El Señor Está Cerca

Prestemos especial atención al hecho de que la Biblia comienza con Dios y concluye con todos los santos. Esto es significativo para aquellos que valoran los planes y la gracia de Dios, ya que nos da la certeza de que hay un propósito detrás de esto, al igual que en cada parte del Libro de Dios. Obviamente, debemos interpretar la palabra santos en el sentido bíblico. Las Escrituras dan este nombre a todos aquellos que están en Cristo Jesús, a todos los hijos de Dios en la tierra; todos ellos son “santificados en Cristo Jesús” (1 Co. 1:2).

Por lo tanto, la Biblia comienza con Dios y termina incluyendo a todos los santos en la tierra; no deja a nadie fuera. Al igual que un padre se asegura de que todos sus hijos estén a salvo en casa antes de cerrar la puerta por la noche, el Espíritu Santo no cierra el texto divino con la familia dividida (algunos fuera y otros dentro), sino que reúne a todos los santos dentro del hogar y derrama esta gran bendición sobre todos. Dios no tiene prejuicios ni favoritos, todos sus hijos le son igualmente valiosos. Su objetivo desde el principio fue asegurarlos para sí mismo.

Antes de crear los mundos por la palabra de su poder, él los escogió en Cristo, y la creación de la que nos habla Génesis 1 tenía como objetivo final reunirlos a todos en uno y servir como escenario para que esto se llevara a cabo. Se tuvieron que hacer muchas cosas antes de que este gran propósito pudiera realizarse, ya que un gran enemigo observaba constantemente para obstruir cada movimiento de Dios hacia su fin deseado. Sin embargo, paso a paso, el propósito de Dios avanzó y su triunfo resuena en estas palabras finales de la inspiración divina: “La gracia del Señor Jesús sea con todos los santos”.

J. T. Mawson