He aquí que a la casa de David nacerá un hijo llamado Josías.
Hay un antiguo proverbio irlandés muy pintoresco y cuyo mensaje sigue siendo cierto en la actualidad: «Llega la hora, llega el hombre». Esto se ha demostrado en la historia secular del mundo, para bien o para mal. De manera similar, en la historia del pueblo de Dios, hay momentos en los que él levanta a alguien para llevar a cabo una obra importante en un momento crítico. Esto se puede observar tanto en los registros bíblicos como en la historia de la Iglesia.
Un varón de Dios profetizó que Dios levantaría a un descendiente de David llamado Josías, quien destruiría el altar idólatra de Jeroboam y quemaría sobre él los huesos de los falsos sacerdotes. Aunque esta profecía se cumplió trescientos años después, su cumplimiento fue exactamente como había sido profetizado (véase 2 R. 22:14-20).
En el Nuevo Testamento, Pablo les dijo a los gálatas que Dios lo había apartado para su servicio desde el vientre de su madre. A pesar de haberse convertido en un perseguidor de la Iglesia, Dios lo llamó por gracia y lo transformó, pasando de ser un erudito rabínico a un apóstol de Jesucristo (véase Gá. 1:15). Los ojos de Dios estaban puestos en Pablo, incluso cuando estaba en el vientre de su madre, y fue considerado un “instrumento escogido” (Hch. 9:15). Este mismo patrón lo vemos en el profeta Jeremías (véase Jer. 1:5). Esto nos muestra que Dios conoce y elige a sus siervos antes de llamarlos.
En el siglo 18, en Inglaterra, nació un hombre llamado George Whitefield. Él comenzó a predicar al aire libre, en los campos, en una época en la que tal acto se consideraba inaudito e incluso sacrílego. Sin embargo, su predicación dio como resultado un gran despertar espiritual en el que miles de personas se convirtieron a Cristo. Es interesante considerar que su apellido era Whitefield (campos blancos en español), pareciendo prefigurar su llamamiento, ya que en Juan 4:35 leemos: “Mirad los campos… blancos para la siega”. ¡Es un aliento saber que Dios conoce y escoge a sus siervos antes de llamarlos!
Brian Reynolds