El Señor Está Cerca

Día del Señor
23
Noviembre

Por tanto, yo le daré parte con los grandes, y con los fuertes repartirá despojos.

(Isaías 53:12)

Cristo exaltado hasta lo sumo

El Señor Jesucristo sufrió y murió en la cruz, pero Dios lo resucitó al tercer día y le dio la posición más elevada que puede existir. Esta posición se menciona varias veces en el Nuevo Testamento:

En Efesios, aprendemos que el propósito de Dios es exaltar a Cristo. En el capítulo 1, leemos que el beneplácito de Dios es “reunir todas las cosas en Cristo… las que están en los cielos, como las que están en la tierra” (Ef. 1:9-10). De acuerdo con ese propósito, Dios lo hizo sentar “a su diestra en los lugares celestiales, sobre todo principado y autoridad y poder y señorío” (Ef. 1:20-22).

En Colosenses, vemos que la gloria de su Persona requiere este lugar exaltado. Si él es “la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación”, si es aquel por quien todas las cosas fueron creadas, aquel que es antes de todas las cosas y por quien todas las cosas subsisten, entonces es necesario “que en todo tenga la preeminencia” (Col. 1:15-18).

En Filipenses, su gracia y su profunda humillación le aseguran este lugar exaltado. “Se despojó a sí mismo… y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo…” (Fil. 2:7-9).

En Hebreos, vemos que sus sufrimientos lo prepararon para su exaltación. “Convenía” a Aquel que fue puesto sobre todo, y coronado de gloria y de honra, ser “perfeccionado por aflicciones” (He. 2:7-10).

En 1 Pedro, la exaltación de Cristo es el testimonio que Dios da por el precio que él tiene ante sus ojos. La piedra que los hombres rechazaron es “escogida y preciosa” para Dios. (véase 1 P. 2:4-7).

En Juan, el Señor Jesús declara que sus sufrimientos y su muerte son el camino necesario de su exaltación, para que otros puedan tener parte en la bendición y en la gloria que le están unidas. “Si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto” (Jn. 12:23-24).

Hamilton Smith

arrow_upward Arriba