El Señor Está Cerca

Viernes
20
Junio

El hombre nacido de mujer, corto de días, y hastiado de sinsabores.

(Job 14:1)

El misterio del sufrimiento

Antes de la caída de Adán, el sufrimiento era algo desconocido y no formaba parte de la experiencia humana. El sufrimiento entró en escena después de la desobediencia del hombre a Dios y la entrada del pecado en el mundo.

En primer lugar, Dios mismo profetizó que la Simiente de la mujer sería herida por la serpiente (Gn. 3:15). Los sufrimientos predichos del Señor Jesús luego fueron confirmados por Isaías: “Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados” (Is. 53:5).

En segundo lugar, Dios les informó a Adán y Eva que sus vidas estarían llenas de tristeza, dolor y, eventualmente, muerte. En resumen, el sufrimiento es resultado de la entrada del pecado en el mundo. Sin embargo, Dios, en su perfecto amor y sabiduría, ha convertido el sufrimiento en un instrumento útil para moldearnos a imagen de Cristo.

Tomemos a Job como ejemplo de sufrimiento. A pesar de ser un hombre justo y temeroso de Dios, él recibió múltiples golpes, perdiendo a sus hijos, sus posesiones y su salud. Incluso su esposa y amigos se volvieron en su contra. Sin embargo, Dios utilizó esas dolorosas experiencias para revelarle a Job su orgullo y lograr que confesara lo siguiente: “De oídas te había oído; mas ahora mis ojos te ven. Por tanto me aborrezco, y me arrepiento en polvo y ceniza” (Job 42:5-6).

Mis queridos compañeros de tribulación, tengan coraje, porque, aunque el libro de Job comienza de manera trágica, tiene un final feliz. Dios pone límites a lo que permite en la vida de sus santos, e incluso Satanás está bajo su control. Todo terminará bien para los justos. “Habéis oído de la paciencia de Job, y habéis visto el fin del Señor, que el Señor es muy misericordioso y compasivo” (Stg. 5:11).

Richard A. Barnett

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