Todos sus siervos
(1 Samuel 18:22 NBLA)
No debemos sorprendernos del amor de los siervos de Saúl por David. Él los había rescatado del poder del enemigo y se había convertido en un héroe para el pueblo, por lo que su admiración por él era inmensa. Sin embargo, cuando su amor fue puesto a prueba, ellos fracasaron. En 1 Samuel 19:1 leemos: “Habló Saúl a Jonatán su hijo, y a todos sus siervos, para que matasen a David”. Al enfrentarse a las órdenes de Saúl, el amor de estos siervos hacia David resultó ineficaz. Podrían haber defendido a David y haberse negado a cumplir las órdenes del rey. En 1 Samuel 14:45, leemos cómo lo hicieron para defender a Jonatán. El amor de ellos no tenía valor, por lo que rápidamente se transformó en mera indiferencia. Es como si nosotros, con gran emoción, entregáramos nuestras vidas al Señor Jesús, pero luego nos diéramos por vencidos cuando surgen dificultades en nuestro camino.
En 1 Samuel 18, hallamos a otro grupo de personas que amaban a David. Amaron a David mientras era aceptado y popular entre el pueblo. Su victoria contra Goliat le había dado fama y popularidad. Sin embargo, ninguna de estas personas lo siguió cuando fue rechazado y tuvo que huir “al monte cual ave” (Sal. 11:1). Estaban cómodos y no querían enfrentar dificultades. No había una relación personal con David ni un amor perdurable. En el Nuevo Testamento, Pablo se lamenta diciendo: “Me abandonaron todos” (2 Ti. 1:15). Nadie, excepto Lucas, tenía el deseo de seguir a Pablo en su celo y devoción al Señor. Aunque los demás no odiaban a Pablo, no tenían un amor que los motivara a participar con él en sus sufrimientos. ¿Es nuestro amor por el Señor Jesús tan profundo que estaríamos dispuestos a sufrir por él y seguirlo en su camino de rechazo en esta tierra?
D. Van Duyn
