El Señor Está Cerca

Lunes
26
Mayo

Como está escrito en Isaías el profeta: He aquí yo envío mi mensajero delante de tu faz, el cual preparará tu camino delante de ti. Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor; enderezad sus sendas.

(Marcos 1:2-3)

Preparar el camino del Señor

Este pasaje resume el ministerio de Juan el Bautista, quien vino como precursor de Cristo y cuyo objetivo era prepararle el camino. Con este propósito en vista, Juan fue una voz que clamó a los demás para exhortarlos ante la inminente llegada del Mesías. La figura profética describe cómo a través de su ministerio, el paisaje se embellecería, las sendas torcidas se enderezarían y los caminos escabrosos se allanarían (véase Is. 40:3-4; Lc. 3:4-6).

Cuando leemos la expresión “el cual preparará tu camino delante de ti”, podríamos pensar que el objetivo de Juan era facilitar la llegada de Cristo, como cuando despejamos un camino en el bosque para los que vienen detrás. Sin embargo, la realidad es todo lo contrario. No es que el Señor tuviera dificultades para llegar al pueblo, sino que sería el pueblo el que tendría dificultades para recibirlo. Preparar “el camino del Señor” implicaba eliminar los obstáculos en el corazón de las personas. El ángel que anunció el nacimiento de Juan dijo que él iba a “preparar al Señor un pueblo bien dispuesto” (Lc. 1:17).

Juan allanó el camino del Señor al preparar a aquellos que lo escucharían. Lo hizo predicando un mensaje de arrepentimiento y enfatizando que la tradición y la opinión popular carecían de valor ante Dios, quien ve el corazón. Los más elevados como los más humildes de la sociedad están al mismo nivel delante de él, y es necesario allanar los lugares ásperos del orgullo y la voluntad propia.

Este aspecto del ministerio de Juan es un ejemplo para nosotros. También podemos preparar el camino del Señor en la vida de los demás al presentar la justicia de Dios y al invitarlos a arrepentirse y reconciliarse con él por medio de Cristo. Este resumen de la vida de Juan también nos describe a nosotros: “Juan, a la verdad, ninguna señal hizo; pero todo lo que Juan dijo de este, era verdad” (Jn. 10:41).

Stephen Campbell

arrow_upward Arriba