Llegaron a Mara, y no pudieron beber las aguas de Mara, porque eran amargas… Y Moisés clamó a Jehová, y Jehová le mostró un árbol; y lo echó en las aguas, y las aguas se endulzaron.
(Éxodo 15:23, 25)
Para que por la gracia de Dios gustase la muerte por todos.
Mara es una figura de este mundo, un desierto salvaje con aguas amargas, bajo maldición por causa del pecado del hombre. “Porque la paga del pecado es muerte” (Ro. 6:23). Las aguas amargas simbolizan la muerte. Ante todo esto, ¿cuál es la solución?
“Jehová le mostró un árbol”. Ante su súplica, Jehová le mostró este árbol a Moisés. Moisés no habría visto el árbol si Jehová bondadosamente no se lo mostraba. Este árbol nos presenta simbólicamente la humanidad de Cristo, quien vino a este mundo por la voluntad de Dios, pero también nos hace pensar en la cruz. De manera similar, el Señor es quien debe mostrarnos la cruz para que logremos comprender de mejor manera lo que él soportó por nosotros allí.
Las aguas amargas fueron endulzadas cuando el árbol fue lanzado en ellas. Violenta y despiadadamente, el árbol fue lanzado a las aguas de la muerte para que surgiera la dulzura. Oh, ¿qué hizo Cristo para merecer tan severo castigo de parte de Dios? “Para que por la gracia de Dios gustase la muerte por todos”. ¡Qué sabor tan insondablemente amargo experimentó en la cruz! ¡Bendito y adorado Señor y Salvador!
F. S. W.
R. Holden