La anulación del pecado
Hebreos 9:26
Autor:
Las consecuencias y resultados de la Cruz La expiación, la propiciación, la reconciliación
Temas:«Puesto que le hubiera sido necesario padecer muchas veces desde la fundación del mundo; pero ahora, una sola vez en la consumación de los siglos, él ha sido manifestado para la anulación del pecado mediante su sacrificio».
Hay que destacar la precisión de este versículo, que no habla de pecados, sino del pecado. No dice que Cristo lo apartó, sino que fue manifestado una vez, en la consumación de los siglos, para eso –para abolir el pecado– mediante el sacrificio de sí mismo. La obra totalmente eficaz se llevó a cabo a causa del pecado, que finalmente será abolido, pero, por el momento, aún no lo ha sido. Así, sigue existiendo no solo en el mundo, sino también en el creyente. Lavado por la preciosa sangre de Cristo, este está libre de culpa ante Dios; sin embargo, el pecado –la carne, la naturaleza malvada– sigue en él. Por eso el apóstol Juan escribe: «Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros» (1 Juan 1:8). Durante el reinado de 1.000 años, seguirá latente y, como consecuencia, incluso hacia el final de este bendito reinado de Cristo, Satanás logrará desviar a las naciones que están en los 4 rincones de la tierra (Apoc. 20:8). Pero en los nuevos cielos y en la nueva tierra, el pecado será borrado para siempre, porque en ese momento las primeras cosas habrán pasado y Dios será todo en todos. Por lo tanto, solo cuando seamos introducidos en esa esfera de bendición completa podremos contemplar los resultados perfectos del sacrificio de Cristo. Es en ese momento, y no antes, cuando el pecado, gracias a la obra cumplida, será abolido para siempre. Por supuesto, la fe se apodera de esta verdad desde ahora mismo. Pero lo que hemos dicho solo se refiere a la abolición definitiva del pecado en el universo de Dios.