Jehová estaba con José y le extendió su misericordia, y le dio gracia… Jehová estaba con José, y lo que él hacía, Jehová lo prosperaba.
(Génesis 39:21, 23)
Indudablemente, José disfrutó de una infancia sin grandes obstáculos. Sus adinerados padres le brindaban mucho amor, especialmente su padre. José era un joven que parecía tenerlo todo: inteligencia, habilidad, buen aspecto y un carácter agradable. Su amor a Dios se reflejaba en su servicio a los demás, incluso a sus hermanos que le tenían envidia, y fue precisamente allí donde empezaron sus problemas.
Muchos conocemos la historia de José en el libro del Génesis. Sin embargo, a menudo olvidamos que José no se rindió cuando la vida se complicó. Enfrentó varios desafíos. Recordemos algunos de estos desafíos:
– Lo arrojaron a una cisterna vacía,
– Lo vendieron como esclavo,
– Fue acusado falsamente y lo encarcelaron.
Meditemos en cuán injusto fue todo aquello. Después de resistir la tentación exitosamente, fue acusado falsamente del mismo pecado que evitó, y finalmente lo condenaron sin un juicio justo. Sin duda, este es un ejemplo de lo que significa padecer “por causa de la justicia” (1 P. 3:14).
Así era la vida en aquellos tiempos, y así es la vida hoy en día. La vida no es justa. Nos enfrentamos a un mundo injusto y complicado. Al enfrentarnos a nuestros desafíos diarios, recordemos a José. Ya estuviera en la esclavitud, en la cárcel o, más tarde, en la prosperidad, “Jehová estaba con José”. Esa es la clave.
¿Dónde hallamos la fuerza y los recursos para enfrentar los problemas? Al enfrentar desafíos, es útil recordar tres recursos: la oración, para obtener guía y apoyo divino; las Sagradas Escrituras, que nos pueden hacer sabios para la salvación (2 Ti. 3:15); y los consejos de cristianos más experimentados, aquellos que “han alcanzado madurez” y “que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal” (He. 5:14).
William S. Ibrahim