Por tanto, yo le daré parte con los grandes, y con los fuertes repartirá despojos; por cuanto derramó su vida hasta la muerte.
Dios siempre es justo y recto. Él reconoce los logros del Señor Jesús y cómo le ha devuelto lo que los pecadores le habían quitado. Sin embargo, Dios no es deudor de nadie. Él recompensará al Mesías por todo lo que ha hecho para la gloria de Dios. La justicia de Dios le dará lo que merece. La expresión “por tanto” hace alusión a todo lo que el Señor Jesús ha logrado para la gloria de Dios. Basado en su obra consumada, él tiene todo honor y derecho.
Al mismo tiempo, según los planes de Dios, el Señor Jesús compartirá su victoria con muchos hijos. Él es el Primogénito entre muchos hermanos (Ro. 8:29) y se deleita en compartir con ellos los despojos de su victoria. Actualmente lo hace con los creyentes que han sido llamados tanto de entre judíos como de gentiles. Después del arrebatamiento de la Iglesia, él compartirá los resultados de su victoria con diferentes grupos de creyentes. Primero, con los judíos creyentes que atraviesen la tribulación; luego con todo Israel restaurado y con los creyentes de las naciones gentiles. Después de que todos los juicios hayan pasado, él compartirá sus recompensas con las diferentes compañías asociadas a él en el cielo y en la tierra: su esposa celestial, Israel restaurado y las naciones que habrán vuelto a Dios, expandiéndose hasta los confines de la tierra (véase Sal. 22:22-31).
Él compartirá todo esto con nosotros, los grandes y los fuertes, es decir, nos verá asociados a él, el Grande y Fuerte. Estos resultados nunca podrán separarse de sus sufrimientos, ya que él “derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los pecadores”. ¡Bendito sea su nombre por siempre!
Alfred E. Bouter
J. N. Darby