El Señor Está Cerca

Lunes
27
Octubre

Un ángel del Señor habló a Felipe, diciendo: Levántate y ve hacia el sur, por el camino que desciende de Jerusalén a Gaza, el cual es desierto. Entonces él se levantó y fue. Y sucedió que un etíope… volvía… Entonces Felipe, abriendo su boca… le anunció el evangelio de Jesús.

(Hechos 8:26-28, 35)

Levantarse e ir

En el Libro de los Hechos, leemos como en tres capítulos consecutivos (Hch. 8, 9 y 10), el Señor instruyó a tres de sus siervos con las palabras levántate y ve Este llamado es una invitación a dejar la zona de comodidad y cumplir la misión o tarea que él no ha asignado. Cada misión es única, así como también la reacción de cada siervo del Señor a este llamado.

El primero en recibir este llamado fue Felipe el evangelista. Él había estado trabajando en Samaria y el Señor estaba obrando poderosamente a través de él (véase Hch 8:5-8). En medio de esta situación, Felipe recibió la instrucción del Señor de levantarse e ir a otro lugar. Habría sido entendible que Felipe hubiera cuestionado esta instrucción, diciendo: «Pero Señor, tú estás bendiciendo mi trabajo aquí. Los hermanos me necesitan en este lugar y queda mucho por hacer. Además, ¿qué sentido tiene ir a un lugar desierto?». Sin embargo, él no hizo ninguna objeción y obedeció con sencillez. Qué bella obediencia al llamado del Señor: “Entonces él se levantó y fue”.

Este relato nos ofrece dos lecciones claves que el creyente puede aprender en relación con el servicio:

1. El Señor no siempre nos anticipa los motivos ni las consecuencias de la misión que nos ha asignado.

2. Para el Señor, una sola alma tiene tanto valor como las multitudes en Samaria, por lo tanto, él puede enviar a sus siervos exclusivamente para visitar a un alma que necesita ayuda, aliento o consuelo.

Michael Vogelsang

R. Holden

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