El Señor Está Cerca

Sábado
24
Mayo

Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame.

(Lucas 9:23)

La gracia y el discipulado

En su esencia misma, la gracia de Dios es gratuita e incondicional. Sin embargo, al abrir sus Biblias, muchos se sorprenden al encontrarse con pasajes que inesperadamente comienzan con un “si” condicional, como por ejemplo el pasaje del día de hoy. ¿Qué significa esto? ¿Es la salvación tan gratuita como suponíamos? ¿Debemos llegar a algún tipo de acuerdo con el Maestro en estos términos, antes de que podamos ser contados como suyos?

En la parábola de la gran cena en Lucas 14, la puerta de la salvación está abierta de par en par, y a los peores invitados. La gracia resplandece sin exigirles nada. No se imponen condiciones, no se hacen tratos. Luego, el Señor pone a prueba la sinceridad de sus oyentes expresándoles las condiciones del discipulado. Es bueno que distingamos estos dos aspectos y los mantengamos juntos en el orden que él los puso. La gracia es la forma especial que adopta el amor divino cuando se vierte sobre quienes son totalmente indignos, adaptándose a sus necesidades. El discipulado es la forma que adopta el amor que nace en el corazón del creyente.

El indecible costo de la salvación recayó sobre Aquel que podía soportarlo, y habiendo sido hecho pecado por nosotros, lo soportó todo. Para nosotros, la salvación no cuesta nada. Ahora bien, ¿cuánto cuesta ser discípulo? Cuesta sacrificios en todos los sentidos. Incluye la oración y el estudio de la Palabra de Dios; ejercicios desconocidos de parte de quienes no son discípulos. Querido lector, siéntese y calcule los gastos. Entonces recalcule el gasto a la luz del poder de Dios y de los inmensos recursos de la gracia que él suministra

Así, la gracia y el discipulado van de la mano, pero no debemos invertir su orden. Tal fue el caso de Bartimeo en Marcos 10. La gracia se detuvo ante su clamor y le dio gratuitamente todo lo que deseaba. Entonces Jesús le dijo: “Vete”. A él no se le impusieron condiciones. Siguió a Jesús, impulsado por la gracia, entrando así en la senda del discipulado.

F. B. Hole

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