Respuestas a nuestros “¿porqués?”
Autor:
Las pruebas y las enfermedades
Tema:«Lo que hago, tú no lo sabes ahora; pero lo entenderás después» (Juan 13:7).
Oh, ¡qué bendito día será cuando se revelen todos los misterios! Entonces comprenderemos que todos los acontecimientos son el resultado de una sabiduría infalible y de un amor infinito. Creyente, ¡está en paz! Las intervenciones de tu Padre celestial pueden parecerte oscuras, pero el día de su revelación está cerca. En las relaciones terrenales, un niño acepta con confianza lo que le dice su padre; pero cuando llega a la madurez, se explican muchas cosas que luego, de adolescente, le habían desconcertado. Ahora estamos en nuestra “adolescencia”, mientras que la eternidad es para el alma la condición inmortal de un «hombre hecho». En la eternidad todo lo que Dios ha hecho será reivindicado y sacado a la luz.
Ah, ¡qué fácilmente nos ocupamos de asuntos demasiado elevados para nosotros! No contentos con lo que quiere nuestro Padre, buscamos presuntuosamente conocer los porqués de las cosas. Si es injusto juzgar las obras de los hombres, ¡cuánto más cuando se trata de las obras de Dios! Debemos contentarnos con esperar pacientemente el cumplimiento de su promesa: «Lo entenderás después».
¿Quién es el que pronuncia estas palabras vivas: «Lo que hago… ahora»? Es quien murió por nosotros y ahora está vivo por nosotros. Nuestro Señor puede hacer muchas cosas que nuestros corazones ciegos querrían evitar, «cosas terribles cuales nunca esperábamos» (Is. 64:3). Él puede hacernos soportar la cruz más pesada ahora; más tarde la veremos solo como la aparente severidad de un amor ilimitado e inalterable. La eternidad revelará que todo era necesario, y que nada menos podría haber sido suficiente.
Si no ahora, al menos entonces nos daremos cuenta plenamente, en la tranquila retrospectiva de nuestras vidas, porque «recta es la palabra de Jehová, y toda su obra es hecha con fidelidad» (Sal. 33:4).