¿Respondemos? - ¿Reaccionamos al grito de medianoche?

25 de octubre de 2022

Los más familiarizados con la vida oriental nos dicen que la parábola de las diez vírgenes de Mateo 25:1-13 representa exactamente las costumbres matrimoniales que aún prevalecen en la actualidad.

Las diez vírgenes «salieron al encuentro del esposo». Esta es su función, el papel que desempeñan en las ceremonias. Reunidas en la casa de la esposa, esperan al Esposo, que no aparece hasta la medianoche. Abrumadas por el sueño, se adormecen y duermen. A medianoche, el grito se eleva: «¡He aquí el esposo! ¡Salid a su encuentro!».

Las vírgenes de la parábola no representan a la Iglesia en su calidad colectiva, sino a los santos en su calidad individual de discípulos de un Señor ausente. Su lugar y función originales eran: Ir «al encuentro del esposo». Los santos, uno por uno, son llamados por Dios. Salieron del judaísmo, del paganismo, para ir al lugar distinto de la separación de la Iglesia: «para servir al Dios vivo y verdadero, y para esperar a su Hijo» (1 Tes. 1:9-10).

Sin embargo, con el tiempo decayeron y, al abrigo de la Casa, cayeron en un estado de inconsciencia sin vida aparente, caracterizado por el sueño.

El grito de medianoche y las palabras «¡Salid a su encuentro!», son un llamado para nosotros, no solo para que despertemos a la esperanza original de la Iglesia –la venida del Señor–, sino también para que volvamos a la posición original de la Iglesia –fuera del mundo– tanto si el mundo es considerado en su dimensión carnal o en su dimensión religiosa.

F. B. Hole

(Extractado de la revista «Scripture Truth», Volumen 10, 1918, páginas 99)


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