Cubrirse la cabeza

Sobre 1 Corintios 11:4-16


person Autor: Raymond Kenneth CAMPBELL 7

flag Tema: La iglesia local y las reuniones


Al principio del capítulo aludimos al hecho que la mujer se cubre la cabeza cuando ora o profetiza, o cuando está en la asamblea. Vamos a ver este tema con más detalle.

El apóstol da instrucciones sobre este tema en 1 Corintios 11:3-16: «Pero quiero que sepáis que la cabeza de todo hombre es Cristo; la cabeza de la mujer es el hombre; y la cabeza de Cristo es Dios. Todo hombre que ora o profetiza con la cabeza cubierta, deshonra su cabeza. Toda mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta, deshonra su cabeza; porque es igual que si se hubiese rapado. Porque si la mujer no se cubre, que también se rape; pero si le es vergonzoso a la mujer estar trasquilada o rapada, que se cubra. Porque el hombre, siendo imagen y gloria de Dios, no debe cubrirse la cabeza; pero la mujer es gloria del hombre. Porque el hombre no procede de la mujer, sino la mujer del hombre; y de hecho, el hombre no fue creado a causa de la mujer, sino la mujer a causa del hombre. Por tanto, la mujer debe tener señal de autoridad sobre su cabeza, por causa de los ángeles… Juzgad por vosotros mismos: ¿Es apropiado que la mujer ore a Dios con la cabeza descubierta?»

Estos versículos nos muestran que Dios ha establecido un orden que quiere que reconozcamos y observemos. No es simplemente una costumbre que los hombres tengan la cabeza descubierta y las mujeres la tengan cubierta en presencia del Señor. La Palabra da la razón y el significado de este mandato.

Dios es la cabeza de Cristo, Cristo es la cabeza del hombre y el hombre es la cabeza de la mujer. Puesto que el hombre es la imagen y la gloria de Dios, puesto que Cristo es su cabeza, sería una deshonra y una vergüenza para Cristo su cabeza, si tuviera la cabeza cubierta cuando ora o profetiza (es decir, habla en público). La gloria de Cristo debe ser vista y no cubierta.

Pero la mujer fue creada para el hombre y a partir del hombre; ella es la gloria del hombre. Por eso debe tener la cabeza cubierta cuando ora o profetiza, porque la gloria del hombre no debe ser vista, especialmente en la asamblea reunida. Es la gloria de Cristo la que debe ser presentada, no la del hombre.

Además, el versículo 10 nos dice que la mujer debe tener en su cabeza una marca de la autoridad a la que está sometida a causa de los ángeles. Por eso debe tener algo que cubra su cabeza como marca de la autoridad del hombre al que está sometida. Cuando una mujer tiene la cabeza cubierta en presencia del Señor, reconoce que el hombre es la cabeza que Dios le ha dado. Una mujer que llega a la presencia del Señor sin nada en la cabeza muestra que quiere ser como el hombre y no quiere ocupar un lugar de sumisión. Deshonra su cabeza, aunque no sea consciente de ello. Incluso si se hace por ignorancia, el significado no cambia.

Los ángeles son espectadores en la asamblea y deberían ver que el orden establecido por Dios es respetado. Ellos ven el orden que reina en el cielo y en toda la creación; no deberían ver el desorden entre los cristianos. Los serafines se cubren en presencia de Jehová (Is. 6:1-3) y esperan ver a las mujeres haciendo lo mismo en obediencia a la Palabra de Dios. El propósito de Dios es que los principados y potestades en los lugares celestiales conozcan «la multiforme sabiduría de Dios», «por medio de la iglesia» (Efe. 3:10-11). Esta «sabiduría de Dios» es el misterio de Cristo y de la Asamblea, cuyo tipo es el esposo (que es la cabeza) y la esposa (que le está sometida) (Efe. 5:22-32).

El hecho de cubrirse la cabeza se aplica tanto a las mujeres solteras como a las casadas. En estos versículos de 1 Corintios 11, se habla del hombre en general y de la mujer en general. Por lo tanto, la mujer debe reconocer la autoridad del hombre en general, padre o esposo, cuando está en presencia del Señor. Se cubre la cabeza para mostrar que la reconoce.

1 - La vergüenza de una cabeza descubierta

«Toda mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta, deshonra su cabeza; porque es igual que si se hubiese rapado. Porque si la mujer no se cubre, que también se rape; pero si le es vergonzoso a la mujer estar trasquilada o rapada, que se cubra».

En el Antiguo Testamento, cuando una mujer llevaba la cabeza descubierta o afeitada, era un signo de vergüenza, como vemos en Números 5:18, donde una mujer era objeto de las sospechas de su marido, y en Deuteronomio 21:10-13, donde una mujer de aspecto hermoso fue llevada cautiva por un israelita. Aquí, en 1 Corintios 11, el apóstol dice que, si una mujer ora o profetiza con la cabeza descubierta, es como si tuviera la cabeza afeitada. Y puesto que es un signo de vergüenza tener el pelo cortado o afeitado, debería tener la cabeza cubierta. No debe tener ninguna marca de vergüenza sobre ella en la presencia del Señor. El hecho de que tenga la cabeza cubierta indica que reconoce a su marido como su jefe y disfruta de su plena confianza.

Nótese de paso que, según estos versículos de 1 Corintios 11, es vergonzoso para una mujer tener el pelo cortado, pero, para la mujer «es honroso llevar la cabellera larga» (v. 15). Estas palabras de la Escritura deberían zanjar la cuestión del pelo corto para una mujer piadosa.

2 - Una larga cabellera no es lo que cubre la cabeza

«La cabellera larga le es dada como velo» (1 Cor. 11:15), es decir, un ornamento dado por la naturaleza para envolver su cabeza. No es aquí lo que cubre la cabeza, y de lo que habla el apóstol en los versículos anteriores. Si la gloria del hombre debe ser cubierta en la presencia de Dios, como hemos explicado anteriormente, entonces seguramente el pelo largo de la mujer, que es su gloria personal, debe ser cubierto en la presencia del Señor.

Pablo establece primero la diferencia entre el hombre y la mujer: el hombre debería tener la cabeza descubierta y la mujer debería tenerla cubierta. Luego considera las cosas desde el punto de vista del decoro y la belleza, basándose en la constitución del hombre y de la mujer, que es diferente por naturaleza, y da esta razón adicional para que ella tenga la cabeza cubierta y se presente ante Dios como diferente del hombre. «Juzgad por vosotros mismos: ¿Es apropiado que la mujer ore a Dios con la cabeza descubierta? ¿La naturaleza misma no os enseña…?» (v. 13-14). Incluso en el ámbito de la naturaleza, Dios ha dado a la mujer una larga cabellera como velo para ocultarla. Así que lo apropiado para una mujer cuando ora a Dios es cubrirse la cabeza.

3 - «No tenemos tal costumbre»

«Pero si alguno cree poder discutir, nosotros no tenemos tal costumbre, ni las iglesias de Dios» (v. 16). El apóstol acababa de exponer el pensamiento de Dios sobre este tema, y en caso de que alguien discuta y razone, simplemente añade: «Nosotros no tenemos tal costumbre, ni las iglesias de Dios».

A menudo es en las cosas pequeñas, como cubrirse o no la cabeza, donde se manifiesta el estado del corazón; es una prueba para saber si la voluntad está sometida a Dios y a su Palabra, o si desea ir en contra de la Palabra y seguir la moda y el gusto del día. Las costumbres cambian, pero los principios de la Palabra de Dios, en esto como en otros asuntos, permanecen.