Aconteció en Iconio que entraron juntos en la sinagoga de los judíos, y hablaron de tal manera que creyó una gran multitud de judíos, y asimismo de griegos. Mas los judíos que no creían excitaron y corrompieron los ánimos de los gentiles contra los hermanos… se lanzaron a afrentarlos y apedrearlos, habiéndolo sabido, huyeron a Listra y Derbe, ciudades de Licaonia.
(Hechos 14:1-2, 5-6)
Debido a la oposición al evangelio, Pablo y Bernabé fueron expulsados de Antioquía de Pisidia. Sin embargo, esto no los detuvo. Tal como les había enseñado el Señor Jesús a sus discípulos, ellos se sacudieron el polvo de sus pies y avanzaron hacia la siguiente ciudad, Iconio (comp. Mt. 10:14; Hch. 13:51). Oremos para que el Señor siga ayudando a sus siervos hoy en día, permitiéndoles avanzar sin temor a la oposición y la persecución, las cuales son inevitables.
Sin embargo, en Iconio también se encontraron con la oposición de los judíos incrédulos, quienes se convirtieron en los principales antagonistas del evangelio en los primeros años del cristianismo. Este grupo, generalmente minoritario, incitaba a los gentiles, que conformaban la mayoría de la población, envenenando sus mentes contra los hermanos. Satanás es pragmático. No duda en reutilizar tácticas que le han funcionado en el pasado. Le encanta causar división entre los creyentes, pero también está dispuesto a unir a los enemigos de la verdad de Dios, tal como hizo con Herodes y Pilato en Lucas 23:12.
El Señor infundió valor a sus siervos, dando “testimonio a la palabra de su gracia, concediendo que se hiciesen por las manos de ellos señales y prodigios” (v. 3). La población de Iconio estaba dividida, algunos estaban a favor de los judíos, otros apoyaban a los apóstoles. Posteriormente, Pablo escribió acerca de la oposición que enfrentaron en Iconio (véase 2 Ti. 3:11). Al darse cuenta de que sus enemigos y las autoridades locales planeaban insultarlos y apedrearlos, Pablo y Bernabé huyeron a las ciudades de Listra y Derbe, y sus alrededores. A pesar de las dificultades, continuaron predicando el evangelio con valentía.
Eugene P. Vedder, Jr.