La Biblia, resumen de sus 66 libros


person Autor: Leslie Marion GRANT 3

flag Tema: Introducción

(Fuente autorizada: creced.ch – Reproducido con autorización)


0 - Introducción

En un estilo claro y conciso, el autor destaca los elementos importantes de cada uno de los libros de la Biblia. Estos resúmenes serán muy útiles a todos los lectores de la Biblia ya que proporcionan un panorama general de las Escrituras. Rogamos a Dios que, por su Espíritu, estimule a todos los lectores a un estudio más profundo de su Santa Palabra.

1 - Génesis

En el principio creó Dios los cielos y la tierra.(Génesis 1:1)

Génesis significa «principio». Este libro trata de la creación y de la vida, y proporciona las semillas de todo lo que se desarrolla después a lo largo de toda la Biblia. Relata, de manera hermosa, la simplicidad de la vida temprana en la tierra, pero también el comienzo del pecado y de la corrupción en el mundo. Hace resaltar el aborrecimiento y el juicio de Dios con respecto al mal. Génesis simboliza la obra de Dios que da la vida eterna al alma mediante el nuevo nacimiento, y la promesa del fruto en la vida del creyente.

Encontramos en este libro la historia de siete destacados patriarcas:

  1. En Adán se ven lecciones de vida y muerte. Es una figura de Cristo, puesto que los dos son cabezas de raza; pero hay un contraste entre ellos por el hecho de que Adán murió, mientras que Cristo es una Cabeza viviente.
  2. Enoc nos enseña acerca de la marcha y del traslado de los creyentes. Caminó con Dios, y “por fe Enoc fue trasladado” (Hebreos 11:5; V.M.). Prefigura a los creyentes que serán arrebatados en la venida del Señor.
  3. La vida de Noé ilustra las obras y la salvación. Sus obras fueron obras de fe. Fue salvado a través del diluvio para entrar en un mundo nuevo. Es una figura de los creyentes que serán salvados a través de la gran tribulación e introducidos en la nueva tierra en la cual Cristo reinará mil años.
  4. Abraham nos habla de fe y separación. Su altar habla de la fe; su tienda, de la separación. Llegó a ser peregrino por llamamiento de Dios.
  5. Isaac hace resaltar los principios de sumisión y perseverancia, porque, en general, su vida fue una vida de obediencia y de conformidad a la voluntad de Dios.
  6. Jacob ilustra la disciplina y la previsión. En su relación con Jacob, Dios lo llevó a someterse y a que fuese un adorador mientras se acercaba su muerte.
  7. José conoció en su vida el sufrimiento pero también la gloria. Ofrece aún hoy un precioso ejemplo para la fe de los creyentes.

2 - Éxodo

Dijo luego Jehová: Bien he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto... y he descendido para librarlos.(Éxodo 3:7-8)

Éxodo significa «salida». Su gran tema es la liberación. Aquí encontramos a Israel que ha llegado a ser una gran nación, pero en servidumbre de los egipcios, como esclavos. Dios ve la aflicción de su pueblo, oye sus gritos y conoce sus dolores. Libera a Israel después de enviar plagas terribles sobre Egipto.

En el capítulo 12, los israelitas deben poner la sangre de un cordero degollado, un cordero por casa, en los postes y en el dintel de la puerta de cada una de sus casas. Esta sangre es una figura de nuestra redención de la culpa de nuestros pecados por medio de la sangre de Cristo. Luego, el mar Rojo se divide e Israel cruza a salvo antes de que las aguas vuelvan sobre los egipcios y que éstos sean tragados y ahogados (14:26-28). La travesía del mar Rojo por Israel es una imagen de nuestra redención, por medio del poder de Dios, de la esclavitud del pecado y del mundo, una redención llevada a cabo por medio de la muerte y resurrección de Cristo.

Una segunda sección del libro comienza en el capítulo 19. Trata de la ley dada a Moisés, así como de la construcción del tabernáculo y de la institución de un sacerdocio especial en Israel. Aunque los creyentes de hoy no estén en ningún sentido bajo la ley, no obstante, su promulgación nos recuerda la autoridad de Dios establecida entre un pueblo redimido. El sumo sacerdote es una figura de Cristo; la familia de los sacerdotes representa ahora a todos los creyentes que forman la Iglesia de Dios. Habiendo sido hechos sacerdotes, los creyentes adoran a Dios por medio del Espíritu, en vez de hacerlo mediante formas exteriores inspiradas por la carne. El servicio del tabernáculo también ilustra de manera hermosa la gracia por medio de la cual Dios se ocupa continuamente de su pueblo, gozándose en tener a los creyentes cerca de Él en virtud del sacrificio de Cristo.

3 - Levítico

Esto es lo que habló Jehová, diciendo: En los que a mí se acercan me santificaré, y en presencia de todo el pueblo seré glorificado.(Levítico 10:3)

Levítico deriva de Leví, que significa «unido». Este libro se ocupa de los principios santos de Dios al unir a Su pueblo a Él como adoradores. Por consiguiente, encontramos en los primeros capítulos las ofrendas necesarias para acercarse a Dios: el holocausto, la oblación, la ofrenda de paz, la ofrenda por el pecado, la ofrenda por la culpa. Cada una de ellas hace resaltar la sola ofrenda de Cristo en sus varios aspectos. El sacerdocio también ocupa un lugar importante. Aarón es una figura de Cristo, el gran Sumo Sacerdote; sus hijos son una imagen de todos los creyentes del período (o dispensación) actual de la Iglesia, quienes son llamados “sacerdocio santo”, y “real sacerdocio” (1 Pedro 2:5, 9).

En este libro hallamos también varias leyes. La contaminación incapacitaba a alguien para acercarse a Dios hasta el tiempo en que éste fuese limpiado por un medio indicado por Dios. Estaba prohibido comer animales impuros, lo que simboliza el rechazo de aquello que es moralmente inmundo. La lepra, imagen de la corrupción del pecado que obra en un individuo, lo hacía impuro y le prohibía el acceso a Dios. Hay mencionados otros ejemplos de inmundicias, y todas ellas simbolizan la inmundicia moral o espiritual. Ya no observamos al pie de la letra estos mandamientos en cuanto a las cuestiones de pureza, sino que tenemos en cuenta las lecciones morales y espirituales que ellas nos enseñan.

El capítulo 23 describe las siete fiestas de Jehová que Israel debía guardar, no por propio interés, sino en adoración a Dios. Estas fiestas acentúan la grandeza de la obra de Dios en el curso de las diversas dispensaciones. El gran tema de Levítico es cómo el creyente puede acercarse a Dios en santa adoración.

4 - Números

Como lo mandó Jehová por medio de Moisés fueron contados, cada uno según su oficio y según su cargo; los cuales contó él, como le fue mandado.(Números 4:49)

Este libro presenta el censo y el ordenamiento de Israel en su marcha a través del desierto. Dios les dio instrucciones para el servicio y la guerra, mientras iban de camino a la tierra de Canaán. Dios atribuyó a cada uno un lugar particular, según a cuál de las doce tribus perteneciera. Los de las familias de la tribu de Leví —los coatitas, los gersonitas y los meraritas— ayudaban a los sacerdotes en el servicio del tabernáculo. Vemos en estos detalles la gran sabiduría de Dios, quien no cesa de ordenar todos los asuntos de la vida de los creyentes en el curso de su historia. Como los israelitas, nosotros, cristianos, también experimentamos la travesía de este mundo que encontramos como un desierto.

La historia de Israel relatada en este libro corresponde a casi cuarenta años de debilidad general, fracasos, quejas y desobediencias. Estas características se repiten muy tristemente en la Iglesia hoy. No obstante, el persistente cuidado y la fidelidad de Dios resplandecen maravillosamente por encima de la flaqueza de Israel. Esto resalta en la historia de Balaam (cap. 22-24), en la cual Dios defiende a Su pueblo contra todos los esfuerzos del enemigo por derribarlo.

Josué y Caleb (14:6-9) son ejemplos alentadores de inquebrantable consagración, en contraste con la desobediencia general. Nos recuerdan con fuerza que no debemos contentarnos con permanecer impotentes en las circunstancias de nuestras vidas cristianas. Nos conviene apreciar el lugar que Dios tiene a bien asignarnos y el servicio al cual nos llama, sin importarnos lo que los demás hagan a nuestro alrededor.

5 - Deuteronomio

Te acordarás de todo el camino por donde te ha traído Jehová tu Dios estos cuarenta años en el desierto, para afligirte, para probarte, para saber lo que había en tu corazón, si habías de guardar o no sus mandamientos.(Deuteronomio 8:2)

Deuteronomio significa «repetición de la ley». Son las palabras que Dios, por medio de Moisés, destinó a Israel antes de que entrara en la tierra prometida, sin haber aún atravesado el Jordán. Examina fielmente su historia, mostrando todo en la luz de la propia gloria de Dios. En esa historia, muestra la aprobación de Dios por sus actos de obediencia y la desaprobación divina a causa de su falta de fe y de su desobediencia. También menciona la maravillosa gracia, la paciencia y la sabiduría de Dios en los caminos de Su gobierno para con los israelitas. Así deben recordar que Dios los ha conducido durante todo el camino. Lejos de exaltarlos, Él los humilló y los puso a prueba en cuanto a si serían obedientes o no. Permitió que tuvieran hambre, y los alimentó con maná a fin de que aprendieran a confiar en Él y en su verdadera y suficiente Palabra.

El libro también destaca e insiste en la responsabilidad que tenía Israel de hacer diligentemente la voluntad de Dios y de rendirle cuentas. En esto, nos hace pensar en el tribunal de Cristo. Puesto que este libro abunda en detalles, nos recuerda que los detalles de nuestras vidas son mucho más importantes de lo que nos gustaría pensar. Serán examinados con mucha atención cuando comparezcamos ante el Señor en aquel día.

6 - Josué

Yo os he entregado, como lo había dicho a Moisés, todo lugar que pisare la planta de vuestro pie.(Josué 1:3)

Josué significa «Jehová-Salvador». Corresponde al nombre de Jesús en lengua griega. Éste es un libro de conquistas y de victorias militares. Se ve a Israel encomendándose tranquilamente a Dios. No se precipita a la batalla, sino que, con tranquila deliberación, da cada paso bajo la dirección de las palabras de Dios. Los israelitas entran en la tierra prometida después de cruzar el Jordán en seco, pues Dios había permitido que las aguas que bajan del río se amontonen lejos. Esta travesía simboliza la unión del pueblo de Dios con Cristo muerto y resucitado. Sucesivamente, los enemigos deben ceder el paso frente al poder de Dios presente en medio del ejército de Israel. Es verdad que también hay dolorosos reveses para Israel debido a su falta de fe. Pero el tema general es el de la toma de posesión de la tierra de Canaán que Dios les había dado, despojando a sus enemigos.

Este libro se puede comparar con la epístola a los Efesios en el Nuevo Testamento. La tierra de Canaán nos habla de los “lugares celestiales”, la presente esfera de bendición en la cual los creyentes son introducidos “en Cristo”. Nuestras bendiciones están en los lugares celestiales (Efesios 1:3); nuestra posición está allí (2:6); y nuestra lucha también está allí (6:12). Para tomar posesión de nuestros bienes espirituales, debemos vestirnos de “toda la armadura de Dios”, con la cual podemos resistir y derrotar a las huestes de Satanás, quienes quieren impedir nuestro gozo que es verdaderamente nuestro. Por consiguiente, debemos meditar la Palabra de Dios “de día y de noche” (Josué 1:8).

Josué es una figura de “Cristo en nosotros” (Colosenses 1:27), es decir, en todos los creyentes, que nos hace victoriosos sobre todo el poder del enemigo. ¡Ojalá que, por medio de la fe, nuestros pies recorran esa buena tierra y que la hagamos verdaderamente nuestra!

7 - Jueces

En estos días no había rey en Israel; cada uno hacía lo que bien le parecía.(Jueces 21:25)

Este libro presenta un triste contraste con el de Josué. Trata de un período de la historia de Israel en el cual varios jueces sucedieron a Josué como gobernadores del país. Su tema principal es el fracaso de Israel en tomar posesión de toda la tierra prometida. En efecto, la indiferencia y la debilidad de los israelitas les impidieron expulsar a los enemigos de Dios fuera del país, de modo que aquellos enemigos a menudo sometían a Israel. Repetidas veces, por su desobediencia a Dios, fueron vencidos por sus enemigos. No obstante, después de cada derrota, Dios, en su maravillosa misericordia, les dio un nuevo juez, un libertador.

Este libro nos recuerda las epístolas del Nuevo Testamento tales como Gálatas y 1 Corintios, escritas debido a la necesidad de seria reprobación y corrección. Aunque, en cierto grado, podamos disfrutar de la verdad pura de la Palabra viva de Dios, los creyentes, en su mayoría, no tomaron posesión de las arras de su herencia: este gran país de los lugares celestiales con sus innumerables bendiciones. La falta de fe, de energía espiritual, de genuino amor por Cristo, nos ha dejado demasiado indiferentes a la preciosa plenitud de las posesiones que realmente nos pertenecen.

El último versículo del libro de Jueces, citado arriba, enfatiza la desagradecida independencia de Israel en aquellos días, haciendo cada uno lo que bien le parecía. También hoy, el espíritu de un creyente no sujeto a Dios y a la debida autoridad será un estorbo para su prosperidad espiritual.

8 - Rut

Respondió Rut: No me ruegues que te deje, y me aparte de ti; porque a dondequiera que tú fueres, iré yo, y dondequiera que vivieres, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios.(Rut 1:16)

El nombre Rut puede significar «satisfecha» o «belleza», dos palabras que parecen muy apropiadas para esta creyente. Este libro es refrescante, escrito durante la época de los jueces en Israel. Hace pensar en una joya que resplandece sobre un fondo muy oscuro.

Noemí, su marido y sus dos hijos habían salido de Israel, el lugar donde Dios quería que habitasen. Después de cierto tiempo, Noemí se encuentra sola en Moab, privada de su marido y de sus dos hijos que mueren. Entonces, decide volver a su país, a Belén. Es una figura de la nación de Israel fuera de su tierra, desolada y sin esperanza.

Rut, su nuera, es una moabita, y a estos moabitas les está prohibido entrar en la congregación de Israel “ni hasta la décima generación” (Deuteronomio 23:3). Rut es también una imagen de los judíos, quienes ocupan el mismo lugar degradado que los gentiles, los cuales no son el pueblo de Dios. Pero, en ella vemos una fe renovada, preciosa y humilde en el Dios de Israel. Así pues, si en Noemí vemos el estado desolado y sin esperanza de Israel, en Rut descubrimos la fe viviente del remanente piadoso de Israel.

Booz («en él hay fortaleza»), varón poderoso y rico, es una figura del Señor Jesús. Por gracia, anima y cuida de Rut, de manera que, finalmente, debido a que es un «pariente–redentor», ella es traída a la feliz bendición de la comunidad de Israel por el matrimonio con él. Noemí también comparte el gozo y la bendición que resultan de esta unión.

9 - 1 Samuel

Jehová respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón.(1 Samuel 16:7)

Samuel es el primero de los profetas enviados por Dios debido al grave fracaso del sacerdocio. Los sacerdotes se sucedían, pero no los profetas; estos últimos eran llamados personalmente por Dios. En cuanto a Samuel, Israel no supo apreciar correctamente los cuidados fieles que Él les daba. Israel pide un rey. Dios les concede su solicitud, y les da la clase de rey que desean, Saúl, quien de hombros arriba sobrepasa a cualquiera del pueblo. Éste, comienza bien su reinado, pero pronto desobedece a Dios. Por el hecho de que rechaza la Palabra de Dios, Dios lo rechaza también a él, para que ya no sea rey sobre Israel (15:26).

En el capítulo 16, Samuel unge a David como rey. Pero David no ocupa el trono, porque Dios permite a Saúl conservarlo por algún tiempo. Saúl se vuelve con fiereza contra David, determinado a matarle. En esto, David es una figura de Cristo, aunque, ungido como el rey de Dios, fue rechazado. El Señor Jesús espera pacientemente el momento en el cual Dios mismo ordenará los eventos que lo llevarán a su elevación sobre el trono.

Todavía hoy, Dios permite a los gobiernos humanos que dominen. Pero su propósito es que Cristo, a quien sólo puede darle plena confianza, ocupe muy pronto el lugar de autoridad soberana en el mundo. El libro finaliza con la triste historia de la muerte de Saúl y sus hijos. Dios no tolera que el hombre en la carne subsista.

10 - 2 Samuel

El Dios de Israel ha dicho, me habló la Roca de Israel: Habrá un justo que gobierne entre los hombres, que gobierne en el temor de Dios.(2 Samuel 23:3)

Este libro describe el reinado de David. Elevado solamente al trono de Judá al comienzo, reinó en Hebrón por siete años y medio; luego también sobre las otras tribus de Israel por treinta y tres años más. Es una figura de Cristo por el hecho de que somete gradualmente a todas las naciones alrededor de Israel por medio de conquistas. Esto se ve particularmente en los primeros diez capítulos.

Sin embargo, desde el capítulo 11 en adelante vemos un contraste triste y sorprendente, pues el mismo rey David fracasa por completo en representar a Cristo. Así somos enfrentados a las dolorosas lecciones de sus actos contrarios a los benditos principios del reinado del Señor Jesucristo. Las consecuencias de las acciones de David nos recuerdan seriamente que Dios, en su fidelidad y verdad, no puede ignorar la desobediencia de los suyos.

Absalón, hijo de David, con su dureza y su odio hacia su padre, llega a ser una triste figura del anticristo. Su apariencia y personalidad son atractivas, y sus palabras melosas. No obstante, Dios protege a David, y Absalón llega a un final humillante. En cuanto al reino de David, no recobra su vigor de los primeros días.

David, es verdad, es un verdadero creyente y amado por Dios. No obstante, nos enseña claramente que al hombre, incluso al más capacitado, no se le puede confiar un lugar de prominencia y autoridad sobre los otros hombres. ¡Qué útil es este libro para advertir a los cristianos que puedan querer ocupar un lugar de autoridad en el gobierno de este mundo!

11 - 1 Reyes

Ninguna palabra de todas sus promesas que expresó por Moisés su siervo, ha faltado.(1 Reyes 8:56)

El primer libro de los Reyes introduce el reinado de Salomón en Israel. Prefigura el glorioso reinado del Señor Jesucristo durante el milenio, que estará caracterizado por la paz y la prosperidad, no por sus poderosas conquistas. La riqueza y gloria de Salomón no han tenido similares en la historia. Dios le concedió el honor de construir el templo, un edificio de maravillosa magnificencia, el centro de la adoración y de la unidad de Israel. Dios nunca autorizó, y nunca autorizará, la construcción de ningún otro templo que no esté en la misma ubicación.

Sin embargo, Salomón fracasó tristemente en la responsabilidad que acompañaba tal honor. Aunque era creyente, su vida personal degeneró profundamente por matrimonios profanos y otros desenfrenos, contrarios a su dignidad real. A su muerte, el reino de Israel fue cruelmente dividido en dos, rebelándose diez tribus contra Judá y Benjamín. Esta escisión nunca fue sanada ni lo será hasta que el Señor Jesús reine sobre Israel.

Luego, el libro relata en gran parte la historia de la sucesión de reyes que gobernaron sobre Israel, las diez tribus, en Samaria. Su reino pasó de familia en familia a través de muchas conspiraciones y rebeliones. Por supuesto, esto era totalmente contrario a la voluntad de Dios, y ninguno de estos reyes parece haber sido creyente. También son mencionados los reyes de Judá (la línea de David), pero con muchos menos detalles. El profeta Elías aparece en el capítulo 17, un testigo severo contra la maldad de Israel. Otros profetas también nos indican que el gobierno de los reyes de Israel fue un fracaso.

12 - 2 Reyes

Los hijos de Israel hicieron secretamente cosas no rectas contra Jehová su Dios, edificándose lugares altos en todas sus ciudades.(2 Reyes 17:9)

Este libro continúa la historia de los dos reinos separados. El profeta Eliseo sustituye a Elías como testigo de Dios, a la vez de verdad y gracia. También otros profetas dieron testimonio y sufrieron por su fidelidad. Los dos libros de los Reyes dan especial prominencia al ministerio de los profetas, en contraste con los libros de Crónicas los cuales nos presentan más a menudo a los sacerdotes y los levitas.

Reitero, no se encuentra a ningún rey creyente en Israel (las diez tribus), a pesar de la gracia manifestada por el profeta Eliseo. El aumento de la maldad en Israel provoca la invasión del territorio por el rey de Asiria, y la deportación de los habitantes del reino de Israel. Desde esa época, se pierden de vista las diez tribus. Dios solo sabe dónde encontrarlas, y las traerá a su tierra en días venideros.

Judá permanece en el país por algún tiempo más. Los reinados de dos reyes piadosos, Ezequías y Josías, presentan un hermoso contraste con la tendencia general decadente. Desgraciadamente, ambos reinos terminaron con el fracaso de lo que es confiado al hombre; y Judá fue llevado cautivo por los babilonios.

Este libro nos da una seria amonestación. Recalca la justicia y la verdad en el gobierno, mostrando que un lugar de absoluto sometimiento conviene más al hombre que uno de prominencia y autoridad. El curso de la historia ha demostrado que al hombre, incluso piadoso, no se le puede confiar la responsabilidad del gobierno. ¡Cuánto todo esto hace anhelar la venida del único verdadero y fiel Rey, el Señor de gloria!

13 - 1 Crónicas

Oh Jehová, por amor de tu siervo y según tu corazón, has hecho toda esta grandeza, para hacer notorias todas tus grandezas.(1 Crónicas 17:19)

Este libro resume los caminos de Dios en gracia para con Israel, sobre todo durante el reinado de David, el hombre según el corazón de Dios. Por lo tanto, los dos libros de Crónicas son similares al Deuteronomio, ya que examinan los hechos durante el reinado en Israel según la perspectiva de la gracia divina. El reinado de Saúl ni siquiera es mencionado, sino sólo su triste final en la batalla. Saúl es una figura del hombre en la carne, que no puede recibir o ejemplificar nada de la gracia de Dios. David es una figura de Cristo, en quien esta gracia se manifiesta admirablemente. Tampoco se hace mención de los siete años y medio de reinado de David en Hebrón sobre Judá únicamente, sino que sólo se menciona su reinado sobre todo Israel. La gracia de Dios, ciertamente, abarca a todo Su pueblo, no solamente una parte.

Los manifiestos males morales que afectaron la casa de David son omitidos en este libro: el grave pecado de David, el de Amón su hijo, y la orgullosa rebelión de Absalón. Pero hay muchos detalles acerca de los preparativos de David con vistas al reinado de Salomón, como también de la gran provisión de materiales para la construcción del templo. Este trabajo igualmente era para la demostración de la gloria y de la gracia de Dios.

Así pues, la historia de David es vista aquí, no como una biografía del hombre, ni siquiera oficialmente como rey, sino como una figura de Cristo. Ello se debe a que los eventos relatados muestran a David de manera notable bajo este carácter.

14 - 2 Crónicas

Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra.(2 Crónicas 7:14)

El resumen de los caminos de Dios llenos de gracia en relación con los reyes continúa en este libro. El magnífico reino de Salomón es visto aquí figurando de forma hermosa el reinado de paz del Señor Jesús en la gloria milenaria. Por consiguiente, nada se dice de su grave desviación del camino de obediencia a Dios, cuando se casó con muchas mujeres, siendo mal influenciado por ellas.

No obstante, se debe notar la división del reino en los días de su hijo Roboam, porque la gracia no deja de lado el gobierno de Dios. Se le prohíbe a Roboam intentar hacer volver de nuevo a las diez tribus por la fuerza. Ellas establecieron un nuevo centro en Samaria y un nuevo rey, que incluso no es de Judá. Son mencionadas en este libro solamente en relación con la historia de Judá, ya que la gracia de Dios sólo debe ser mostrada en relación con Su línea escogida, es decir, la línea del verdadero Mesías, el Señor Jesucristo. Esto resalta admirablemente en las historias de Asa, Josafat, Ezequías y Josías.

Este libro magnifica notablemente los benditos consejos de la gracia de Dios, y es un precioso indicio del carácter del tribunal de Cristo para el creyente. Si los libros de los Reyes nos muestran la desagradable historia del hombre, los libros de Crónicas, por otro lado, muestran de qué forma la gracia de Dios supera el pecado del hombre.

15 - Esdras

Porque siervos somos; mas en nuestra servidumbre no nos ha desamparado nuestro Dios, sino que inclinó sobre nosotros su misericordia delante de los reyes de Persia, para que se nos diese vida para levantar la casa de nuestro Dios y restaurar sus ruinas, y darnos protección en Judá y en Jerusalén.(Esdras 9:9)

Esdras, que significa «ayuda», está escrito por un escriba que lleva ese nombre. Relata la obra restauradora de Dios para traer de regreso a algunos de los judíos a Jerusalén. Un primer grupo vino con Zorobabel (2:2), con el objetivo de reconstruir el templo. Ésta fue la orden de Ciro, rey de Persia, ya que, en esa época, los medos y los persas habían conquistado el Imperio Babilónico. Ciro decretó que los utensilios del templo (que Nabucodonosor había traído previamente) debían ser devueltos al templo que se iba a reedificar. Hubo estorbos a la reconstrucción, pero Dios, al utilizar a los profetas Hageo y Zacarías, permitió su finalización, como lo muestra el capítulo 6:14-15.

Más tarde, otro grupo de judíos volvió con Esdras durante el reinado de Artajerjes. Como sacerdote de la descendencia de Aarón, fue enviado tanto para ayudar en la reconstrucción del templo como para establecer gobernadores y jueces que conociesen la ley de Dios para gobernar el país.

Este libro es necesario para nuestros días, porque los que desean volver a la verdadera adoración a Dios, según la Escritura, pueden esperar encontrar oposición. No obstante, su fe será recompensada, si perseveran y mantienen firmemente los verdaderos principios de Dios.

16 - Nehemías

Id, comed grosuras, y bebed vino dulce, y enviad porciones a los que no tienen nada preparado; porque día santo es a nuestro Señor; no os entristezcáis, porque el gozo de Jehová es vuestra fuerza.(Nehemías 8:10)

Nehemías (su nombre significa «consuelo de Jehová») escribe la historia de su relación con el remanente que regresó de la cautividad. Fue a Jerusalén casi trece años después de Esdras, conmovido por las noticias que había recibido acerca del deteriorado estado de la ciudad. Dios le concedió gracia ante Artajerjes, rey de Persia, de quien era copero. Obtuvo autoridad para reconstruir las murallas de Jerusalén.

Hombre de fe, enérgico y administrador capaz, organizó a los judíos para el trabajo de reconstruir la muralla. Los estimuló para trabajar así como para luchar por los intereses de Dios en la ciudad. Su firme decisión, su sabia forma de evitar las astutas trampas del enemigo, sus cortas y fervientes oraciones, no dejan de atraer a todo lector interesado. No se puede ignorar la influencia de la autoridad del gobierno persa en todo el libro.

Nehemías es un libro especialmente útil en nuestros días. Ilustra el hecho de que la verdadera fidelidad a Dios de parte de sus hijos, y su propósito de corazón de construir una muralla de separación del mundo y de sus maldades, enfrentará ruda oposición del enemigo. Por pequeño y despreciable que un testimonio así pueda parecer a los ojos de los hombres, su firme y humilde fe en un día de confusión es preciosa para Dios.

17 - Ester

Mardoqueo era grande en la casa del rey, y su fama iba por todas las provincias; Mardoqueo iba engrandeciéndose más y más.(Ester 9:4)

El libro trata de los judíos durante el tiempo de su cautividad en un país extranjero, ocultos entre las naciones, pero bajo el cuidado providencial del Dios a quien ellos habían desobedecido. No obstante, el nombre de Dios no se encuentra en este libro: Él también está oculto. No puede vincular públicamente su nombre con ellos, debido a que su cautividad es el castigo a causa de su desobediencia. Además, éstos habían escogido permanecer en Persia a pesar de que Dios les había abierto el camino para que volviesen a Israel. No tenían un real interés por volver al lugar que Dios les había dado cuando otros lo habían hecho.

No obstante, aquí vemos la mano de Dios que se impone en misericordia y protección. Es una figura de la bendición que ha de venir a los hijos de Israel que ahora están dispersos, después de mucha cruel aflicción y persecución.

Ester misma puede recordarnos la belleza que Dios ve en su pueblo a pesar de su fracaso y alejamiento. En cuanto a Mardoqueo, es una figura de Cristo. Primero, protege al rey Asuero de aquellos que complotaban planeando su muerte. Luego, habiendo escapado a la muerte, ocupa un lugar cada vez más alto en Persia.

Este libro ilustra bien los tratos de Dios con cualquier verdadero creyente que se vuelve descuidado y desobediente en sus caminos. Éste no tiene una real comunión con Dios, no goza en la presencia del Señor. No obstante, Dios se preocupa de él permitiendo pruebas que tienen en vista su restauración en sumisión al Señor.

18 - Job

De oídas te había oído; mas ahora mis ojos te ven. Por tanto me aborrezco, y me arrepiento en polvo y ceniza.(Job 42:5-6)

Job es un libro poético del cual se reconoce desde hace mucho tiempo su espléndido lenguaje. Job probablemente vivió en la época de Abraham. Aunque era el hombre más justo de la tierra, Dios permitió que sufriese intensamente bajo la mano de Satanás. Sus tres amigos supusieron que, para merecer tal sufrimiento, Job debía haber sido culpable de un pecado encubierto. En sus discursos intentan, suavemente al principio y más cruelmente después, arrancarle una confesión al respecto. Job alega su propia inocencia, y piensa que la manera de obrar de Dios para con él es injustificada.

Sin embargo, este sentimiento explica la intervención divina, pues era necesario que Dios derribase la orgullosa justicia propia de Job.

Cuando los tres amigos de Job dejan de hablar, Eliú, un hombre joven, habla verdaderamente por Dios. Sus palabras afectan la conciencia de Job, que se queda sin respuesta. Eliú es una clara figura del Señor Jesús, el Intérprete de los caminos de Dios.

Luego, Dios mismo habla a Job desde un torbellino. Le señala las muchas maravillas de la creación que demuestran que la sabiduría del Creador es infinitamente más alta que el concepto del hombre, y que, en comparación, la sabiduría del hombre es una ignorancia patética. Job saca serias lecciones de todo esto y dice: “Me aborrezco, y me arrepiento en polvo y ceniza” (42:6). Éste es el gran punto decisivo, y “bendijo Jehová el postrer estado de Job más que el primero” (42:12). Job es un libro muy valioso para enseñarnos el verdadero juicio de nosotros mismos y la sumisión a la voluntad de Dios.

19 - Salmos

Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado.(Salmo 1:1)

El libro de los Salmos, al igual que el de Job, es un libro poético. Forman una colección que salieron de la pluma de varios escritores inspirados por Dios: David, Asaf, Moisés, Hemán, Etán, los hijos de Coré (V.M.), Salomón (V.M.), y posiblemente otros que se desconocen. Sin embargo, todo está perfectamente ordenado por la influencia del Espíritu de Dios. Están llenos de consolación cuando describen los sentimientos del corazón en todo tipo de circunstancias, trayendo la respuesta de Dios a cada necesidad del alma.

Ante todo, los Salmos hablan de Cristo, y en ellos encontramos sus propios sentimientos:

  • su preocupación por la gloria de Dios y por la bendición de las almas;
  • su estado de ánimo como Varón de dolores, Aquel que fue humillado, desechado por los hombres, y que sufrió la angustia de la cruz y el abandono de Dios;
  • su gozo ante los resultados producidos por su muerte expiatoria;
  • su ira, igualmente, contra la maldad del hombre.

Sus sentimientos fueron tan variados como las circunstancias que tuvo que enfrentar. Considerar sus sentimientos es un bálsamo maravilloso para los sentimientos de nuestros propios corazones.

No obstante, debemos recordar que los Salmos fueron escritos desde un punto de vista judío. Las bendiciones de Israel, junto con sus aflicciones, penas, y castigos, son lo más prominente en el libro. Éste es profético en cuanto a la historia de Israel a través de todas sus dificultades, hasta su elevación en la gloria del reino milenario. De ninguna manera esto disminuye las bendiciones espirituales que se encuentran en este libro para nosotros. Los Salmos proveen a nuestras almas consuelo y estímulo.

20 - Proverbios

Oirá el sabio, y aumentará el saber, y el entendido adquirirá consejo, para entender proverbio y declaración, palabras de sabios, y sus dichos profundos.(Proverbios 1:5-6)

El libro de los Proverbios es poético, escrito por el rey Salomón en su juventud. Contiene instrucciones sabias para la conducta en todas las esferas de la vida individual. Simplemente propone una gran verdad que domina el libro: “El principio de la sabiduría es el temor de Jehová” (1:7). Nos advierte contra males sutiles, dando al mismo tiempo las instrucciones para evitarlos.

Presenta las cosas en su verdadera luz, a fin de que el lector pueda formar un juicio apropiado y claro. También va a la raíz de los asuntos y muestra los motivos que producen ciertas acciones, exponiendo así al lector la verdadera forma de actuar de su propio corazón. Trata con los pensamientos, la boca, los labios, la lengua, el oído, el ojo, la mano, el pie, como estando todos relacionados con la conducta del individuo. Muestra fielmente el resultado de los pensamientos, de las palabras y de las acciones, buenas o malas; es decir, la cosecha de lo que se siembra. Y cuán claramente enseña que sólo el verdadero conocimiento del Señor mismo puede preservar el alma en los caminos de la verdad.

Las instrucciones de los Proverbios son principios apropiados al reino de paz de Salomón, y guardan un gran parecido a los principios del Reino de Dios, como en Mateo 5, 6 y 7. En Proverbios 25 a 30, encontramos proverbios de Salomón copiados por los varones de Ezequías, rey de Judá. Por tanto, son los recursos de Dios para los tiempos en los cuales el reino estaba en un estado de división y de ruina. Son particularmente preciosos también actualmente, cuando el reino de Dios se halla en un estado de deterioro. El libro proporciona un excelente curso de psicología.

21 - Eclesiastés

Miré yo luego todas las obras que habían hecho mis manos, y el trabajo que tomé para hacerlas; y he aquí, todo era vanidad y aflicción de espíritu, y sin provecho debajo del sol.(Eclesiastés 2:11)

El libro del Predicador (conocido con el nombre de “Eclesiastés”), también fue escrito por Salomón, pero en su vejez. Presenta un contraste patente con los Proverbios. Por inspiración divina, Salomón declara cuáles son los resultados de toda la sabiduría humana, de las ventajas y aspiraciones terrenales, del hecho de complacerse en todo lo que podía procurar la riqueza y la sabiduría y que parece prometer una gran felicidad en la tierra. Estando él en posición de probar todo esto completamente, pues fue más sabio y más rico que cualquier otro hombre, aprende por amarga experiencia que “todo era vanidad y aflicción de espíritu”.

Notemos que este libro invita al lector a sacar provecho de todas las cosas materiales “debajo del sol”, es decir, a considerar las cosas solamente desde un punto de vista terrenal. Nos enseña pues que, con la excepción de la revelación dada por Dios, la historia del hombre es miserable y sin esperanza. ¡Cuán maravilloso contraste con la presentación en el Nuevo Testamento del Señor Jesucristo: Él reveló la gloria de Dios e hizo conocer la herencia eterna de los creyentes en luz!

No se puede, pues, considerar que este libro enseñe doctrinas reveladas por Dios, sino que muestra los pensamientos y conclusiones del hombre aparte de la suprema revelación de los pensamientos de Dios.

Por lo tanto, esto sólo enfatiza más fuertemente el hecho de que debemos buscar mucho más arriba la plena verdad que satisfará las necesidades del corazón. Esta verdad es plenamente provista en la bendita persona del Señor Jesús, en quien se revela la gloria de Dios, tal como se ve de forma tan hermosa en el Nuevo Testamento. El libro de Eclesiastés proporciona, bajo muchos aspectos, un excelente curso de filosofía.

22 - Cantar de los Cantares

¡Mientras que el rey se reclina a su mesa, mi nardo difunde su fragancia!(Cantar de los Cantares 1:12, V.M.)

Este libro, escrito también por Salomón, es un libro poético que trata de la comunión personal del alma con el Señor Jesús. Siendo muy figurativo en su lenguaje, debe ser interpretado con reverencia y sobriedad. El versículo arriba citado encuentra su hermoso equivalente en el ungimiento del Señor Jesús por parte de María de Betania con su precioso perfume de nardo puro, símbolo de la fragante adoración que deleita el olfato de Dios.

El profundo gozo de la esposa, al contemplar las bellezas y glorias del Esposo, es un refrescante retrato del futuro gozo de Israel en el Señor, cuando sean reunidos nuevamente en su tierra y restaurados en un permanente favor durante el milenio. Ciertamente esto tiene una aplicación espiritual también ahora para la Iglesia, la esposa celestial de Cristo. No obstante, el libro no enseña una relación plenamente establecida y eterna de la Iglesia con Cristo, como lo hace la epístola a los Efesios. Por lo tanto, nos ayuda sobre todo en lo que concierne a las experiencias de nuestra relación personal con el Señor.

Nuestros ojos verán en tu faz adorable, De tu Padre, Señor, la inmensa caridad; Nos dejarás sondear el misterio insondable De tu gracia suprema en la eternidad.

¡Oh! cuando Tú verás a los que has redimido Cual fruto ya en sazón, de tu muerte en la cruz,
Con infinito amor del todo complacido, Gozarás en tenerlos por siempre en tu luz.

23 - Isaías

¡Cuán hermosos son sobre los montes los pies del que trae alegres nuevas, del que anuncia la paz, del que trae nuevas del bien, del que publica salvación, del que dice a Sion: ¡Tu Dios reina!(Isaías 52:7)

Isaías, que significa «Jehová ha salvado», encabeza apropiadamente a los profetas. Este libro es notable por sus conmovedores temas evangélicos. Sin embargo, al igual que la epístola a los Romanos, comienza con la exposición severa y fiel de la culpabilidad del hombre (la de Israel, en el caso de Isaías). Luego, el profeta utiliza las circunstancias de su época para ilustrar sus profecías acerca de sucesos y juicios futuros.

Los primeros treinta y cinco capítulos muestran, de forma general, cómo Dios actúa con Judá, Israel y las naciones. No permite ningún encubrimiento o excusa para el pecado, sino que lo exhibe en pura verdad.

Los siguientes cuatro capítulos (36-39) tratan de la historia de Ezequías, ilustrando al mismo tiempo la fidelidad de Dios en la protección de su pueblo, y el fracaso del pueblo en valorar correctamente las maravillas de Su gracia.

Pero, el ministerio de la gracia soberana comienza con el capítulo 40. Desde aquí en adelante se presenta el remedio para la condición de Israel en sus varios aspectos.

La siguiente nota de F. W. Grant es muy útil aquí: «Desde el capítulo 40 al 48, Israel es visto como el siervo, y siervo infiel; luego, desde el capítulo 49 al 60, Cristo es el Siervo Perfecto, puesto bajo la carga del pecado de otros; y finalmente, desde el capítulo 61 al 66, el remanente (de Israel) ahora es visto y aceptado como los siervos».

Aunque escrito en el lenguaje del Antiguo Testamento, este libro nos ayudará a obtener una perspectiva correcta del bendito Evangelio de la gracia de Dios.

24 - Jeremías

Fueron halladas tus palabras, y yo las comí; y tu palabra me fue por gozo y por alegría de mi corazón; porque tu nombre se invocó sobre mí, oh Jehová Dios de los ejércitos.(Jeremías 15:16)

Jeremías («Jehová establece» o «Jehová levanta») ha sido llamado el profeta llorón o lamentoso. Llamado por Dios cuando aún era joven, profetizó durante los reinados de Josías, Joacim, Joaquín y Sedequías, y después de la captura de Judá y de Jerusalén (al parecer cerca de cuarenta años en total).

Era de la familia de los sacerdotes, pero, al igual que Juan el Bautista, fue más un profeta que un sacerdote.

El profundo dolor de su alma acerca de la condición del reino de Judá es evidente, pero entrega fielmente el severo mensaje de Dios anunciando que los caldeos llevarían a Judá a la cautividad. Sin embargo, aunque fue afligido hasta angustiarse, el hecho de que escribiese el versículo arriba citado es precioso. La Palabra de Dios había penetrado en las profundidades de su ser, y en ella encontró gozo y regocijo en el corazón, porque conocía la realidad de ser llamado en el nombre de Jehová. Su gozo y fortaleza se destacan en medio del dolor y la debilidad. Tenía el corazón de un sacerdote y la fidelidad de un profeta.

Cuando Sedequías fue tomado cautivo y el reino de Judá fue hecho tributario, a Jeremías, así como a otros, se le permitió permanecer en la tierra bajo la autoridad de Gedalías. Pero otros problemas surgieron como consecuencia de la desobediencia de la pequeña parte del pueblo que quedó en Palestina. Jeremías continuó profetizando, pero sus palabras fueron rechazadas incluso por el remanente preservado. Su último capítulo es estrictamente histórico, pero demuestra la verdad de sus profecías.

Jeremías es un excelente libro para estimular a la perseverancia ante el pesar y la oposición.

25 - Lamentaciones de Jeremías

¿No os conmueve a cuantos pasáis por el camino? Mirad, y ved si hay dolor como mi dolor que me ha venido; porque Jehová me ha angustiado en el día de su ardiente furor.(Lamentaciones 1:12)

Este libro es muy conmovedor; fue escrito después de la cautividad de Judá, cuando la ciudad de Jerusalén estaba desolada. Pero el lenguaje mismo del profeta testifica claramente de la tierna preocupación de Dios por su pueblo en todas sus aflicciones.

Si, por una parte, los dolores de Israel se consideran causados por la maldad de sus enemigos (y Dios tiene esto completamente en cuenta), por otra parte, Jeremías ve la mano de Dios castigando a Judá por sus pecados. El lenguaje del autor es apropiado para aquellos que son ejercitados en sus conciencias ante Dios, y que adoptan una posición de quebrantamiento y confesión.

Como sacerdote, Jeremías conoció lo que en realidad significaba “comer la ofrenda por el pecado” (compárese con Levítico 6:25-26); es decir, sentir en su propia alma el pecado del pueblo de Dios como si fuera el suyo propio, y confesarlo como tal. Este libro es muy importante para los creyentes de hoy, especialmente en lo que concierne a la actitud que conviene adoptar ante la tristeza y la confusión del testimonio público de la Iglesia de Dios en la tierra. Las lecciones de este libro deberían influenciar nuestras propias experiencias. No deberían desalentarnos ni entristecernos, sino que deberían desarrollar en nosotros una actitud más seria, más humilde, y una determinación para afrontar honestamente la verdad tal como es.

26 - Ezequiel

He aquí que tú eres a ellos como cantor de amores, hermoso de voz y que canta bien; y oirán tus palabras, pero no las pondrán por obra.(Ezequiel 33:32)

Ezequiel («Dios fortalecerá»), al igual que Jeremías, era también un sacerdote, pero profetizó fuera de la tierra de Israel, en la cautividad. Profetizó primero tanto contra Judá como contra Israel, describiendo la servidumbre, los sufrimientos y la humillación de ellos de diversas maneras.

Dios se sirve de las circunstancias personales de Ezequiel para dirigirse a Israel. El mismo profeta debe sentir la amargura de las cosas de las cuales profetiza. He aquí otro sacerdote, por consiguiente, quien de manera muy seria y práctica “come el sacrificio por el pecado” (Ezequiel 44:29). Debe sentir, no solamente el pecado del pueblo de Dios, sino los juicios gubernamentales de Dios contra el pecado.

Incluso la humillación y la angustia de Ezequiel no logran tocar el corazón de su pueblo. Había sido advertido con anticipación que ellos no le escucharían, pero debe, de todos modos, hablar de parte de Dios.

En los capítulos 24 al 32, anuncia el juicio de Dios sobre las naciones gentiles de alrededor. Luego, vuelve a profetizar nuevamente con referencia a su propia nación. Esta vez, habla de la gracia de Dios que restaurará finalmente a aquella nación afligida después de haber pasado por dolorosos juicios.

Los capítulos 40 al 48 describen el futuro templo y las divisiones del país en el reino milenario.

Ezequiel es un libro muy provechoso para animar al alma a mantenerse firme ante Dios, incluso en la soledad y continua adversidad.

27 - Daniel

Sea bendito el nombre de Dios de siglos en siglos, porque suyos son el poder y la sabiduría. Él muda los tiempos y las edades; quita reyes, y pone reyes; da la sabiduría a los sabios, y la ciencia a los entendidos. Él revela lo profundo y lo escondido.(Daniel 2:20-22)

Daniel («Dios es mi juez») también profetizó durante la cautividad de Israel. Ganó un puesto de honor y respeto entre los gentiles por medio de la simple y firme realidad de su fe en el Dios viviente. Su vida está caracterizada por una piedad invariable, de sabia y circunspecta conducta, sin comprometer nunca la verdad.

Hasta el final del capítulo 6, se presentan asuntos históricos de profundo interés. Éstos proporcionan una clara revelación del carácter de los reinos de babilonia y de los medos y los persas. También nos muestran el cuidado protector de Dios por el remanente de Israel entre los gentiles. Estos relatos históricos revisten también un carácter profético al presentar los acontecimientos que sucederán en el futuro.

Desde el capítulo 7 hasta el final del libro, el tema es el de las particulares visiones proféticas dadas a Daniel. Estas visiones conciernen a los grandes imperios del mundo, así como a la relación de Israel con ellos, y al triunfo final del Señor de gloria sobre todas las naciones, a favor de su propio pueblo.

Este libro excelente nos enseña que la profecía sólo se comprende bien cuando uno camina fiel y piadosamente. Dios espera de los suyos un interés vital en sus revelaciones proféticas.

28 - Oseas

Vuelve, oh Israel, a Jehová tu Dios; porque por tu pecado has caído. Llevad con vosotros palabras de súplica, y volved a Jehová, y decidle: Quita toda iniquidad, y acepta el bien, y te ofreceremos la ofrenda de nuestros labios.(Oseas 14:1-2)

Oseas (que significa «Salvación») es igualmente una profecía dada durante los reinados de varios reyes de Judá, que finaliza con Ezequías. Su primer capítulo es un breve repaso de los tratos de Dios con Judá e Israel (Israel es llamado también “Efraín” en este libro, porque fue esta tribu la que condujo a Israel a la rebelión). Dios señala la sucesiva infidelidad de cada uno, y el hecho de que ellos habían sido reducidos al mismo nivel que los gentiles: “No pueblo mío” (1:9, nota). Sin embargo, demuestra Su soberana gracia al restaurarlos como “hijos del Dios viviente”. Tanto Judá como Israel serán reunidos otra vez bajo un Jefe.

El relato del libro concierne sobre todo a Israel (o Efraín). Consiste en una vigorosa y mordaz exposición de la degradada corrupción de las diez tribus. Judá solamente es mencionada incidentalmente.

El último capítulo, sin embargo, muestra maravillosamente a Dios como el recurso y el remedio para la arruinada condición de Efraín. De hecho, se reconoce a Dios en la bendita persona de su Hijo, aunque de manera velada y no tan claramente como en el Nuevo Testamento. El capítulo también llama tiernamente a Efraín a regresar al Señor Dios, y este llamamiento produce preciosos resultados.

Cuán necesario es este libro, no solamente para advertir a un corazón que se aleja de Dios, sino para mostrar cómo volver a Él.

29 - Joel

Jehová dará su orden delante de su ejército; porque muy grande es su campamento; fuerte es el que ejecuta su orden; porque grande es el día de Jehová, y muy terrible; ¿quién podrá soportarlo?(Joel 2:11)

Joel («Jehová es Dios») no da ninguna indicación de la época de su profecía. El tema es “el día de Jehová” (1:15) con sus grandes y espantosos juicios. Una devastadora invasión de insectos había provocado el hambre en Israel, y Joel utiliza esto como una ilustración patente de la invasión de Israel en los últimos días por el Rey del norte y sus ejércitos. Aunque orgullosos, fieros e impíos, esos ejércitos son, a pesar de todo, el medio empleado por Dios para castigar a su pueblo Israel. Cubrirán la tierra como una multitud de insectos parásitos, pero al final forzarán a Israel a doblar las rodillas ante Dios. Y cuando Israel haya confesado su pecado, el Señor mismo juzgará severamente a estas naciones gentiles, y liberará a los afligidos de Judá e Israel.

Los prodigios y maravillas mencionados (2:30-31) ocurrirán antes de que venga el día de Jehová. Se trata de los primeros tres años y medio de la “semana” de Daniel, antes de la “gran tribulación” que comienza en la mitad de esta semana de siete años. El derramamiento del Espíritu de Dios, mencionado en los versículos anteriores (v. 28-29) ocurre “después”, es decir, en la época de bendición del milenio. La cita que hace Pedro a este respecto (Hechos 2:18-21) no sugiere que esto se cumpliera plenamente en aquel tiempo; hace simplemente una aplicación para la presente época.

El libro de Joel ilustra la solemne advertencia de que aquellos que siembran vientos, recogen tempestades.

30 - Amós

En aquel día yo levantaré el tabernáculo caído de David, y cerraré sus portillos y levantaré sus ruinas, y lo edificaré como en el tiempo pasado.(Amós 9:11)

Amós (que significa «carga» o «cargador») recibió esta profecía en los días de Uzías, quien reinó en Judá en el tiempo que Jeroboam II reinaba en Israel, y “dos años antes del terremoto”, que evidentemente dejó una gran impresión. Probablemente, la profecía precedió al terremoto, de modo que esto le dio una seria importancia a ésta.

Este libro es impresionante por su ordenada y deliberada condenación del mal —especialmente en Israel—, y por los resultantes juicios moderados de Dios. El mal se expresa de manera objetiva y según un contexto judicial, más bien que en ardiente ira. El castigo de Dios se legitima según la culpabilidad del pueblo.

En primer lugar, varias naciones son convocadas para el juicio: los sirios, los filisteos, Tiro, Amón, Moab, y Edom. Pero si Dios debe juzgar en justicia a las naciones, entonces Judá e Israel también deben ser traídas ante Su trono, y el juicio debe ser rendido con justicia e imparcialidad. Como todas las demás profecías, la de Amós finaliza con la victoria de Dios sobre el mal, y con la restauración de Judá e Israel mediante el poder y la gracia de Dios.

Es un excelente libro para mostrarnos que Dios juzga tan serena y decididamente nuestros propios caminos como el camino de otros. No obstante, se deleita en restaurarnos cuando volvemos a Él.

31 - Abdías

Si te remontares como águila, y aunque entre las estrellas pusieres tu nido, de ahí te derribaré, dice Jehová.(Abdías 4)

Abdías («siervo de Dios») escribe el libro más corto del Antiguo Testamento. Profetiza enteramente contra Edom, es decir la familia de Esaú, el hermano de Jacob. Su odio y violencia contra Israel eran el terrible resultado del orgullo y la justicia propia. No podía soportar que Dios bendijera a su hermano.

Notemos que Dios no solamente toma en cuenta su flagrante maldad externa, sino los motivos secretos del corazón: “¡Cómo fueron escudriñadas las cosas de Esaú! Sus tesoros escondidos fueron buscados” (v. 6). El profeta denuncia seriamente su malévolo deleite en el sufrimiento de Israel, y en el hecho de sacar ventaja de las desgracias de Israel para fortalecerse a sí mismo. El resultado de todo esto es el terrible juicio de Dios.

El nombre de Edom podría ser una deformación del de Adán. La carne caracteriza pues a esta nación, y “los que viven según la carne no pueden agradar a Dios” (Romanos 8:8). La carne puede manifestarse de varias formas que agradan a los sentidos naturales y que interesan a las mentes racionalistas de los hombres. Actualmente, el fuerte movimiento humanista ofrece un marcado ejemplo de esta pretensión orgullosa, pero vacía, de la carne. El aterrador juicio de Dios caerá contra tal pretensión, mientras que el pueblo de Dios será liberado.

El libro de Abdías nos lleva a que juzguemos muy seriamente nuestros caminos y los secretos pensamientos y sentimientos de nuestros corazones.

32 - Jonás

Cuando mi alma desfallecía en mí, me acordé de Jehová, y mi oración llegó hasta ti en tu santo templo.(Jonás 2:7)

Jonás (que significa «paloma») es, ante todo, la historia personal de este profeta, en un momento de su vida, cuando Dios lo envía a profetizar contra Nínive, la capital de Asiria. Este libro no nos muestra el pensamiento secreto del corazón de un incrédulo, sino más bien el de un siervo escogido por Dios. Para nuestro beneficio, el profeta debe exponer fielmente todo lo que vivió en esta experiencia, a pesar de la humillación que eso debió costarle.

Cuando recibe un mensaje de Dios, al principio huye rehusando la responsabilidad de entregarlo. Pero Dios ejerce su disciplina echándolo al mar y preparando un gran pez para que se lo tragase, lo que tiene como resultado humillar su alma y hacer que clame a Dios desde el vientre del pez. Dios manda al pez, y éste vomita a Jonás en tierra. Después de esta traumática experiencia, Jonás se somete y va a Nínive a proclamar lo que Dios le dice. Sin embargo, se atribuye el mérito del mensaje y piensa más en su reputación como profeta que en los derechos de Dios a mostrar misericordia a una ciudad arrepentida.

¿No hay en esto una lección para nosotros, de no buscar ninguna gloria o lugar de honor en el desempeño de un servicio para el Señor? Antes nos conviene obedecer por amor a Él y por amor a las almas de los demás.

Notemos también que Jonás registra el hecho de que Dios se queda con la última palabra respecto a él. El relato de toda su penosa experiencia es consignado con estilo explícito e indica claramente que al final su alma se vio realmente beneficiada por todo eso.

33 - Miqueas

Vendrán muchas naciones, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, y a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará en sus caminos, y andaremos por sus veredas; porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová.(Miqueas 4:2)

Miqueas («¿quién es como Dios?») muestra al Señor viniendo a juzgar, no sólo a Israel, sino a todas las naciones. La condición de Judá e Israel es como una indicación del estado de todos los “pueblos” de la “tierra, y cuanto hay en ella” (1:2). Así pues, si Dios, en Amós, debe juzgar a Israel una vez que Él haya empezado a juzgar a las naciones, en Miqueas, Él debe juzgar a las naciones si Israel debe ser juzgado. Porque Israel no es sino una muestra de toda la humanidad: la prueba de su culpabilidad es la prueba de la culpabilidad del mundo ante Dios (compárese con Romanos 3:19). Dios puede, pues, ejecutar solo este juicio, y es infinitamente capaz de hacerlo.

Luego, también vemos que Dios solo posee el remedio, quien perdona la iniquidad porque se deleita en misericordia. Hace que su pueblo vuelva a él, y echa en lo profundo del mar todos sus pecados (7:19). La bendición de Israel significará gran bendición para las naciones, las que se deleitarán en el monte de Jehová en Jerusalén.

El capítulo 5 contiene la gran profecía de la venida del Mesías, el Protector de su pueblo, cuando el asirio de los últimos días los ataque.

El libro muestra de manera admirable que, cuando todo se derrumba por completo, Dios es la Roca eterna: “¿Qué Dios como tú, que perdona la maldad, y olvida el pecado del remanente de su heredad? No retuvo para siempre su enojo, porque se deleita en misericordia” (7:18).

34 - Nahum

Jehová es tardo para la ira y grande en poder, y no tendrá por inocente al culpable. Jehová marcha en la tempestad y el torbellino, y las nubes son el polvo de sus pies.(Nahum 1:3)

Nahum («consuelo») es una vigorosa profecía del juicio de Nínive, la capital de Asiria, la cual representa al Rey del Norte en un día venidero. Mientras que Egipto representa para nosotros el mundo en su complaciente independencia de Dios, Asiria indica la iracunda oposición a Él.

De hecho, esta profecía se refiere a la crueldad de Asiria cuando su rey Senaquerib (el “destruidor”; 2:1) invadió Israel. Se cumplió parcialmente cuando Nínive fue destruida. También considera el juicio divino sobre el Rey del Norte en los últimos días. Nótese que a la decidida rapacidad de este enemigo, Dios le opone el inflexible rigor de su juicio.

Los primeros versículos del libro describen la indignación y la ardiente ira de Dios. A esto sigue, en el versículo 7, un maravilloso consuelo: “Jehová es bueno, fortaleza en el día de la angustia; y conoce a los que en él confían”. Él es tardo para la ira, perfecto y tranquilo en el examen de las situaciones, porque no desea condenar. Pero juzgará el mal, por medio de una tempestad o de un torbellino: aquí se verá la sabiduría de Su “marcha” (1:3).

Aprendamos bien de este profeta lo que caracteriza la fuerza de Dios: un terror cuando obra con ira contra sus adversarios, pero una bendición cuando protege a los suyos.

35 - Habacuc

Se levantó, y midió la tierra; miró, e hizo temblar las gentes; los montes antiguos fueron desmenuzados, los collados antiguos se humillaron. Sus caminos son eternos.(Habacuc 3:6)

Habacuc («ardiente abrazo») es una profecía que trata particularmente del profundo ejercicio y dolor de un israelita piadoso al considerar la vergüenza y degradación de su propia nación, el cautiverio por “los caldeos, nación cruel y presurosa”. Este despectivo enemigo —el Imperio babilónico— es el retrato exacto del mundo en su corrupción y confusión religiosa, es decir, en su grosero mal uso de las bendiciones de Dios. No es sorprendente que un israelita piadoso en cautividad se vea profundamente apenado por semejante tipo de maldad. Hoy en día, ¿no ha esclavizado el mismo terrible enemigo a la iglesia profesante?

No obstante, estas penas hacen que el profeta «abrace ardientemente» las promesas de Dios. Lo conducen a una confianza plena en el poder y la gracia soberana de Dios. Reconoce que Dios mide la tierra y, por lo tanto, todo lo que hay en ella: las naciones que Él humillará dolorosamente; “los montes antiguos” (las más altas autoridades) que Él dispersará, aunque el hombre piense que son eternas; “los collados” (las autoridades de menor rango) se inclinarán ante Él (3:6). Puesto que Dios hará eso, cualquiera fuere la destitución y desolación de Israel, el profeta puede decir verdaderamente: “Con todo, yo me alegraré en Jehová” (3:18).

Este libro puede ayudar a aquellos que, enfrentados al mal y a difíciles condiciones, se afligen delante de Dios.

36 - Sofonías

Jehová está en medio de ti, poderoso, él salvará; se gozará sobre ti con alegría, callará de amor, se regocijará sobre ti con cánticos.(Sofonías 3:17)

Sofonías («Dios ha escondido») profetizó en los días de Josías, un rey piadoso cuya fe y energía habían producido un notable avivamiento en Israel, pero sólo en apariencia. Este libro no toma nota de este avivamiento. Comienza con una espontánea declaración del arrollador juicio de Dios, quien quitará todo de sobre la tierra. El aparente avivamiento escondía la verdadera condición del corazón de la nación, el cual no había cambiado. La evidencia de esta situación apareció después de la muerte de Josías. Poco importaba la apariencia de las mejoras, Dios había decretado que su juicio se aplicaría de forma general, y en particular sobre Judá y Jerusalén.

Sin embargo, el libro trata de forma hermosa los efectos de estos juicios de Dios, en el hecho de que producirán grandes bendiciones en un día venidero. Dios hará una alabanza y un nombre a su pueblo en medio de todas las naciones donde estaba cubierto de vergüenza. Él, el rey de Israel, estará en medio de Jerusalén, otrora ciudad culpable. Salvará y se regocijará en ella; descansará en su amor. Su larga obra para con ella habrá terminado y la tristeza de su corazón a causa de su pueblo se volverá un canto exultante.

El hecho de poner atención a esta profecía seguramente nos preservará del tan difundido error de sostener que los actuales avivamientos podrían impedir el juicio de Dios sobre la cristiandad. ¡No es el caso! La venida del Señor es inminente.

37 - Hageo

Así dice Jehová de los ejércitos: De aquí a poco yo haré temblar los cielos y la tierra, el mar y la tierra seca; y haré temblar a todas las naciones, y vendrá el Deseado de todas las naciones; y llenaré de gloria esta casa, ha dicho Jehová de los ejércitos.(Hageo 2:6-7)

Hageo («festivo») fue escrito después del regreso del cautiverio de los judíos a Jerusalén. Su tema es el templo, destruido en el pasado, pero del cual los cimientos fueron reconstruidos en una escala más pequeña.

Insiste ante el pueblo acerca de la vergüenza de la negligencia de ellos respecto a la casa de Dios y su reconstrucción. Les urge a que mediten bien sobre sus caminos (1:5,7). Este fiel profeta busca despertarlos y sacarlos de su egoísmo en que vivían en “artesonadas” casas mientras que la casa de Dios era descuidada. Porque muy pronto el Señor “hará temblar los cielos y la tierra... y vendrá el Deseado de todas las naciones” (2:6-7), es decir, Cristo, el gran Mesías, por quien la casa de Dios será llena de gloria.

El libro de Hageo propone cuatro mensajes distintos:

  • El primero corresponde al capítulo 1 y presenta graves reproches. Felizmente, éstos produjeron buenos efectos en los líderes y en el pueblo, al ser movidos a construir la casa de Dios.
  • El segundo mensaje (2:1-9) presenta un estímulo refrescante en su preciosa visión profética de Cristo.
  • El tercer mensaje (2:10-19) insiste acerca de la pureza y separación apropiadas para la casa de Dios, y urge a considerarla con seriedad.
  • El cuarto mensaje (2:20-23) proféticamente presenta el derrumbamiento de todos los reinos opresores, y la bendición establecida en la persona del Siervo de Jehová, el Mesías, representado por Zorobabel, gobernante de Israel.

Seguramente, este libro debería estimularnos con respecto a los intereses de Dios en su “casa espiritual” (1 Pedro 2:5), la Iglesia de Dios.

38 - Zacarías

En aquel día yo pondré a Jerusalén por piedra pesada a todos los pueblos; todos los que se la cargaren serán despedazados, bien que todas las naciones de la tierra se juntarán contra ella.(Zacarías 12:3)

Zacarías («Dios se acordó») escribe en la misma época que Hageo, pero trata con la ciudad de Jerusalén. Recuerda al pueblo el disgusto de Dios con sus padres que se tradujo en castigos y servidumbre: una evidente advertencia de lo que la ciudad aún sufriría si ellos obraran como “sus padres” (Zacarías 1:4).

La profecía continúa mostrando de qué manera los ojos de Dios toman nota tanto de la culpa de Jerusalén como de la culpa de aquellas naciones que se encargan de dispersar a Judá (véase 1:21). Jerusalén es el centro terrenal de Dios, y Él no tolerará la orgullosa intervención de los hombres para atacarla, o para protegerla con condescendencia. Dios tratará con ella y la purificará: el propio Mesías, a quien traspasaron, aparecerá en la ciudad y producirá un profundo arrepentimiento que ninguna otra cosa podría producir (12:9-14). Entonces Él saldrá y peleará, y Judá peleará con Él contra sus enemigos opresores. Y Jerusalén será el gran centro de toda la tierra. Las naciones harán juramento de lealtad a ella, la ciudad del gran Rey (capítulo 14).

Que este libro haga recordar a nuestros corazones que, hoy en día, el centro de Dios para su Iglesia no está en la tierra, sino en el cielo. Verdaderamente, es la bendita persona del Señor resucitado. Dios no tolerará ningún rival, ni nada que sustituya este Centro glorioso.

39 - Malaquías

Entonces los que temían a Jehová hablaron cada uno a su compañero; y Jehová escuchó y oyó, y fue escrito libro de memoriadelante de él para los que temen a Jehová, y para los que piensan en su nombre.(Malaquías 3:16)

Malaquías («mi mensajero») nos muestra la miserable condición de complacencia propia, de los judíos que habían regresado del cautiverio. Su energía se había deteriorado rápidamente hasta llegar a un estado de insensible indiferencia a la reivindicación de Dios, buscando sólo sus propios intereses.

Las palabras de Dios se parecen a un solemne alegato, en el cual Él condena el grosero desprecio de ellos por diferentes cosas en relación con Él. Pero, ¡he aquí que responden con descaro y desafío, como si estuviesen enteramente sin culpa! Éstas son las últimas palabras que Dios dirige a Israel hasta que, cuatrocientos años más tarde, envíe a Juan el Bautista. Israel, rehusando escuchar a Dios, deberá cosechar los amargos resultados de su arrogante opción.

No obstante, ¡cuán precioso es ver a aquellos que en su corazón “temían a Jehová”!; sin duda, eran unos cuantos de entre el remanente que había regresado a Judá. Sus nombres no son citados, porque para ellos lo precioso era el nombre del Señor. Hablaban a menudo unos a otros acerca de las cosas de Dios, y esto era un deleite para Su corazón. Dios nos asegura que no serán olvidados, sino que, a propósito de ellos, “fue escrito libro de memorial delante de él” (3:16).

Este último libro del Antiguo Testamento revela, de manera apropiada a nuestro tiempo, el interés que Dios atribuye a los pensamientos y motivos del corazón, y no meramente a las acciones. Y a ellos se les promete que “nacerá el Sol de justicia” (4:2): Cristo vendrá con poder y gran gloria.

40 - Mateo

Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón;y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.(Mateo 11:29-30)

El evangelio de Mateo («Regalo de Dios»), primer libro del Nuevo Testamento, está escrito con una perspectiva judía, y conserva una admirable continuidad con el Antiguo Testamento. Presenta al Señor Jesucristo como el largamente esperado Mesías de Israel. Por lo tanto, su genealogía se remonta hasta David y Abraham. Esta genealogía corresponde a la de José y, por consiguiente, establece su derecho oficial al trono.

Este evangelio es el único libro de la Escritura que utiliza la frase “el reino de los cielos”. Esto nos muestra que, mientras estaban bajo la ley, la autoridad del reino de Dios había sido confiada a los judíos y Jerusalén era la sede de ese reino. Pero debido al completo fracaso de Israel, Dios había revocado esta situación, y su reino tenía entonces su sede en el cielo. Antes había hablado en la tierra entre los judíos, pero ahora hablaba desde el cielo. Esto explica la razón por la cual Mateo se refiere a menudo al reino de Dios como el “reino de los cielos”. Este evangelio marca un cambio notable y completo en los caminos dispensacionales de Dios (pasando de la dispensación de la ley a la de la gracia). Cristo, el verdadero Rey, vino y regresó, de hecho, al cielo.

En conformidad con lo que precede, comprendemos que Mateo insista sobre una sumisión y obediencia a la soberana autoridad del Señor Jesús —no a la ley, sino a Aquel que está por encima de la ley—. “Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí”. Por consiguiente, se pone énfasis en las obras, en las obras de la fe, por supuesto, porque la autoridad (y no la gracia, como en Lucas) es el gran tema de Mateo. Estas lecciones serán provechosas si echan raíz en nuestros corazones.

41 - Marcos

El Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.(Marcos 10:45)

Marcos da un relato conciso y enérgico del servicio del Señor Jesucristo, presentándolo como el Siervo perfecto de Dios. Su lenguaje es directo y sencillo, y su descripción de los eventos sigue el orden cronológico en que éstos realmente sucedieron. Ninguno de los demás evangelistas sigue este orden, pero cada uno utiliza un orden adecuado para el tema que trata.

A medida que las escenas pasan rápidamente una tras otra, la humildad y el servicio incansable del Señor Jesús brillan de forma hermosa en este evangelio. Él satisface la necesidad de incontables personas, en el momento y de la manera perfectos. Su muerte, también, corresponde al sacrificio de un siervo perfectamente consagrado a la voluntad de Dios, a fin de responder a las necesidades más profundas de las almas de los hombres.

Aquí se pone en evidencia el carácter de ofrenda por el pecado de su sacrificio. No solamente el hecho de que llevó nuestros pecados, sino que soportó todo el juicio contra el pecado, la terrible raíz de los pecados, el principio mismo de todo lo que se opone a Dios. El Señor Jesús sirvió a Dios en absoluta consagración hasta aceptar, pavorosa necesidad, el ser abandonado por Dios en aquellas horas de indecibles sufrimientos.

Notemos que Marcos utiliza frecuentemente las palabras “muy pronto”, “en seguida”, “inmediatamente”, “al instante”, “al momento”, y otras similares (también en la V.M.) que traducen la misma palabra griega (más o menos 40 veces). Bajo este precioso carácter de Siervo, no sólo admiramos al Señor Jesús por su consagración, sino también como ejemplo a seguir por los que son salvos por su gracia.

42 - Lucas

Él les dijo: ¿Por qué estáis turbados, y vienen a vuestro corazón estos pensamientos?Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy; palpad, y ved; porque un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo.(Lucas 24:38-39)

Lucas («una luz») es el único autor gentil conocido de un libro de la Escritura. Aquí Cristo es presentado como el “Hijo del Hombre”, admirable en toda la realidad y la perfección de su humanidad. Respecto de Cristo, encontramos aquí:

  • su nacimiento, anunciado y descrito,
  • su crecimiento en sabiduría y estatura,
  • su accesibilidad por el interés en el bienestar de la humanidad,
  • su “deseo” de comer con sus discípulos (Lucas 22:15),
  • sus palabras de perdón en la cruz,
  • la demostración a sus discípulos de la realidad de su resurrección,
  • su ascensión corporal al cielo.

Si bien en Mateo se ve la autoridad, y en Marcos el servicio, en Lucas resplandece la gracia, no sólo para Israel, sino también para con los hombres. Esto lo comprobamos de forma sorprendente en las parábolas y los milagros del Señor Jesús.

Por consiguiente, esta gracia, que se deleita en bendecir y elevar al alma hasta la presencia de Dios, no puede ser satisfecha con nada menos que la comunión cálida y sin estorbo de los creyentes con su Dios.

Esto nos recuerda el carácter de la ofrenda del sacrificio de paz de la obra expiatoria del Señor Jesús, rasgo predominante en Lucas. Su obra reúne juntos a Dios y al hombre en paz y concordia. Dios recibe su porción de la comida de la ofrenda, el Sacerdote (Cristo) recibe también la suya, y los que ofrecen también reciben su parte. Todos, por decirlo así, comen juntos.

43 - Juan

Aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.(Juan 1:14)

Juan («Dios es dador de gracia») es un evangelio único en su gloria majestuosa. Aquí el Señor Jesús se manifiesta como el mismo Creador, el eterno, el unigénito Hijo de Dios, enviado del Padre para revelar plenamente su gloria. Esto sobrepasa la autoridad, el servicio o la gracia, y manifiesta la luz y el amor del eterno Dios. El Señor se presenta como el centro de nuestra adoración.

El evangelio, por lo tanto, no es sinóptico (es decir, que no proporciona una vista general de la vida y de las obras del Señor en la tierra), como lo son los otros tres, sino que centra ante todo nuestra atención en su naturaleza, su persona y sus palabras. Incluso sus enemigos atestiguaron en cuanto a él: “¡Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre!” (7:46). Los milagros y parábolas aquí registrados proporcionan un claro testimonio de su divina gloria personal. Encontramos palabras pronunciadas por sus propios labios: “Antes que Abraham fuese, yo soy” (8:58). Y los siete “Yo soy” del evangelio de Juan son bien conocidos.

Igualmente, el relato noble y digno de su crucifixión nos cautiva. Percibimos el carácter del holocausto (un sacrificio por fuego) de su servicio. La acción de quemar nos habla de todo lo que subía como olor grato para Dios; el sacrificio de Cristo es ante todo para la gloria de Dios.

Por una parte, la dulce sencillez de este libro le confiere un poder de atracción para el menos inteligente. Por otra, sus profundidades de significado más secretas han despertado la sincera admiración de los más profundos eruditos.

44 - Hechos

Con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús,y abundante gracia era sobre todos ellos.(Hechos 4:33)

Los Hechos de los Apóstoles relatan la manera en que la sabiduría divina ordenó acontecimientos para sacar gradualmente a las personas de la precedente dispensación de la ley, establecida por Dios, a fin de que gocen de la plena libertad de la “administración (o dispensación) de la gracia de Dios” (Efesios 3:2). El poder y la obra del Espíritu Santo se ven aquí de forma hermosa, mientras que los apóstoles son empleados por Dios para el establecimiento del cristianismo.

La obra comienza en Jerusalén con el descenso del Espíritu Santo en el capítulo 2, bajo la forma de lenguas repartidas (v. 3). Cuando Israel, al someter al martirio a Esteban (cap. 7), rehusó el segundo llamamiento de la gracia (puesto que antes habían rechazado a su propio Mesías), Dios entonces levanta al apóstol Pablo y lo envía como mensajero especial a los gentiles. La gracia de Dios se extiende al mundo entero. De esta manera se forma la Iglesia de Dios por el poder del Espíritu Santo, siendo bautizados en un solo cuerpo tanto los creyentes judíos como los creyentes gentiles.

Observemos también en este libro el gran cuidado de nuestro Dios por conservar una unidad verdadera y vital de esta obra y de los creyentes en todo lugar.

Somos fundamentados así por la realidad, la simplicidad y el consuelo de los primeros días de la Iglesia. Dios mantiene el orden y la unidad sin tener que llamar a una organización y a disposiciones humanas. Esto demuestra la suficiencia de Cristo como centro para reunir a su pueblo, y del poder del Espíritu de Dios como lo único que puede dirigir toda actividad espiritual, ya sea adoración, comunión, servicio o testimonio.

45 - Romanos

Siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús.(Romanos 3:24)

Romanos («los fuertes») entrega la verdad que constituye el fundamento del cristianismo. Aquí Dios es el Juez soberano, absoluto en justicia, el que descubre y saca a luz el pecado de toda la humanidad, sin permitir ninguna excusa, sin perdonar ningún mal, cualquiera sea su grado, de tal modo que “el mundo todo se tenga por reo delante de Dios” (Romanos 3:19, V.M.).

Sin embargo, en justicia pura, Él ofrece completa justificación de la culpa, porque ésta se basa en “la redención que es Cristo Jesús”, Aquel que se ve como el gran sustituto que lleva el castigo del pecado mediante su propio sacrificio. Todo creyente en Él es así declarado libre de todo cargo, y constituido justo delante de Dios.

La importancia de la cruz se ve, también, con referencia a la liberación del poder del pecado que mora en nosotros. La verdad es presentada de tal manera que encuentra al pecador donde él está al comienzo, y lo saca, por medio de un trabajo en su alma, de la servidumbre y las tinieblas a la libertad y la luz, estableciendo sus pies en caminos de justicia.

En los capítulos 9, 10 y 11, se muestra que los consejos y caminos de Dios respecto a Israel guardan armonía con estas verdades reveladas ahora en el cristianismo. Dios es el gran Vencedor y, por lo tanto, todos los que confían en él son bendecidos.

Desde el capítulo 12, se dan instrucciones para una conducta práctica basada en el fundamento sólido y eterno de la gracia justificadora de Dios.

¡Cuán magnífico es este libro, que justifica y libera el alma, y estimula toda virtud piadosa!

46 - 1 Corintios

Nosotros predicamos a Cristo crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero,y para los gentiles locura; mas para los llamados, así judíos como griegos, Cristo poder de Dios, y sabiduría de Dios.(1 Corintios 1:23-24)

1 Corintios (Corinto significa «saciado») es una epístola escrita para corregir los desórdenes permitidos en Corinto en la temprana Iglesia.

Esta epístola establece sólidos y prácticos principios de orden y gobierno de la iglesia, muy necesarios para la Iglesia de Dios en todo el mundo. Esta aplicación general de principios fundados en la autoridad de la Palabra resalta en los capítulos 1:2; 4:17; 11:16 y 14:33, 37.

Corinto era un centro de filosofía griega, pero de corrupción moral. El capítulo 1 desecha la sabiduría del mundo, y el capítulo 2 la sustituye por la revelación de Dios mediante su Espíritu.

La sabiduría humana no puede ordenar el camino que debe seguir la Iglesia de Dios; sólo la Palabra de Dios, aplicada por el Espíritu de Dios a los corazones y a las conciencias, es suficiente para mantener un orden completo conforme a los pensamientos de Dios. En los capítulos 1 y 2, el orgullo intelectual es rechazado; desde el capítulo 3 al 7, la corrupción carnal es plenamente juzgada; y los capítulos 8 al 10 previenen contra la comunión con cualquier influencia demoníaca por medio de la idolatría.

La unidad del cuerpo de Cristo, pero en separación de asociaciones que no son según Dios, resalta a través de todo el libro. Sin embargo, la unidad se ve al ser mostrada en una preciosa diversidad de dones que se ejercen en la piedad. La importancia de la sana doctrina es un asunto vital, también, y el capítulo 15 enfatiza fuertemente la verdad de la resurrección de Cristo, y la de sus santos en su venida, como cuestión fundamental para el testimonio de la Iglesia de Dios.

1 Corintios es un libro valioso para estimular la apreciación y la preocupación por cada miembro del cuerpo de Cristo y para fortalecer el testimonio colectivo.

47 - 2 Corintios

Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.(2 Corintios 4:6)

La segunda epístola a los Corintios trata, no del orden de la iglesia, sino del ministerio en relación con la iglesia, la manifestación en la vida práctica y el servicio del Espíritu presente en la iglesia. Pablo mismo es ejemplo de esta labor que implica una negación del «yo», renunciando uno a todo por amor a los santos de Dios.

Las características siguientes referentes a Pablo resaltan en esta epístola:

  • sus sufrimientos a causa de su fidelidad al ministerio de Cristo,
  • su persecución por el mundo, los crueles ataques de parte de falsos hermanos,
  • el resentimiento incluso de parte de hermanos cuya bendición él había deseado,
  • la profunda angustia de su alma,
  • sus penas, sus angustias, sus tiernos afectos, su simpatía, sus misericordias.

Pero su contentamiento proviene de Dios, el gran Dios, cuya luz había resplandecido en su corazón, manifestando la gloria trascendente de su Ser en la faz de Jesucristo. Aunque esté contenido en un vaso terrenal, éste es un tesoro que ha de ser manifestado en el ministerio a todos los que oirán. Este ministerio de la gloria de Cristo es de tan sobresaliente bendición para Pablo que él es llevado sobre alas de infinita gracia a través de todas las pruebas del camino, y dice: “Lleno estoy de consolación; sobreabundo de gozo en todas nuestras tribulaciones” (7:4).

Maravilloso es, entonces, el estímulo que entrega este libro para perseverar firmemente en nuestro servicio para con otros, cualquiera que sean los esfuerzos de Satanás que puedan desalentar el corazón y debilitar las manos.

48 - Gálatas

Lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo.(Gálatas 6:14)

La epístola a los Gálatas («blanco»), escrita a las iglesias que estaban en la región de Galacia, es una seria advertencia contra la falsa doctrina que enseña que las obras de la ley constituyen la norma para la conducta y el andar del creyente. A pesar de haber sido salvos por gracia por medio de la fe, ellos habían agregado la ley como el principio para no perder su salvación, y esta mezcla es abominable a los ojos de Dios, el Dios de toda gracia.

El apóstol muestra que la bendita Persona de Cristo, y no la ley, es la regla de vida del creyente, y que el Espíritu de Dios es el poder para caminar con Dios. Presenta la cruz de Cristo poderosamente, como aquello que pone fin a toda expectativa de que algo bueno pueda salir del hombre bajo la ley. El creyente es crucificado al mundo por la cruz; por consiguiente, ha sido cortado de la esfera misma en que el legalismo constituye el principio gobernante. Es visto ahora en relación con una “nueva creación”, y, por lo tanto, no andando más en la carne, sino en el Espíritu (5:16).

La muerte de Cristo también se ve en el capítulo 4 como nuestra redención de la esclavitud de la ley. Disfrutamos de la dignidad y la libertad de hijos delante de Dios, una posición que nunca podía haber sido conocida en el Antiguo Testamento, sino que es verdadera en todos los creyentes en esta dispensación de la gracia.

Cuán necesario es este libro a los Gálatas para preservarnos del egoísmo, de la confianza en la carne y de innumerables males que son engendrados por una actitud legalista.

49 - Efesios

Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo.(Efesios 1:3)

Efesios (Éfeso significa «deseo») es una epístola sin reprensiones. Revela plenamente los grandes propósitos de Dios acerca de los creyentes en la actual dispensación de la gracia, así como la presente “bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo” y su posición “en Cristo”: sentados “en los lugares celestiales”.

Cristo, de acuerdo con la gloria de su persona y el valor infinito de su obra, es el centro designado de la bendición de todo el universo: y “en él” hemos obtenido herencia. Él está sentado en el trono de su Padre, y allí nos representa en perfección: estamos “en él”. Los creyentes judíos y gentiles (o las naciones) forman “un solo cuerpo” (2:16), unido a Cristo la Cabeza en la gloria.

La epístola a los Efesios presenta a la Iglesia como el cuerpo de Cristo y como la casa de Dios. Los creyentes son “juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu” (2:21-22).

En el capítulo 5 vemos a la Iglesia como una esposa santa y sin mancha para su Esposo. En tiempos pasados, tales verdades no fueron conocidas ni se profetizó acerca de ellas, pero ahora son reveladas por medio de los apóstoles y profetas. También se ve que nuestra lucha está en “las regiones celestiales”, “contra huestes espirituales de maldad” (6:12), poderes Satánicos ocupados en oponerse a nuestro discernimiento y gozo de la verdad como nuestras legítimas posesiones divinas.

Ningún libro es más importante que Efesios en cuanto a desarrollar un carácter conforme a nuestra verdadera unión con Cristo en el hogar apropiado de nuestras almas, el cielo mismo.

50 - Filipenses

Aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo.(Filipenses 3:8)

Filipenses («aficionado a los caballos» o «a la carrera») es una epístola pastoral, alentadora y refrescante. Está escrita a una iglesia afligida por la pobreza pero que, no obstante, había mantenido un leal afecto por Pablo desde que habían sido convertidos por medio de sus labores, once años antes.

La epístola presenta la verdadera experiencia cristiana como una carrera deportiva que conduce “al premio del supremo llamamiento de Dios” (3:14). El propio Pablo es ejemplo de esta experiencia, y aunque estaba en prisión, su vibrante y, sin embargo, pacífico gozo impregna el libro completo. El secreto radica en el hecho de que, de un modo práctico, Cristo es todo para él:

El capítulo 2 contiene una magnífica declaración de la grandeza de la humillación voluntaria del Señor Jesús, desde el lugar más elevado de la gloria hasta el más profundo sufrimiento y la muerte de cruz. Esto da como resultado entonces la bendita respuesta de Dios al exaltarle como Hombre al lugar de la más elevada preeminencia (v. 5-11).

Los afectos y la admiración del apóstol Pablo tenían como centro la persona maravillosa del Señor Jesús. Podía así no sólo soportar pacientemente toda adversidad desagradable, sino también regocijarse al ver en cada una de éstas una ocasión de más plena bendición y de mayor gloria para Cristo.

Este magnífico triunfo de la fe, que se encuentra en esta epístola, anima al cristiano a desarrollar una fe similar en su propia vida personal.

51 - Colosenses

Dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz;el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo.(Colosenses 1:12-13)

Colosenses («monstruosidades») tiene mucho en común con Efesios. No obstante, de ninguna manera presenta a los creyentes sentados en los lugares celestiales, sino más bien los considera como caminando aún a través del desierto que es el mundo desolado para los cristianos. Sin embargo, la provisión para el viaje es celestial, y se contempla en forma hermosa la bendita plenitud de esta provisión en la persona de Cristo. “Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad” (2:9).

En relación con esta plenitud, las palabras “todo” y “toda” son usadas constantemente. Y esto era necesario para advertirles, por una parte, contra los peligros de la filosofía y, por otra, del misticismo religioso. Lo primero no es otra cosa que una apelación al intelecto, mientras que lo otro, un insulto grosero al intelecto, aunque a menudo se encuentran curiosamente entremezclados, un verdadero monstruo de dos cabezas en contradicción. La preeminente primacía de Cristo es, por supuesto, la bendita respuesta a esto.

Cristo es visto como el primogénito de toda la creación, y también como Cabeza del cuerpo (1:15,18), la Iglesia. Él reconciliará consigo todas las cosas, las que están en la tierra como las que están en los cielos; pero ahora ha reconciliado consigo a todos los creyentes. Ha proporcionado tanto el ministerio del Evangelio como el de la Iglesia, por medio del apóstol Pablo. En todo esto, hay una doble provisión: la que es hacia el mundo, y la que es para sus redimidos.

Entonces, encontramos en este libro alimento celestial que nos preservará del mal en sus formas más disfrazadas.

52 - 1 Tesalonicenses

Por lo cual también nosotros sin cesar damos gracias a Dios, de que cuando recibisteis la palabra de Dios que oísteis de nosotros, la recibisteis no como palabra de hombres,sino según es en verdad, la palabra de Dios, la cual actúa en vosotros los creyentes.(1 Tesalonicenses 2:13)

La primera epístola a los Tesalonicenses («victoria sobre la falsedad»), cronológicamente, es la primera de las epístolas de Pablo. Está llena de frescura, energía, y calidez. Pastoral en su carácter, se dirige “a la iglesia de los tesalonicenses”, ilustrando así que el verdadero cuidado pastoral no es sólo de individuos, sino también de la iglesia de Dios. Esta última, formada durante una breve visita a Tesalónica (Hechos 17:1-4), en medio de circunstancias de amarga persecución, había llegado a ser un modelo para las otras, debido a su piadosa energía de fe divulgando la Palabra del Señor (1 Tesalonicenses 1:7-8). Fe, amor y esperanza se ven de forma hermosa a través de todo este libro y de la segunda epístola también.

La venida del Señor es un asunto que resalta en esta epístola. En el capítulo 1:10 se ve como la liberación de la ira venidera de la tribulación. En el capítulo 2:19, está relacionada con el gozo de Pablo al ver a sus hermanos en la gloria de arriba. En el capítulo 3:13, tiene a la vista el fortalecimiento de los creyentes irreprensibles en santidad. En el capítulo 4:15-18, es una preciosa perspectiva para dar consuelo presente a aquellos que están en tristeza. En el capítulo 5:23, es vista como una santificación final y total del espíritu, alma y cuerpo.

El versículo arriba citado muestra la razón de la fiel energía de los tesalonicenses. La Palabra de Dios actuaba realmente en sus almas: era Dios quien había hablado; ellos aceptaban esa Palabra como tal. De esta manera se producen buenos resultados. En consecuencia, este libro es muy alentador y estimulante.

53 - 2 Tesalonicenses

El mismo Jesucristo Señor nuestro, y Dios nuestro Padre, el cual nos amó y nos dio consolación eterna y buena esperanza por gracia, conforte vuestros corazones, y os confirme en toda buena palabra y obra.(2 Tesalonicenses 2:16-17)

La segunda epístola a los Tesalonicenses, al igual que la primera, es de carácter pastoral; pero trata de aquellas sutiles influencias que muy pronto amenazaron con arrebatarle a esta joven iglesia su reciente y ardiente afecto para con el Señor, su vigorosa fe y su paciencia ante la persecución. El apóstol Pablo advierte fielmente del futuro advenimiento del Anticristo, mientras que ya estaba “en acción el misterio de la iniquidad” (2:7) para socavar lo que era de Dios. Por lo tanto, fieles amonestaciones se agregan al refrescante estímulo de la primera epístola, sazonar con sal, para preservar el testimonio de Dios.

Cartas, que pretenden haber sido enviadas por Pablo, habían comunicado a los tesalonicenses que el día del Señor ya había venido. Esto era un astuto engaño del enemigo por medio del cual buscaba socavar la confianza de ellos en la venida del Señor para buscar primeramente a la Iglesia, antes del impresionante día de su juicio del mundo. Pablo corrige esto y, en el capítulo 2, explica que el día del Señor, no puede ocurrir antes de que la Iglesia sea arrebatada a los cielos.

En contraste con las malignas obras y palabras del Anticristo, los creyentes son animados a permanecer firmes en toda buena palabra y obra. Por lo tanto, éste es un libro que tiene por objeto darnos discernimiento espiritual y firmeza en cuanto a aquellas cosas que tiendan a rebajar el testimonio cristiano.

Igualmente, la venida del Señor resalta en todos los capítulos.

54 - 1 Timoteo

Indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad: Dios fue manifestado en carne, justificado en el Espíritu, visto de los ángeles, predicado a los gentiles, creído en el mundo, recibido arriba en gloria.(1 Timoteo 3:16)

La primera epístola a Timoteo («que honra a Dios») está dirigida a un individuo, un joven por quien Pablo evidentemente sentía un profundo afecto. De carácter tímido y retraído, y a pesar de haber sido dotado por Dios, necesitaba ser incitado a tener un sentido de responsabilidad en cuanto a la conducta que convenía observar “en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente” (3:15).

Su ministerio le fue dado, no para ser ejercitado de forma independiente, sino por causa del bienestar de la Iglesia, el cuerpo de Cristo. Es llamado también a cuidar que la sana doctrina se mantenga en la iglesia local, y que ese orden sea mantenido con la participación de ancianos y diáconos fieles.

La iglesia también debía ser un lugar de oración (cap. 2); y en el capítulo 3, es vista como “columna y baluarte de la verdad” (v. 15). Da testimonio que Dios fue:

  • manifestado en carne”, en la verdadera humanidad del Señor Jesús,
  • justificado en el Espíritu”; en el momento del bautismo de Jesús y durante el transcurso de su vida, vemos el poder de la unción del Espíritu Santo,
  • visto de los ángeles”, quienes nunca antes le habían visto,
  • predicado a los gentiles”, proporcionando un Evangelio universal para toda la humanidad,
  • creído en el mundo”, si son muchos o pocos, no marca ninguna diferencia, pero la fe respondió a tal revelación,
  • recibido arriba en gloria”, lo que completa esta lista de benditos hechos de los cuales la Iglesia da testimonio.

Las instrucciones que hallamos en este libro son provechosas para nuestra conducta y nuestra vigilancia en cuanto a la Iglesia de Dios.

55 - 2 Timoteo

Por tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor, ni de mí, preso suyo, sino participa de las aflicciones por el evangelio según el poder de Dios.(2 Timoteo 1:8)

La segunda epístola a Timoteo trata también de la responsabilidad individual en relación con la Iglesia. Es la última epístola del apóstol Pablo. La escribió desde la prisión, sabiendo que iba a ser enviado a la muerte por testificar del Señor. Aquí ya no habla de “la casa de Dios”, sino de “una casa grande” (2:20), ya que aquello que una vez había sido la casa de Dios en cierta medida de pureza y verdad, se había degenerado hasta el punto de aceptar errores groseros y vasos de deshonra. Además, todos los que estaban en Asia habían abandonado a Pablo, indudablemente porque no deseaban más su enseñanza. Pero él no se desanima. En efecto, con un corazón gozoso anima a este joven Timoteo, fortaleciéndole contra su propia timidez natural. Timoteo no debe avergonzarse del testimonio del Señor, debe “usar bien la palabra de verdad” (2:15), hacer completo uso de toda esa bendita verdad, actuando con firmeza y decisión para Dios. No debe descuidar nada de ello, ya sea en la obra de evangelista o en el ministerio para el pueblo de Dios. El capítulo 2 muestra al creyente en ocho importantes aspectos de la vida, y es muy útil para cualquiera persona que honestamente desea servir al Señor hoy en día.

Así pues, este libro contiene un gran estímulo para el corazón que es recto en estos días de alejamiento y descuido espiritual. Revela la bendición de los recursos de Dios quien conoce las presentes condiciones, para que, independientemente de cual sea la deshonra hecha al nombre de Dios por la cristiandad profesante, el creyente pueda, con todo, ser fiel al significado del nombre Timoteo: «que honra a Dios».

56 - Tito

Palabra fiel es esta, y en estas cosas quiero que insistas con firmeza, para que los que creen en Dios procuren ocuparse en buenas obras. Estas cosas son buenas y útiles a los hombres.(Tito 3:8)

Tito («cuidador») es también una epístola individual.

Su tema no es exactamente el de la piedad en el mantenimiento de la verdad en la Iglesia de Dios (como en Timoteo), sino más bien la verdad que produce la piedad y el orden en la Iglesia. Si hay verdad, ella es “según la piedad” (1:1).

Tito había permanecido en Creta con el propósito de establecer ancianos allí en cada ciudad. Pablo y Bernabé habían hecho tal obra, como se muestra en Hechos 14:23, y Pablo había delegado autoridad en Tito para hacerlo. Él bien pudo haber delegado también tal autoridad en Timoteo, aunque esto no se indica; sino que, en realidad, escribió a Timoteo en cuanto a las cualidades de un anciano u obispo. Al dirigirse a Tito, insiste, por supuesto, en la piedad si uno iba a ser establecido para tal obra.

Hoy en día, no hay nadie que tenga autoridad para nombrar ancianos, sin embargo, los creyentes deberían reconocer fácilmente a hombres con tales cualidades, y respetar su experiencia y juicio, sin que sean designados oficialmente.

Notemos, también, que Pablo insiste en la piedad en las variadas relaciones de los creyentes entre sí, y exhorta a que Tito sea un ejemplo para todos ellos. Aquellos que habían creído a Dios debían ser exhortados seriamente a ser celosos “de buenas obras” (2:14). Esto no es simplemente abstenerse de obrar mal, sino de comprometerse en aquello que es positivamente beneficioso para el bien de otros.

Vemos a través de estas líneas que cuidar almas es una obra valiosa.

57 - Filemón

Tenemos gran gozo y consolación en tu amor, porque por ti, oh hermano, han sido confortados los corazones de los santos.(Filemón 7)

Filemón («afectuoso»). Estrictamente hablando, no es una epístola dirigida a un individuo, puesto que Pablo también se dirige a otros: a una hermana que probablemente puede ser la esposa de Filemón; y a un hermano, Arquipo, de quien se habla como “compañero de milicia”, un hombre particularmente dotado de parte del Señor para el ministerio (compárese con Colosenses 4:17); y a la iglesia que se reunía en casa de Filemón. Aunque escrita en un tono personal, sin embargo se hizo de ella una materia de interés y preocupación para toda la iglesia.

Esta epístola es un hermoso ejemplo de la gracia divina que procura despertar en los corazones de los creyentes un verdadero regocijo por la salvación de un esclavo fugitivo quien, convertido por medio de Pablo en prisión, es enviado ahora de regreso por el apóstol a Filemón, su amo. Pablo desea que este esclavo, Onésimo, sea recibido, no sólo por Filemón, sino por su esposa, por uno que trabaja en la enseñanza de la Palabra y por la iglesia. La gracia se deleita en la más entera restauración, no meramente en una medida.

Pablo se dirige con sabiduría y dulzura a Filemón sobre la base de la gracia que, él sabía, ya había influenciado profundamente a este amado hermano al confortar los corazones de los creyentes. La gran gratitud y el estímulo sentido por el apóstol debido a esto, con toda seguridad disiparían cualquier resentimiento que Filemón pueda haber sentido hacia Onésimo.

El significado del nombre Filemón es una encantadora indicación del gozo de la reconciliación. Este libro seguramente despierta los más tiernos sentimientos de deleite en la gracia restauradora de Dios.

58 - Hebreos

Cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo.(Hebreos 9:14)

La epístola a los Hebreos («los que pasan al otro lado» o «viajeros») no menciona al autor (aunque, sin duda, lo fue Pablo), sino que comienza con Dios y muestra que la revelación del Nuevo Testamento concuerda —aunque también contrasta grandemente— con la del Antiguo Testamento. En efecto, las profecías, los tipos o figuras (cosas o personas), se ven ahora maravillosamente cumplidos al hablar Dios desde el cielo en la persona de su Hijo, el Creador y sustentador de todas las cosas. Su eterna deidad y su verdadera humanidad se revelan clara y cuidadosamente, y Él mismo supera toda revelación parcial del pensamiento de Dios en el Antiguo Testamento.

Su gran obra de redención se contempla en su valor eterno delante de Dios. El Hijo es visto como el que entró en el cielo mismo, y el que estableció una herencia celestial y eterna para todas las almas redimidas, en contraste con la esperanza terrenal de Israel. Es el sumo sacerdote que traspasó los cielos, por quien nos acercamos y rendimos culto a Dios, y quien sostiene y se compadece de sus redimidos en todas sus necesidades presentes (4:14-16).

Así pues, vemos al creyente como estando en la tierra pero poseyendo una esperanza celestial, lo que hace de él verdaderamente alguien que «va pasando» a través de un mundo que le es adverso. Toda religión de carácter terrenal (incluso el judaísmo, previamente establecido por Dios) es vista como un “campamento” hostil a la gloria de esta revelación celestial. El creyente, entonces, es llamado a salir al Señor Jesús “fuera del campamento” (13:13).

Hebreos es un libro precioso por la claridad de sus líneas que marcan los límites en cuanto a la fe, el caminar y la adoración cristianos.

59 - Santiago

La sabiduría que es de lo alto, es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía.(Santiago 3:17)

Santiago (este nombre en griego corresponde a Jacobo en hebreo) no se dirige a la Iglesia sino “a las doce tribus que están en la dispersión”. El cristianismo en sus primeros tiempos, desde el punto de vista de los creyentes judíos, es, pues, evidentemente su tema. No se habían separado aún de las sinagogas judías (2:2, V.M.: “Porque si entrare en vuestra sinagoga un hombre con anillo de oro...”), contrariamente a la exhortación de la epístola a los Hebreos.

Por esta razón, la epístola de Santiago ha sido llamada «la cuna del cristianismo». Trata los principios elementales.

Sin embargo, no debemos pensar que es innecesaria para nosotros debido a que suponemos estar avanzados en el conocimiento de la verdad. Si no hemos aprendido los principios elementales, entonces no estamos aprendiendo correctamente verdades más avanzadas. También es importante que estas verdades fundamentales sean examinadas continuamente para tener una aplicación consistente y práctica del cristianismo en su totalidad. Así como un estudiante aprende más en los cursos superiores, así también puede olvidar fácilmente lo que aprendió en los cursos más elementales.

Tampoco estas cosas se aprenden por medio de la simple sabiduría natural. Requieren sabiduría de lo alto como una realidad viva en el corazón. El creyente sabe muy bien que solamente una comunión verdadera y continua con el Señor puede mantener esta sabiduría.

Este libro insiste en la fe que se muestra por medio de las obras. Las obras de fe no nos justifican delante de Dios, sino delante de los hombres. Es pura hipocresía hablar de tener fe y, sin embargo, no mostrarla mediante la propia conducta. Por lo tanto, esta epístola es muy necesaria para que los hijos de Dios se examinen en cuanto a las más simples responsabilidades de su conducta.

60 - 1 Pedro

Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos.(1 Pedro 1:3)

La primera epístola de Pedro («piedra») también está dirigida a los creyentes judíos, dispersos en Asia Menor, pero no como si todavía estuviesen relacionados con el judaísmo. Antes bien, están separados y sufriendo, siendo extranjeros y peregrinos en más de un sentido. Lo que se dice de Israel: “He aquí un pueblo que habitará confiado (nota: o «solo»), y no será contado entre las naciones” (Números 23:9) se aplica a ellos en un sentido espiritual. Fueron “elegidos según la presciencia de Dios”, y santificados por el Espíritu (no por meras ordenanzas formales), y esperaban una herencia reservada en los cielos, ya que Cristo resucitó y está a la diestra de Dios.

El sufrimiento de ellos correspondía a la disciplina necesaria de la mano soberana del Padre. Por una parte, Él gobierna sabiamente entre sus propios hijos para bien de ellos, teniendo en vista la eternidad. Por otra parte, el sufrimiento de estos creyentes manifestaría el triste fin de aquellos que no obedecen al Evangelio.

Esta verdad se relaciona claramente con el reino de Dios más bien que con el cuerpo de Cristo, la Iglesia; puesto que a Pedro le fueron dadas “las llaves del reino de los cielos” (Mateo 16:19). En efecto, podemos ver cómo el Padre actuó personalmente en Pedro de manera eficaz y soberana; y después de su tan triste fracaso, cuando negó al Señor, es precioso ver cómo Dios lo utiliza con gracia y poder.

Este libro —vigoroso y conmovedor— es fácil de entender, ya que infunde un sano temor de Dios. Incita a los lectores con una conciencia ejercitada a caminar con un corazón sumiso.

61 - 2 Pedro

Todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder,mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia.(2 Pedro 1:3)

En 2 Pedro, Dios provee recursos en vista de la espantosa corrupción de la cristiandad que desafía resueltamente la autoridad del Señor Jesús y la soberanía del Padre. Los falsos maestros no sólo son ignorantes, sino que sistemáticamente socavarían todo verdadero principio de la soberanía de Dios.

Por consiguiente, ¿exime esto a los piadosos creyentes de su responsabilidad de obedecer? ¡Muy por el contrario! Más bien, hallan en esta epístola la plena provisión para estimular el sometimiento implícito del corazón al Señor. Su autoridad aún triunfará absolutamente, y un terrible juicio será infligido, no sólo sobre el mundo impío, sino también sobre los impíos profesantes de la cristiandad.

El divino poder de Dios ha provisto maravillosa y abundantemente todo lo necesario para sostener aquella vida fresca y vibrante, en contraste con la estancada ausencia de vida de la apostasía. Provee también la piedad, tan valiosa en una época en que predomina la impiedad. Tal recurso está relacionado con el conocimiento vital y personal de Él, el Dios viviente revelado en la persona del Señor Jesús. Nos llama “por su gloria y excelencia”, es decir, pone ante nuestros ojos su gloria como el objeto en el cual hay que fijar la vista, y su excelencia como un estímulo precioso y presente. Tal virtud se ve en toda la vida del Señor Jesús.

En esta epístola, Pedro habla de la certeza del juicio venidero de Dios en términos serios, que inspiran temor. No se trata sólo de los juicios de la gran tribulación, sino también del hecho de que “los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas” (3:10). Estos temas tienen como propósito santificar nuestras almas.

62 - 1 Juan

Sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna.(1 Juan 5:20)

La primera epístola de Juan habla mucho y de forma hermosa de la gran verdad de la vida eterna que mora en el creyente, la vida que es la naturaleza misma de Dios y que fue perfectamente manifestada en la bendita persona de su Hijo. Aprendemos a conocer las características de esta vida eterna en toda la historia del Señor Jesús sobre la tierra en la cual brillan radiantemente.

Dos importantes expresiones resumen la bendición de esta naturaleza divina: “Dios es luz” y “Dios es amor” (1:5; 4:16). Así pues, tres maravillosos misterios esenciales de la naturaleza divina —la vida, la luz y el amor— se vuelven símbolos de misterios espirituales infinitamente mayores, los cuales, no obstante, conocemos y gozamos por medio de la fe en el Hijo de Dios.

Las palabras «saber» y «conocer», y sus derivadas, aparecen con frecuencia en esta epístola, haciendo de su verdad una realidad viviente y absoluta en los corazones de los creyentes. No debe caber ninguna duda de que el Hijo de Dios ha venido y que ha dado conocimiento a los creyentes, no meramente de reglas y doctrinas, sino de la gloria personal de Aquel que es verdadero, y de nuestra posición “en Él”. Esta obra infinita y bendita también nos muestra la perfecta unidad del Padre y del Hijo.

Qué valiosa es, pues, esta epístola al proveer al creyente de una firme convicción de la realidad de su relación vital como hijo de Dios. También lo estimula a apegarse a su Dios y Padre, y a amarle.

63 - 2 Juan

Cualquiera que se extravía, y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios; el que persevera en la doctrina de Cristo, ése sí tiene al Padre y al Hijo.(2 Juan 9)

La segunda epístola de Juan es la única en la Escritura que está dirigida a una mujer. La primera epístola estableció los benditos principios de la verdad (o de la luz) y del amor revelados en la persona del Hijo de Dios. Ahora esta epístola subraya la necesidad de mantener fielmente la verdad, incluso para una mujer amable y de tierno corazón.

En aquel tiempo del apóstol Juan, muchos engañadores circulaban por todas partes, y el objetivo principal de Satanás era el hogar. Intentaba seducir especialmente a las mujeres con su naturaleza cortés y receptiva. Si bien Juan tenía la intención de visitar pronto a esta mujer y a su familia, Dios sin embargo requirió de él que escribiese sin demora. Esta mujer piadosa debía ser protegida de tal maldad insidiosa.

Tales engañadores se han multiplicado hoy en día, aquellos que no confiesan que Jesucristo vino en carne. Su eterna deidad y su humanidad, verdadera y perfecta, son temas fundamentales. Si alguno “se extravía” en cuanto a esto, pretendiendo poseer verdades y un conocimiento superiores a los que están revelados en la persona de Cristo, el tal “no tiene a Dios” (v. 9). Muchas personas de varios grupos (o sectas) procuran introducirse en los hogares con sus doctrinas sutiles y peligrosas.

La señora elegida” no solamente debía rehusar la entrada a su casa de estos engañadores, sino que ni siquiera debía saludarlos (v. 10). Si hiciese esto, “participaría en sus malas obras”. Ella no debía mostrar amor al mal, ya que el amor debe ser “en la verdad” (v. 1).

Mantengámonos lo más lejos posible también de todo este tipo de males en una fidelidad verdadera para con Aquel que es el “Hijo del Padre, en verdad y en amor”.

64 - 3 Juan

Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma.(3 Juan 2)

La tercera epístola de Juan tiene también mucho que decir acerca de la verdad y el amor, pero pone énfasis en el amor que acompaña necesariamente a la verdad, ya que una nueva forma de mal se había suscitado: un hombre en la iglesia que reclamaba estar actuando en la verdad pero que, no obstante, expulsaba a otros rehusando recibir incluso al apóstol Juan. Si el amor por los hijos de Dios es ignorado de esta manera, entonces ningún reclamo de “la verdad” pueden mantenerse en pie. La verdad y el amor deben mantenerse juntos, como complementos el uno del otro, ya que en esto consiste la naturaleza misma de Dios.

Juan escribe a Gayo; le encomienda para que su alma sea prosperada, y expresa también el deseo de que sea prosperado en salud. Puede que no haya tenido demasiada fuerza física para soportar controversias; pero su caminar en la verdad y su fiel cuidado y amor para con los que habían salido por la obra del Señor, son altamente elogiados.

En este caso, los “desconocidos” (que se mencionan en el v. 5) son muy diferentes de los “engañadores” de 2 Juan (v. 7). Los primeros eran hermanos, previamente desconocidos para Gayo, quienes se dedicaban desinteresadamente a la obra de Cristo, no tomando nada de manos de los gentiles, esto es, naturalmente, de los incrédulos. Si bien, por un lado, se debía rechazar totalmente a los engañadores, por el otro, se debía recibir plenamente a los verdaderos siervos de Cristo.

Cultivemos esta piadosa calidez de afecto en un apropiado equilibrio con la verdad, teniendo en cuenta la enseñanza de esta epístola. Nuevamente el apóstol escribe que tiene la intención de ir a verle en breve.

65 - Judas

Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de nuestra común salvación, me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos.(Judas 3)

Judas («alabanza»), aunque profundamente deseoso de escribir, no había tenido en absoluto la intención de hacerlo de esta forma. Sin duda que habría sido una tarea mucho más agradable y preciosa escribir “acerca de nuestra común salvación”, pero Dios, quien le había dado el deseo de escribir, había decidido que el mensaje de Judas debía consistir en una muy seria exhortación a que los creyentes “contiendan ardientemente por la fe”.

Se ha dicho que su libro contempla «la decadencia y la muerte del cristianismo en el mundo». En efecto, su tema es la apostasía, que consiste en la transformación deliberada de la gracia de Dios en “libertinaje” (o “lascivia”, V.M.) llevada a cabo por hombres impíos que entran sutilmente en el círculo de la cristiandad profesante.

Su lenguaje es fuerte y profético. Utiliza la historia de pasadas ocasiones de rebelión contra la autoridad llena de gracia de Dios para ilustrar la condición que se desarrollaría en los últimos días de la cristiandad. Aunque la nación de Israel había sido bendecida por el hecho de ser salvada de Egipto, muchos perecieron en el desierto a causa de la incredulidad. Incluso ángeles, grandemente bendecidos por Dios, fueron “guardados bajo oscuridad, en prisiones eternas, para el juicio del gran día” (v. 6). Sodoma y Gomorra, Caín, Balaam, Coré, todos sirven de terrible advertencia del justo juicio de Dios.

Todo esto puede parecer de un pesimismo negativo, pero las palabras finales de Judas, que comienzan con “pero vosotros, amados”, constituyen un maravilloso estímulo positivo para una fe que confía en el Dios viviente. El último versículo consiste en una alabanza a Dios, que es la actitud apropiada de los hijos de Dios cuando el gran nombre de Dios ha sido deshonrado.

66 - Apocalipsis

Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana.(Apocalipsis 22:16)

Apocalipsis («revelación») fue escrito por el apóstol Juan, y consiste en un resumen profético de los caminos de Dios con el hombre. Una historia que comenzó en Génesis, con serenidad y sencillez puras, ahora finaliza con grandes consecuencias y complicaciones ocasionadas por la abultada culpabilidad y el obstinado desorden del hombre.

Pero nuestro gran Dios, en deliberación tranquila y majestuosa, desenreda la madeja; juzga en orden y tiempo perfectos, conforme a su divina sabiduría.

Tres divisiones principales (1:19) en el libro serán de gran ayuda al que lo estudia:

  1. Las cosas que has visto” (cap. 1);
  2. Las que son” (cap. 2 y 3);
  3. Las que han de ser después de estas” (cap. 4 al 22).

La primera es el pasado; la segunda el presente, que tiene aplicación a la época de la Iglesia; y la tercera es futura. En los capítulos 2 y 3, se ve al Señor Jesús que juzga soberanamente y con discernimiento el estado de las siete iglesias, las que representan un cuadro profético de la historia completa de la Iglesia desde su inicio hasta la venida del Señor. En efecto, el juicio debe comenzar por la casa de Dios.

La victoria del Señor Jesús sobre todas las cosas, su reino de mil años, su juicio en el gran trono blanco, la eterna gloria de Dios en el cielo nuevo y tierra nueva, son algunos de los grandes temas del libro. ¡Gloriosa culminación de los magníficos consejos de Dios!

Cuán apropiada y oportuna es también esta palabra de parte de Dios, que declara bienaventurados a los que leen, oyen y guardan estas sagradas verdades (1:3).