El Señor Está Cerca

Martes
2
Septiembre

Pero el padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies.

(Lucas 15:22)

El hijo pródigo

El padre corrió gozoso al encuentro de su hijo perdido. No habló con él acerca de la posibilidad de que trabajara allí como un jornalero, pues el corazón del padre solo concebía los plenos privilegios de la filiación. Este concepto se refleja claramente en Efesios 1, cuando Pablo escribe que hemos sido predestinados “para ser adoptados hijos suyos… según el puro afecto de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia” (Ef. 1:5-6). No era necesario que él nos adoptara, pero según su voluntad y gracia, Dios nos ha hecho sus hijos.

El padre del hijo pródigo le dio el mejor vestido y puso un anillo en su mano. Estas cosas no formaban parte de la herencia inicial, sino que eran cosas que el padre había mantenido guardadas. Si hubieran sido parte de la herencia inicial, el hijo también las habría despilfarrado. A causa del pecado, el hombre perdió su lugar en el paraíso original y nunca podremos regresar a él. Sin embargo, desde que el pecado entró en el mundo a través de Adán, Dios ha mantenido en reserva algo mucho más grandioso. Por gracia, estamos unidos profundamente con Cristo, el postrer Adán, y tenemos una herencia eterna reservada en los cielos para nosotros (véase 1 P. 1:4).

Aunque el hijo pródigo fue perdonado, él no podía entrar a la casa con las vestimentas del país lejano. Era imposible para él conseguir una túnica adecuada para entrar a la casa de su padre. Sin embargo, el padre lo vistió con vestidos nuevos y adecuados. Esto es una figura de la doctrina de la justificación. El creyente ha sido declarado justo, lo que va más allá del simple perdón. Cristo es nuestra justicia y estamos en él, siendo totalmente aceptos por Dios. El anillo simboliza nuestra gloria eterna con Cristo; estamos seguros en él (véase 1 P. 5:10). El calzado representa la filiación; los siervos no usaban zapatos. Todo lo recibido es debido a las riquezas de su gracia.

Brian Reynolds

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