El Señor Está Cerca

Sábado
13
Septiembre

Caminó, pues, Enoc con Dios, y desapareció, porque le llevó Dios.

(Génesis 5:24)

Los inconversos no verán el arrebatamiento

¿Fue el traslado de Enoc un evento público o un suceso silencioso y secreto para el mundo? La interpretación del autor de Hebreos, y de las Sagradas Escrituras en general, parecen darnos una respuesta: “No fue hallado porque Dios lo trasladó” (He. 11:5 NBLA). Este versículo parece indicarnos que la humanidad no fue testigo de ese glorioso momento. Se infiere que el mundo buscó a Enoc, tal y como los hijos de los profetas buscaron a Elías; pero sin éxito (véase 2 R. 2:17). Esto nos indica que el traslado de Enoc fue un suceso oculto a los ojos de los hombres: no lo habrían buscado si hubieran presenciado su traslado.

La gloria, en todas sus formas, no es perceptible para los sentidos del hombre natural. Aunque el monte estaba lleno de caballos y carros de fuego, los ojos del criado de Eliseo tuvieron que ser abiertos para poder verlos (2 R. 6:17). Daniel vio a un varón lleno de gloria, pero los hombres que estaban con él no vieron nada (Dn. 10:7). Mientras estaban en el monte santo, solo Pedro, Jacobo y Juan pudieron ver la gloria que los rodeó, a pesar de que su resplandor podría haber iluminado el mundo entero, pues el rostro del Señor Jesús resplandeció como el sol (Mt. 17:2). Esteban vio los cielos abiertos, en medio de una multitud, pero solo él pudo ver la gloria de Dios (Hch. 7:55). Pablo fue al tercer cielo, pero ningún ojo humano pudo seguir su viaje (véase 2 Co. 12:2-4). Finalmente, cuando Jesús resucitó dentro del sepulcro labrado en la peña, al resguardo de una guardia de soldados despiertos, ningún oído oyó ni ningún ojo vio lo que sucedió.

El silencio y lo secreto caracterizan todas estas gloriosas experiencias. A pesar de las visiones, revelaciones, resurrecciones, traslados, ascensiones y la presencia de la gloria en la tierra y en los cielos abiertos, el hombre natural permanece ajeno a todo esto. Así será en la hora gloriosa que pronto llegará, cuando los que son de Cristo sean arrebatados para reunirse con el Señor en el aire (véase 1 Co. 15:23; 1 Ts. 4:15-17).

J. G. Bellett

arrow_upward Arriba