósito de este artículo no sea el que produzca más enriquecimiento espiritual; sin embargo, es necesario conocer lo que la Palabra de Dios nos dice sobre Satanás. Aun estando conscientes de su astucia, de su poder y constante actividad, debemos estar alertados, para no ser sorprendidos en sus trampas. Sabiendo también que este adversario ha sido vencido por Jesús nuestro Salvador, debemos fortificarnos para resistirle, sin por eso desafiarle, porque es más fuerte que nosotros, pero con Jesús seremos victoriosos.

8.1 - Su origen

La Palabra de Dios nos informa muy poco sobre Satanás; y las pocas porciones que nos hablan de él, lo hacen a veces encubiertamente, y en particular las que hacen alusión a su estado original. Bajo la figura del rey de Babilonia, en Isaías 14, nos es descrito con el título que le es dado: «¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana!» (v. 12). Bajo la figura del rey de Tiro, Ezequiel nos dice aún más sobre aquel que había sido creado en perfecta hermosura, pero su orgullo le hizo sucumbir: «Tú eras el sello de la perfección, lleno de sabiduría, y acabado de hermosura. En Edén, en el huerto de Dios estuviste; de toda piedra preciosa era tu vestidura… Tú, querubín grande, protector, yo te puse en el santo monte de Dios… Perfecto eras en todos tus caminos desde el día que fuiste creado, hasta que se halló en ti maldad» (Ez. 28:12-15).

Estos pasajes a pesar del misterio que les envuelve, nos dicen que Satanás era un ángel glorioso cuando fue creado. La dignidad que le fue conferida, prohibe a los mismos ángeles una actitud injuriosa contra él; (véase 2 Pe. 2:11 y Judas 8-9). Las capacidades que le fueron dadas siguen siendo suyas, lo que hace todavía más peligrosa su perversa actividad.

8.2 - Su caída

La caída de Satanás –tal como su origen– nos es descrita de una forma velada. Orientando a Timoteo respecto a establecer ancianos, el apóstol Pablo le dice: Que «no sea un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo» (1 Tim. 3:6). ¿Cuál fue pues esta falta que de un ángel de gloria ha hecho un ser profano, abyecto y abominable? Los mismos testimonios de Isaías y Ezequiel considerados más arriba responden a esta pregunta: «Por cuanto se enalteció tu corazón, y dijiste: Yo soy un dios, en el trono de Dios estoy sentado… y has puesto tu corazón como corazón de Dios… a causa de tu hermosura, corrompiste tu sabiduría a causa de tu esplendor; yo te arrojaré por tierra» (Ez. 28:2, 17). «Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré… sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo. Mas tú derribado eres hasta el Seol, a los lados del abismo» (Is. 14:13-15).

Proponiéndose seducir a nuestros primeros padres, Satanás, la serpiente antigua les dijo: «Seréis como Dios» (Gén. 3:5). ¿Cuántas veces desde entonces, no ha susurrado al oído de unos y otros este pensamiento de orgullo, de elevación y presunción? ¡Que Dios nos dé el discernimiento para resistir a sus insinuaciones!

¿Será en relación con la caída de Satanás que leemos el estado caótico y tenebroso del segundo versículo del Génesis? No podemos afirmarlo; pero la noción misma de tinieblas está unida al nombre de Satanás. ¡Cuántas tinieblas morales ha traído el pecado a nuestro mundo! El estado caótico de la sociedad, desde el punto de vista moral, es uno de los resultados del trabajo satánico y de sus ángeles, que buscan a perder eternamente a las almas.

8.3 - Su actividad sobre la tierra

Y Jehová dijo a Satanás: «¿De dónde vienes?» Y Satanás respondió a Jehová y dijo: «De rodear la tierra y de andar por ella» (Job 1:7; 2:2).

Su actividad incesante como enemigo de nuestras almas le hace ser «como león rugiente, que anda alrededor buscando a quien devorar» (1 Pe. 5:8). Comparado también a una serpiente, según la forma que tomó para seducir a nuestros primeros padres, obra con astucia, insidiosamente. Seducción, codicia, engañosos y mentirosos atractivos, son sus armas favoritas. Las utiliza él con todos los que militan bajo su imperio, y también con aquellos a quienes el Señor Jesús ha rescatado, para hacerles caer en sus redes, y lamentablemente obtiene éxito fácilmente, echando así el deshonor sobre el testimonio del Señor y sobre el nombre de Jesús. Digamos, sin embargo, que a pesar de todo, la victoria de Jesús sobre el adversario, es una victoria completa y aquellos que son salvos, ¡son las ovejas de Jesús, que nadie puede arrebatar de la mano del Buen Pastor! (Juan 10:28-29). Su caída en el pecado será la ocasión de una obra de restauración, operada por el Espíritu de Dios, por la Palabra de Dios y por el oficio de nuestro divino Abogado, el Señor Jesús en persona.

La actividad de Satanás sobre la tierra, se desarrolla de una forma creciente, en los dominios más o menos ocultos que invaden el mundo. De la astrología a la magia negra, del hinduismo al satanismo, todas las formas y las tendencias son representadas. ¡Estemos vigilantes para no tocar estas cosas ni de lejos, ni de cerca!

8.4 - Su actividad en los lugares celestiales

Aunque nos sorprenda, Satanás representa todavía, con sus ángeles, las «huestes espirituales de maldad en las regiones celestes» (Efe. 6:12). La alusión al primer capítulo de Job, nos muestra a Satanás presentándose delante de Dios, sometido a un interrogatorio divino. Es llamado «príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia» (Efe. 2:2). Tanto Satanás como sus agentes son todavía nombrados como «los gobernadores de las tinieblas» (Efe. 6:12). Su función tiende a impedir al creyente que goce de sus privilegios en Cristo, a hacerle dudar de su salvación, a manchar su testimonio y a paralizar su actividad, para su propio perjuicio y el de la colectividad. El recurso puesto a nuestra disposición nos es dado en los versículos 10 a 18 de este capítulo 6. «Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza», son las prescripciones que allí encontramos; pero ¿cómo realizarlas? Con las cualidades morales de justicia y de fe representadas por las diversas piezas de la armadura. Es así que Dios pone a nuestra disposición su Palabra y la oración, que permanecen siempre los instrumentos los más apropiados para poner en fuga al enemigo. Nuestro Salvador ha utilizado estos instrumentos tanto en la tentación en el desierto, como en Getsemaní, mostrándonos cómo la victoria es reportada en la dependencia y la obediencia.

La actividad de Satanás se despliega todavía en la constante acusación ante Dios. Esto nos es revelado en Apocalipsis donde leemos: «Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él. Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche. Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos» (Apoc. 12:9-11). Seducción, tentación y acusación contra aquellos a quienes hace caer, he aquí la cínica labor a la que se dedica el gran enemigo de Cristo. Tiene también imitadores sobre la tierra, porque numerosos son los que obran de tal suerte. Cuidémonos para no dejarnos imbuir por tales comportamientos, lo que pudiera ser más fácil de lo que imaginamos. ¡Que la gracia de Dios nos preserve de ello!

8.5 - Su destino final

El «fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles» (Mat. 25:41). «El diablo… fue lanzado en el lago de fuego y azufre» (Apoc. 20:10). Puesto ya fuera de servicio, durante el período del reino de mil años, el diablo será definitivamente juzgado, después de su rebelión final, mencionada en el capítulo 20:7-9. Es para él que ha sido preparado este lugar terrible, representado por el fuego eterno, el estanque de fuego y azufre, la segunda muerte. Dios no destinaba al hombre a este tormento, pero si como criatura inteligente y responsable, opta por Satanás y no por Dios, entonces será arrastrado tras su maestro que ha escogido. Por tanto, Dios lo ha hecho todo para salvar a su criatura. La Buena Nueva de la gracia está todavía hoy vigente y basta de añadir fe. La obra perfecta de Jesús en la cruz del Calvario es suficiente para la salvación de cualquiera que cree. Despreciar este don del amor divino, es excluirse de toda posibilidad de salvación, porque ¿qué podría dar Dios además de su Hijo único?

Con los versículos citados de Apocalipsis 20, tenemos la señalización de la última fase de la historia humana. Arrastrada al pecado y a la rebelión por Satanás, desde sus orígenes, esta humanidad habrá conocido cantidad de tragedias durante su existencia. Y todas ellas, son la consecuencia directa o indirecta del pecado del hombre, siendo Satanás el gran instigador. Pero dominando la escena, Dios puede obrar en Su soberanía y sacar bien aun del mismo mal, si tal es su voluntad. ¿Cuántas veces para producir el arrepentimiento en los corazones, no ha sido una prueba particular que ha llevado a las almas al conocimiento de la salvación por medio de Jesucristo?

La victoria final pertenece a Cristo, que la ha ganado por Su muerte y Su resurrección. Victoria que será plenamente manifestada cuando el último enemigo será abolido y que serán establecidos los nuevos cielos y la nueva tierra, donde la justicia habita y de los cuales, el diablo será excluido para siempre.