De ocho años era Josías cuando comenzó a reinar… Este hizo lo recto ante los ojos de Jehová… sin apartarse a la derecha ni a la izquierda.
El rey Josías fue uno de los monarcas más piadosos en la historia judía. Desde muy joven, demostró su determinación de servir al Dios vivo. A los dieciséis años, comenzó a buscar al Dios de su padre David; a los veinte años, comenzó a limpiar Judá y Jerusalén de los lugares altos; y a los veintiséis años, comenzó a reparar la casa de Jehová su Dios (vv. 3, 8). Josías fue claramente un instrumento escogido por Dios, ¡incluso profetizado por nombre unos 300 años antes de su nacimiento (1 R. 13:2)!
Josías llevó a cabo una reforma impresionante al purgar a Judá e Israel de la idolatría, restablecer la celebración de la Pascua y reparar el templo. También instó al pueblo a unirse a esta causa (vv. 31-33). Esta reforma fue asombrosa si consideramos la profunda decadencia espiritual en la que habían caído muchos de los reyes de Judá e Israel en el pasado. Sin embargo, lamentablemente, este sería el último avivamiento conducido por un rey judío, ya que los ejércitos de Babilonia subirían contra Jerusalén y la sitiarían, lo cual sucedió poco tiempo después de la muerte de Josías.
Todo esto nos deja lecciones muy valiosas. Hace doscientos años, en su gracia, Dios realizó un gran avivamiento en la Iglesia. Él levantó a hombres especialmente capacitados, al igual que Josías, y los utilizó para restaurar la Cena del Señor después de siglos de descuido, devolviéndole la simplicidad con la que se practicaba en el Nuevo Testamento. También recuperó las doctrinas paulinas acerca de la Iglesia y la venida del Señor. En la actualidad, al igual que en los días de Josías, Babilonia está a la puerta (véase Ap. 17:4) y las semillas de la apostasía son evidentes. ¿Seguiremos defendiendo estas verdades? ¡Solemne pregunta!
Brian Reynolds