Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él se iba, he aquí se pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blancas, los cuales también les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo.
Dos ángeles se colocaron junto a los discípulos sin que ellos se dieran cuenta, pues sus ojos estaban puestos en su Señor, quien estaba ascendiendo al cielo. Aquí se describen como hombres vestidos de blanco, simbolizando pureza. La Escritura nunca describe a un ángel de Dios apareciendo ante la humanidad como una mujer, ni existen criaturas angelicales bebés, ya que los ángeles de Dios en el cielo son seres creados, espíritus ministradores que ni se casan ni se dan en matrimonio.
Estos ángeles habían sido enviados con un mensaje importante para los discípulos, quienes habían mostrado preocupación acerca de la restauración del reino de Israel. Este Jesús, a quien habían estado contemplando mientras era llevado al cielo, regresaría de manera igualmente visible. Apocalipsis 1:7 nos dice solemnemente: “He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él. Sí, amén”. Esta venida también se describe en Apocalipsis 19:11-21.
Este retorno es tanto una venida en juicio como para reinar. Sucederá al final de un periodo de 7 años conocido como la tribulación. Sin embargo, al menos 7 años antes de aquello, antes de que esta terrible tribulación comience, el Señor Jesús descenderá del cielo y, “con voz de mando, con voz de arcángel y con trompeta de Dios” (1 Ts. 4:16), resucitará a los creyentes que han muerto y arrebatará a sí mismo a todos los creyentes que estén vivos en ese momento. El mundo no tendrá parte en este evento al que llamamos arrebatamiento. Los apóstoles aún no lo sabían, pero se nos revela en 1 Tesalonicenses 4:13-18 y 1 Corintios 15:51-57. Los cristianos esperamos y anhelamos ese momento.
Eugene P. Vedder, Jr.