¡Ay de los que desean el día de Jehová! ¿Para qué queréis este día de Jehová?
En los días de Amós, existía un mal predominante que el profeta señaló particularmente: la audacia del pueblo al expresar su deseo por la llegada del día de Jehová. ¿Acaso no hemos escuchado a personas que profesan ser cristianas, que contribuyen a prolongar la confusión actual, afirmar: ««Es verdad que la condición de la cristiandad es lamentable, pero el Señor viene pronto y pondrá todo en orden, y eso nos consuela»»? En este versículo, leemos claramente una advertencia acerca de este supuesto deseo. “¿Para qué queréis este día de Jehová?”. Sin duda debemos desearlo si vivimos en obediencia y santidad. Sin embargo, es imprudente y engañoso oponerse a las Escrituras y luego afirmar que se anhela el día de Jehová. Justamente este es el pecado de Israel denunciado en este pasaje.
En general, no hay nada más peligroso o terrible que separar las enseñanzas de las Escrituras de su llamado a la conciencia. Si convierto las esperanzas de la Escritura en un simple producto de mi imaginación, en lugar de escucharla como aquello que juzga mis acciones, evidentemente no estoy caminando en comunión con Dios. Cuando el Espíritu de Dios pone ante nosotros el regreso del Señor Jesús, uno de sus propósitos es llevarnos a deshacernos de todo lo que no es conforme a su voluntad. “Todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro” (1 Jn. 3:3). Esto no significa que el Señor purificará todo lo que no esté de acuerdo con él recién en el momento de su venida. Ciertamente lo hará, pero entonces lo hará mediante juicio. Por lo tanto, nadie debería arriesgarse a esperar ese momento para juzgar, en su vida, lo que no es según la voluntad de Dios. Debemos buscar esta purificación ahora, dejando que Dios actúe en nosotros por medio de su Palabra y su Espíritu. Conocemos el amor de Cristo. Cristo es nuestra vida. Por lo tanto, no debemos tolerar en nuestra vida cosas que sean contrarias a su Palabra. Este es el único camino correcto para aquellos que esperan la venida del Señor.
W. Kelly