El Señor Está Cerca

Día del Señor
14
Septiembre

A la hora novena Jesús clamó a gran voz, diciendo: Eloi, Eloi, ¿lama sabactani? que traducido es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?

(Marcos 15:34)

Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.

(Lucas 23:34)

El amor de Cristo expresado en la cruz

Cristo fue acusado injustamente por los principales sacerdotes y los ancianos; fue juzgado por Anás y Caifás; enviado a Pilato y Herodes; y finalmente devuelto a Pilato. Los soldados romanos lo trataron con brutalidad, le arrancaron la barba y se burlaron de él. Proféticamente, Isaías se refirió a él, diciendo: “Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca” (Is. 53:7). Jesucristo, cargando su cruz y llevando una corona de espinas, fue llevado al monte Calvario para ser crucificado.

Nos asombramos ante la contemplación del Señor de gloria colgando en una cruz maldita. ¡Ese era nuestro lugar! Sin embargo, su maravilloso amor lo llevó a tomar nuestro lugar como nuestro bendito Sustituto. Por su obra consumada, Cristo mismo respondió a su pregunta: “¿Por qué me has desamparado?”. El Señor Jesús fue desamparado por Dios para que nosotros nunca fuésemos desamparados. Ahora podemos experimentar y disfrutar el amor de Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo, el don de Dios.

Manos pecadoras e insensibles clavaron voluntariamente al Hijo de Dios en esa cruz romana. Aunque podía convocar a más de doce legiones de ángeles, él decidió no hacerlo. En lugar de eso, él oró. No oró pidiendo ayuda para ser liberado de sus adversarios, sino que intercedió por ellos: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”. Jesús sabía que debía soportar el oprobio para que la justicia de Dios fuese satisfecha y el pecador pudiese ser perdonado. Satanás debía ser derrotado y el pecador necesitaba ser reconciliado. ¡Qué amor tan maravilloso!

Jacob Redekop

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