El Señor Está Cerca

Lunes
4
Agosto

De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros.

(Juan 6:53)

“De cierto, de cierto”

El Señor Jesús sació el hambre de cinco mil personas, quienes lo seguían debido a los milagros que realizaba (v. 2). Al día siguiente, las multitudes comenzaron a buscarlo y lo encontraron en Capernaúm, enseñando en la sinagoga (v. 24, 59). Aunque la actitud de estas personas parece admirable, el Señor Jesús conocía la verdadera intención de sus corazones: “De cierto, de cierto os digo que me buscáis, no porque habéis visto las señales, sino porque comisteis el pan y os saciasteis” (v. 26).

El milagro de la alimentación a los cinco mil fue una señal (véase Sal. 132:15). Sin embargo, las personas beneficiadas pareciera que lo ignoraron por completo, recordando la historia del maná en el desierto para desafiar al Señor: “¿Qué señal, pues, haces tú, para que veamos, y te creamos?”. Jesús les respondió con perfecta paciencia: “De cierto, de cierto os digo: No os dio Moisés el pan del cielo, mas mi Padre os da el verdadero pan del cielo” (vv. 30-32). El maná fue un regalo de Dios y una figura que apuntaba a él mismo. Cuando ellos le dijeron: “Señor, danos siempre este pan” (v. 34), él se los ofreció en abundancia: “Yo soy el pan de vida; el que a mí viene nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás” (vv. 35-48).

Finalmente, el Viviente, Jesús, tuvo que morir en la cruz para que ellos (y nosotros) obtuvieran vida. La cuarta y última vez que él dijo “de cierto, de cierto” en Capernaúm, que es el versículo de hoy, él utilizó un lenguaje vívido para enfatizar la importancia de la fe en su muerte como medio para obtener esta vida. Cabe destacar que este versículo no está relacionado con la cena del Señor, y cualquier intento de hacerlo distorsiona completamente el significado del pasaje. Claramente, cuando hemos recibido la vida, debemos nutrirnos continuamente de él para vivir día a día a la luz de esta vida. Es por eso que, a partir del versículo 54, él utiliza el presente continuo para referirse al acto de comer y beber espiritualmente de él.

Simon Attwood

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