El Señor Está Cerca

Sábado
28
Junio

Así que oré al Dios del cielo.

(Nehemías 2:4 NBLA)

Manos a la obra

A veces, las palabras pequeñas tienen un gran peso. En el libro de Nehemías, la pequeña palabra “así” se utiliza para describir cómo Nehemías se enteró de las necesidades de Jerusalén y oró. A pesar de tener un trabajo ocupado y responsable como copero del rey, la oración ocupaba un lugar importante en su vida. Su gran preocupación por el pueblo de Dios en Jerusalén lo llevó a ayunar y orar por ellos por “algunos días” (Neh. 1:4). Cuando el rey le preguntó por qué estaba triste, Nehemías volvió a orar. En aquellos días, no se suponía que la gente estuviera triste en presencia de los reyes, incluso era motivo de muerte. Es posible que Nehemías haya orado en silencio porque tuvo miedo, pero también estaba preparado para comunicarle al rey su deseo de ir a Jerusalén. La oración verdadera siempre nos prepara para una acción eficaz.

Nehemías desafió a sus enemigos cuando se rieron de él. No decidió quedarse en silencio ante las burlas. En ciertos juegos y deportes se dice que «la mejor defensa es un buen ataque». Cuando fue atacado verbalmente, Nehemías respondió con rapidez, presentando a Dios ante sus enemigos y recordándoles la falta de espiritualidad de ellos. A pesar de los obstáculos, Nehemías sabía que había trabajo por hacer, y obró en consecuencia.

Nehemías no se dejó desalentar por la magnitud de la tarea o los fracasos de su pueblo. Durante un tiempo, estuvo tan ocupado que algunos usaron la misma ropa día y noche. Sin embargo, lograron completar el trabajo en un tiempo récord a pesar de los obstáculos. Nehemías era un hombre que sabía qué trabajo debía hacerse, a quiénes debía desafiar y qué oraciones debía hacer. Simplemente se puso manos a la obra y lo hizo, sin pensar demasiado en qué hacer o cómo hacerlo. Ciertamente es un gran ejemplo para todos nosotros.

Grant W. Steidl

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