Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento.
La mortalidad humana y la realidad de la muerte son temas que suelen atemorizar a muchas personas, ya que el ser humano tiene conciencia de su culpa y tiemblan ante la idea de presentarte ante Dios en el día del juicio. Satanás aprovecha este miedo y lo utiliza como un arma para mantener a las personas en esclavitud. Sin embargo, Cristo ha liberado a los creyentes de este miedo y los ha rescatado del poder de Satanás (véase He. 2:14-15). La Biblia se refiere a la muerte como el postrer enemigo y anticipa un futuro en el que esta será eliminada para siempre (véase 1 Co. 15:26; Ap. 20:14).
Hoy en día, la muerte es solo una sombra para el creyente; ya no es un juicio, sino simplemente el medio que nos transporta a la presencia del Señor. De hecho, la muerte es considerada una de nuestras posesiones según el apóstol Pablo: todas las cosas son nuestras, ¡incluso la muerte! (véase 1 Co. 3:21-22). Sin embargo, a menudo se pasa por alto un aspecto de este pasaje. El “valle de sombra de muerte” no se refiere necesariamente al lecho de la muerte, sino que es una descripción del mundo actual.
Nuestro mundo está marcado por la muerte, una sombra que ha estado presente desde la caída de Adán. Sin embargo, desde la resurrección de Cristo, el mundo es como una tumba vacía: Cristo lo ha dejado y pronto introducirá un mundo nuevo en el que él será la Cabeza.
Al atravesar este “valle de sombra de muerte”, no debemos temer a su dios ni a sus dolores (véase 2 Co. 4:4; Ro. 8:22). La vara y el cayado del Buen Pastor nos proporcionan protección y ayuda; él nos guiará a través de este valle oscuro.
Brian Reynolds
G. A. Young