Introducción a la lectura de la Biblia


person Autor: André ESPIC 1

flag Tema: Introducción


Usted que quizás, por primera vez, tenga una Biblia en sus manos, conoce:

1 - El valor de la Biblia

La Biblia es prodigiosa en su composición, todos sus escritores tienen una maravillosa unidad de doctrina y pensamiento. Sus primeras páginas tienen más de 3.500 años, las últimas más de 1.900 años.

Unos 40 autores, tan diferentes como es posible en cultura o profesión, han transcrito su mensaje, a menudo sin conocerse mutuamente.

Escrita a lo largo de 1.700 años, nos habla con la misma actualidad y frescor que si hubiera sido escrita para nosotros hoy.

Lo que diferencia a la Biblia de cualquier otro libro es precisamente su origen y naturaleza. Estamos ante un libro absolutamente único y que no puede ser comparado con ningún otro, porque la Biblia es la Palabra de Dios.

La Biblia está inspirada por Dios, es decir, Dios ha comunicado sus pensamientos a los hombres que ha elegido para ello. No son sentimientos o ideas que Dios da a sus profetas o apóstoles, son sus mensajes, sus palabras: una palabra revelada, dada por medio del Espíritu Santo; «Hombres de Dios hablaron guiados por el Espíritu Santo»[1] (Segunda Epístola de Pedro, capítulo 1, versículo 21, al final) dice Pedro. Pablo dirá: «Toda la Escritura está inspirada por Dios, y útil para enseñar, para convencer, para corregir, para instruir» (Segunda Epístola de Pablo a Timoteo, capítulo 3, versículo 16). Este es el caso de los textos que ofenden mi razón o mis sentimientos, así como a los pasajes que considero equívocos o contradictorios.

[1] Los textos entre comillas (« »), están citados textualmente de la propia Biblia.

Está inspirada, no solo en su contenido, sino también en sus términos, en su letra. No fue el escritor quien adaptó el pensamiento de Dios a su carácter y educación. Es Dios quien eligió y formó a un hombre para expresar una determinada parte de la revelación (Primera Epístola de Pablo a los Corintios, capítulo 2, versículo 13).

Habla en un lenguaje tan sencillo que un niño puede captar su mensaje esencial y, al mismo tiempo, tan profundo que el creyente más avanzado no puede agotar su contenido.

Ella muestra un conocimiento perfecto del hombre en todas las etapas de su historia. Qué privilegio es tener en las manos una revelación divina, poseer la historia dada por Dios, pasada, presente y futura.

¿Quizás se esté preguntando usted si la Biblia es realmente la Palabra de Dios? El que nos dio este libro también puede comunicarle la certeza de que procede de Él. El mismo Espíritu que condujo a los diversos escritores, nos convence de que es la voz misma de Dios que nos habla.

La Biblia no es propiedad de un pueblo, de una iglesia, de una confesión, sino que se dirige a todos, cultos o ignorantes, pobres o ricos, jóvenes o mayores, pues Dios es el creador de todo y «quiere que todos los hombres sean salvos y lleguen al pleno conocimiento de la verdad» (Primera Epístola a Timoteo, capítulo 2, versículo 4).

Nadie tiene derecho a reclamarla como propia, a prohibir su lectura o a socavar su autoridad.

2 - ¿Por qué la Biblia tiene tantos enemigos?

Este libro juzga al hombre, su conducta, su corazón. Lo desenmascara y le dice la verdad sobre sí mismo y sobre el mundo al que pertenece.

El diablo odia la Palabra de Dios y se sirve de hombres incrédulos para tratar de desacreditarla. Pueden ser muy cultos, muy eruditos, grandes filósofos, versados en literatura, muy competentes para decidir una cuestión difícil, para discutir un tema científico. Puede elegir a personas muy amables y estimables; pero, al no poseer la vida divina, no entienden «ni lo que dicen, ni sobre lo que insisten» (Primera Epístola a Timoteo, capítulo 1, versículo 7) –el hombre natural abandonado a sus propios recursos «no recibe las cosas del Espíritu de Dios… y no las puede conocer, porque se disciernen espiritualmente» (Primera Epístola a los Corintios, capítulo 2, versículo 14)

Los escritos y discursos de los incrédulos sobre la Biblia son como lo que un ignorante podría decir o enseñar sobre astronomía o un hombre primitivo sobre la desintegración del átomo.

3 - ¿Se le puede añadir o quitar algo?

Cristo dijo: «Hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido. Por tanto, cualquiera que quebrante uno solo de estos mandamientos por pequeño que sea, y enseñe a los hombres a hacer lo mismo será llamado muy pequeño en el reino de los cielos; pero cualquiera que los cumpla y enseñe, será llamado grande en el reino de los cielos» (Evangelio según Mateo, capítulo 5, versículos 18 y 19).

El apóstol Juan escribe: «Yo testifico a todo el que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añade a ellas, Dios añadirá a él las plagas que están escritas en este libro; y si alguno quita de las palabras de la profecía de este libro, Dios quitará su parte del árbol de la vida y de la ciudad santa, y de las cosas que están escritas en este libro» (Apocalipsis, capítulo 22, versículos 18 y 19). En Proverbios leemos: «No añadas a sus palabras, para que no te reprenda, y seas hallado mentiroso» (capítulo 30, versículo 6).

Por tanto, no está permitido a los hombres, ni siquiera a los ángeles, añadir nada a la Palabra de Dios, ni quitarle nada.

Desde el siglo 1, la Iglesia no tuvo más guía que la Biblia. Así, cuando Pablo y Silas predicaron a los hombres de Berea «Estos tenían sentimientos más nobles que los de Tesalónica, pues recibieron la Palabra muy atentamente, examinando cada día las Escrituras para ver si lo que oían era así» (Hechos de los Apóstoles, capítulo 17, versículo 11).

4 - Su presentación

La Biblia está dividida en dos partes:

La primera parte, llamada Antiguo Testamento, escrita antes de la venida de Cristo.

La segunda parte, llamada Nuevo Testamento, escrita durante el primer siglo de nuestra era.

En general, el texto está presentado en dos columnas. Las divisiones arbitrarias llamadas “capítulos” se indican con números en negrita; las subdivisiones llamadas “versículos” se indican con números impresos normalmente en el margen. Estos últimos fueron introducidos para facilitar la localización de un texto en el libro.

Ejemplo: Evangelio según Mateo, capítulo 7, versículo 24 –que puede abreviarse como Mateo 7:24, significa que, para encontrar esta cita en su Biblia, la debe abrir por el Evangelio según Mateo, pase las páginas hasta la división 7 en negrita, y busque en esa división el número 24 donde leemos: «Todo aquel que oye estas palabras mías, y las cumple, será comparado a un hombre prudente que edificó su casa sobre la roca».

5 - Su composición

5.1 - El Antiguo Testamento

Dios ordenó a Moisés, 15 siglos antes de Cristo, que escribiera «esto para memoria en el libro» (Éxodo, capítulo 17, versículo 14). El libro de la revelación divina comienza así a ser escrito. Cada vez que fue necesario, el Espíritu de Dios se apoderaba de un hombre que no era más que un instrumento para continuar la escritura. Cuatro siglos antes de nuestra era, habló el último de los profetas, Malaquías.

Israel era el custodio del Antiguo Testamento, que constaba de tres partes:

  1. La Torá (Ley de Moisés).
  2. Los Neviim (los Profetas).
  3. Los Ketubim (Salmos y otras Escrituras).

Este incluye los 39 libros que se encuentran en todas las Biblias. Después de su resurrección, Cristo se referirá a estas tres secciones (Evangelio según San Lucas, capítulo 24, versículo 44).

Ya en la primera traducción al griego del Antiguo Testamento, 250 años antes de Cristo, se añadieron al texto sagrado algunos libros profanos: los libros “apócrifos”, más tarde llamados «deuterocanónicos», que no tienen nada en común con la revelación divina, pero que para muchos tienen un valor histórico y moral. Los encontramos en algunas de nuestras Biblias.

Las citas del Antiguo Testamento abundan en el Nuevo Testamento; se citan casi todos los libros del Antiguo Testamento. Cristo y los apóstoles se refieren a ellos como autoridad. En cambio, nunca citan los apócrifos o deuterocanónicos, que conocían pero que no formaban parte del canon hebreo.

5.2 - El Nuevo Testamento

Está escrito casi íntegramente en griego, lengua entonces muy extendida en todos los países mediterráneos. En esa época se cumplió la Buena Nueva de Aquel a quien anunciaba el Antiguo Testamento y se proclamó el evangelio. Los apóstoles anuncian el mensaje de Jesucristo, nacen comunidades y, para fortalecer su fe, se les envían cartas: 21 epístolas.

Dios suscita a cuatro hombres para que nos comuniquen el relato de la vida terrena de Jesucristo que encontramos en los 4 Evangelios:

  1. Mateo, un recaudador de impuestos, apóstol de Cristo, escribe hacia el año 40 y presenta al Mesías bajo diversos aspectos.
  2. Marcos, hijo espiritual del apóstol Pedro, escribe hacia el año 61 y nos habla del siervo perfecto,
  3. Lucas, un médico, compañero del apóstol Pablo, escribe hacia la misma fecha y nos presenta a Cristo en su humanidad.
  4. Juan, apóstol, escribe hacia el año 90 y presenta un cuarto aspecto de Cristo: el Hijo de Dios.

A los Evangelios y a las Epístolas hay que añadir los Hechos de los Apóstoles y el Apocalipsis, lo que da un total de 27 libros para el conjunto del Nuevo Testamento.

En la obra de cada hombre elegido, el Espíritu Santo estaba allí, según la promesa de Cristo, (Evangelio según Juan, capítulo 14, versículo 26 y capítulo 16, versículos 13 y 14) para:

  1. Enseñarnos y recordarnos todas las cosas que él había dicho: los Evangelios.
  2. Conducirnos a toda la verdad: los Hechos y las Epístolas.
  3. Anunciarnos lo que va a venir: el Apocalipsis.

Ya no poseemos los originales: las persecuciones fueron terribles en los primeros siglos de la Iglesia, y es seguro que los enemigos del evangelio hicieron todo lo posible por destruirlos. Han llegado hasta nosotros más de 2.000 manuscritos (fieles copias de originales), datados entre los siglos 4 y 15. Estos últimos años se han descubierto manuscritos aún más antiguos, que confirman la exactitud del texto transmitido.

6 - Idiomas y traducciones

El Antiguo Testamento está escrito en hebreo, salvo algunas secciones aisladas en Esdras, el capítulo 10 de Jeremías y Daniel, que están escritas en caldeo, un idioma estrechamente relacionado con el hebreo. Una misma lengua a pesar de la diversidad de los escritores y de los lugares donde vivían.

Entre el 285 y el 246 a.C., 72 eruditos judíos, bajo las órdenes del rey egipcio Ptolomeo II Filadelfo, lo tradujeron al griego. Desde el comienzo de la era cristiana, muchas comunidades quisieron tener el Nuevo Testamento en la lengua de su país.

En el siglo 2, hubo traducciones al latín; en la segunda mitad de ese siglo, hubo la traducción siríaca de toda la Biblia, a la que siguieron traducciones al egipcio, etíope, gótico, armenio, árabe, eslavo, etc. En el siglo 4, San Jerónimo nos dio la traducción latina llamada “Vulgata”, que sirvió de base para las traducciones durante muchos siglos. Hoy en día, las mejores traducciones se toman de los originales hebreo y griego. En septiembre de 2022, la Biblia entera estaba disponible en 724 idiomas. Su traducción completa o parcial existía en 3.589 lenguas y dialectos, mientras que hay más de 7.000 en la actualidad. ¡Y el trabajo de los traductores continúa activamente!

7 - Traducciones al español

Diversas confesiones religiosas han publicado una traducción de la Biblia. Los judíos, que siguen esperando al Mesías, no reconocen a Cristo como el anunciado en el Antiguo Testamento.

7.1 - Las versiones llamadas católicas

(Nácar-Colunga; Biblia de Jerusalén, Biblia Latinoamericana, etc. …). Se introdujeron notas adicionales para dar la interpretación de la Iglesia. Desde el siglo 16, en la época de la Contrarreforma, se añadieron 7 libros deuterocanónicos al canon sagrado del Antiguo Testamento. Se trata de los libros de Tobías, Judit, Sabiduría, Eclesiástico, 1 y 2 Macabeos, Baruc.

7.2 - Las llamadas versiones protestantes

(Reina-Valera, Biblia de las Américas, Nueva Versión Internacional, etc. …) sin notas explicativas son las más difundidas y contienen únicamente el canon a partir de los textos originales hebreo y griego.

Hay que mencionar también la traducción de H.B. Pratt. ¿Qué bases textuales usó Pratt para su traducción de la Biblia? Con “el texto griego de los Revisores de la Biblia Inglesa”, Pratt se refiere al texto griego del que se tradujo la “Revised English Version”, publicada entre 1881 y 1895. Básicamente, este texto griego es el de Westcott y Hort y Tregelles.

En los últimos años han aparecido algunas versiones que pretenden ser populares. Sin embargo, algunos de sus traductores se han tomado demasiadas libertades con el texto original, lo que solo puede alterar el mensaje divino.

Es importante disponer de una buena traducción.

Desde 2020 existe también una revisión del Nuevo Testamento de la Biblia Moderna de Pratt.

8 - ¿Por qué leer la Biblia?

Es el mandamiento de Dios: «¡Tierra, tierra, tierra! Oye palabra de Jehová» (Jeremías, capítulo 22, versículo 29).

La naturaleza nos habla del poder y de la sabiduría del Creador.

La conciencia da testimonio de la justicia de Dios, pero está oscurecida por el pecado.

Ninguna de las dos da una respuesta a las muchas preguntas que nos hacemos. La Palabra de Dios –la Biblia– es la revelación que Dios nos ha dado de sí mismo y de sus caminos. Dios no solo quiso revelarse a nosotros en su creación, sino que se complació en decirnos lo que él es en sí mismo, para que pudiéramos conocerlo, alegrarnos en él y glorificarlo, y comprender su grandeza, su sabiduría y su amor. Dios ya no es un ser distante e indiferente: me ama, quiere hacer de mí su hijo.

La Biblia es la revelación suprema de Dios y el fundamento seguro de la fe (Romanos, capítulo 10, versículo 17 y 1 Tesalonicenses, capítulo, 2 versículo 13).

9 - ¿Quién puede entender la Biblia?

¿Las personas cultas?

Cristo dice: «¡Ocultaste estas cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado a los niños!» (Evangelio según Mateo, capítulo 11, versículo 25).

El apóstol Pablo escribirá: «¿No enloqueció Dios la sabiduría del mundo? Porque ya que en la sabiduría de Dios, el mundo por su sabiduría no conoció a Dios, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación» (Primera Epístola a los Corintios, capítulo 1, versículos 20 y 21).

La Biblia se dirige a:

  • A los niños: 2 Timoteo 3:15 – «Desde la niñez conoces las Santas Escrituras, que te pueden hacerte sabio para la salvación mediante la fe que es en Cristo Jesús».
  • A los adultos: Josué 1:8 – «Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien».

Si abandonan la Palabra de Dios

«Los sabios se avergonzaron, se espantaron y fueron consternados; he aquí que aborrecieron la palabra de Jehová; ¿y qué sabiduría tienen?» (Jeremías 8:9).

10 - ¿Qué debemos buscar en la Biblia?

La Biblia no está escrita para satisfacer nuestra curiosidad, sino para mostrar al hombre el camino de la salvación y de la verdadera felicidad.

Contiene innumerables y extraordinarias informaciones geográficas, históricas y científicas, pero solo se interesa por ellas porque forman parte de la historia del hombre o del pueblo al que Dios ha vinculado la Revelación.

Ella es ante todo: “el libro de la revelación del amor de Dios al hombre y de los medios que utiliza para salvarlo de la perdición eterna”.

A través de las más diversas experiencias humanas, Dios quiere instruirnos acerca del hombre. La Biblia revela nuestro corazón, no nuestro corazón, sino el centro de nuestro ser, el foco de nuestros deseos y afectos.

Ella denuncia el mal que es el pecado, que corroe como un cáncer. Pone el dedo en nuestras llagas, en lo que intentamos ocultar. El hombre que retrata la Biblia no es bello, pero es real.

Desde las primeras páginas de este Libro, vemos al hombre en su febril actividad, tentado, desobediente, caído, pero buscado por Dios, que «amó tanto al mundo, que dio a su Hijo único para que todo aquel que cree en él, no perezca, sino que tenga vida eterna» (Evangelio según Juan, capítulo 3, versículo 16).

Por eso, a lo largo de todas las páginas del Antiguo Testamento se menciona, en términos más o menos velados, la venida de Cristo.

11 - ¿Cómo leer la Biblia?

¡Nunca abra la Biblia como cualquier otro libro! La Biblia es la Palabra de Dios, que usted la acepte o no. Aquí es Dios quien quiere hablarle, enseñarle, revelarse a usted, conducirle a toda la verdad.

Es Dios quien, por medio de su Espíritu, puede realmente abrirle las Escrituras, ayudarle a captar su sentido para que usted se las apropie.

He aquí, pues, algunos consejos:

1) Invoque, antes de abrir la Biblia, a Aquel que es su Autor; no importa la forma que adopte la oración; David oraba así: «Abre mis ojos, y miraré las maravillas de tu ley» (Salmo 119, versículo 18).

2) Los hombres de la Biblia escribían para ser comprendidos por el mayor número posible de personas. Por lo tanto, las palabras de la Biblia deben leerse primero con el significado común.

3) El significado de una frase suele venir dado por lo que viene antes o después de ella, así que deje siempre el texto en su contexto.

4) No olvide que la Biblia siempre se explica por la Biblia y no puede ser interpretada de manera particular, por muy erudito que sea el lector o el comentarista.

5) Dios no quiere hacer de nosotros sabios religiosos, bíblicos, proféticos, sino que tiene algo personal que decirnos. El conocimiento sin fruto, hincha (1 Corintios, capítulo 8, versículo 1 y 1 Corintios, capítulo 13, versículos 1 y 2).

6) La Biblia contiene una revelación completa. Mi lectura no debe detenerse en algunos pasajes favoritos, sino que es necesario leer toda la Biblia.

7) Para un principiante es mejor empezar por el Nuevo Testamento, que es la explicación del Antiguo Testamento y nos presenta la salvación experimentada.

8) Nada es más provechoso que una comida tomada regular y diariamente; la Biblia no es diferente.

9) Usted no puede añadirle ni quitarle nada; a veces el texto ofenderá su pensamiento, así que deje que el pensamiento de Dios gobierne el pensamiento de usted; la actitud contraria solo es soberbia.

10) Puede que nuestra lógica se escandalice y digamos: “Hay una contradicción”. Esto es solo aparente. La Biblia no se contradice, sino que a menudo presenta diferentes aspectos de la misma cosa.

11) La única manera de progresar es poner en práctica lo que hemos aprendido. Santiago 1:23 y 24 dice: «Si alguno es oidor de la palabra y no hacedor, este es semejante a un hombre que observa su rostro natural en un espejo; porque se considera a sí mismo y se marcha, y luego olvida cómo era».

12) Mientras lee, recuerde que esto está escrito específicamente para usted. Mientras lee, hágase, por ejemplo, las siguientes preguntas:

a) ¿Qué me está diciendo Dios en este texto?

b) ¿Hay alguna advertencia para mí hoy?

c) ¿Qué aprendo sobre la obra y la persona del Salvador?

d) ¿Qué promesa hay para mí hoy?

e) Busque un versículo para memorizar que pueda recordar a lo largo del día.

La Palabra de Dios es «viva y eficaz» (Hebr. 4:12). Porque es vida y acción, siempre da como resultado el endurecimiento o la fe:

  • Endurecimiento para quien la desprecia y la rechaza.
  • Fe para quien la acepta y se aferra a ella.

12 - La unidad de la Biblia

En el Antiguo Testamento, el Nuevo Testamento está escondido. En el Nuevo Testamento, el Antiguo Testamento está revelado. He aquí, como ejemplos, algunos símbolos; usted descubrirá otros a medida que lea el Libro.

Antiguo Testamento Nuevo Testamento
El Arca de Noé: Génesis 6 y 7 Jesús nos salva del juicio: 1 Tesalonicenses 1:10
La escalera de Jacob: Génesis 28:10-22 Jesús, el Camino: Evangelio según Juan 14:6
El Cordero pascual: Éxodo 12 Jesús, el Cordero de Dios: Evangelio según Juan 1:29
El candelabro: Éxodo 25:31 al 40 Jesús, la Luz: Evangelio según Juan 8:12
El maná: Éxodo 16:9-36 Jesús, el Pan de vida: Evangelio según Juan 6:32-34
La serpiente de bronce: Números 21:4 al 9 Jesús, elevado en la cruz: Evangelio según Juan 3:14
El tabernáculo: Éxodo 25 al 30 Jesús, elevado al cielo: Epístola a los Hebreos, capítulo 9

 

También hay hombres cuyas circunstancias prefiguran un aspecto de la vida de Cristo:

José, odiado y vendido: Génesis 37 Jesús, odiado y vendido: Evangelio según Juan 1:11 y 15:24
José, aquel a quien hay que acudir para encontrar alimento: Génesis 41:53-57 Jesús, el que da y satisface: Mateo 11:28, Juan 7:37
Moisés el abogado, intercede por el pueblo Éxodo 32 Jesús, nuestro abogado 1 Juan 2:1

 

También hay promesas y profecías del Antiguo Testamento que se han cumplido, y otras que están por venir.

En el caso de Cristo, más de 700 años antes de su venida, se menciona:

La virgen que concebirá (Isaías 7:14). Su nacimiento en Belén (Miqueas 5:2).



La huida a Egipto (Oseas 11:1). Su misión (Isaías 61:1). Será odiado sin causa (Salmo 35:19; 69:4). Traicionado por su amigo íntimo (Salmo 41:9). Vendido por 30 monedas de plata (Zacarías 11:13). Ultrajado por los soldados (Isaías 50:6). Puesto en el rango de los malhechores (Isaías 53:12). Sus manos traspasadas (Salmo 22:16). Su costado traspasado (Zacarías 12:10). Sus vestidos repartidos (Salmo 22:18). Su abandono por parte de Dios (Salmo 22:1). Su muerte (Isaías 53:8 y 9). Su resurrección (Salmo 16:10). Su regreso (Zacarías 14:4 y 9).

13 - Los pactos

Para facilitar la comprensión del mensaje, es necesario distinguir también las diferentes alianzas.

Antiguo pacto con Adán, con Noé, con Abraham, con Moisés,

Nuevo pacto en Jesucristo:

1 – El Mesías, siendo rechazado por los judíos, estos últimos son apartados por un tiempo. Estamos en el tiempo de la paciencia de Dios.

El Evangelio, la Buena Nueva, es anunciado (véase Hechos 10:36-43; Romanos 10:12-13; Efesios 2:11-22).

Muy cerca está el cumplimiento de la promesa de Jesucristo de llevarse a los que le pertenecen para que estén con él, eternamente según Juan 14:1-3; 1 Corintios 15:42-57; 1 Tesalonicenses 4:16-17.

2 – Después de eso: Los juicios apocalípticos caen sobre toda la tierra habitada (1 Tesalonicenses 5:3; Apocalipsis 3:10; cómo 6 y siguientes.).

 

Un resto de Israel, después de haber pasado por terribles pruebas, reconocerá a su Mesías (Zacarías 12).

Será entonces cuando Cristo aparecerá, establecerá su Reino (Zacarías 14:4), y que resucitarán los creyentes que fueron asesinados durante este periodo (Apocalipsis 20:4-6).

Seguirá una era de paz durante 1.000 años bajo la autoridad de Cristo, antes de una revuelta final y la derrota definitiva del Diablo y sus seguidores (Apocalipsis 20:6-10).

La resurrección de los incrédulos y su condena (Apocalipsis 20:11-15). Los cielos nuevos y tierra nueva (2 Pedro 3:10-16). El estado eterno (1 Corintios 15.20 al 28).