Entonces los que temían a Jehová hablaron cada uno a su compañero; y Jehová escuchó y oyó, y fue escrito libro de memoria delante de él para los que temen a Jehová, y para los que piensan en su nombre.
El libro de Malaquías nos entrega un triste mensaje acerca de la decadencia y el fracaso del remanente de Israel. Este remanente había sido liberado después de setenta años de cautiverio bajo el dominio de Babilonia, debido a su desobediencia a Dios. Sin embargo, el corazón lleno de gracia del rey Ciro animó a muchos cautivos a regresar a su tierra y reconstruir el templo. Solo un pequeño grupo aprovechó esta oportunidad para comenzar una nueva obra de consagración a su Dios. Bajo el liderazgo de Esdras y Nehemías, este remanente del pueblo de Dios prosperó con una nueva vitalidad de fe, voluntad y gran alegría.
No pasó mucho tiempo antes de que la frescura de la fe comenzara a desvanecerse y el remanente mostrara el mismo carácter desobediente que sus padres habían mostrado. Dios expone esta triste desobediencia en el libro de Malaquías, revelando la altanería y la actitud desafiante del pueblo, especialmente de los sacerdotes, quienes no mostraban preocupación por el arrepentimiento ni el honor de Dios.
Afortunadamente, en el libro de Malaquías se destaca la presencia de un grupo dentro del remanente de Israel que temía al Señor y que se comunicaban entre sí. ¿Sobre qué hablaban? Hablaban de Jehová y del dolor que sentían al ver cómo otros israelitas lo excluían de sus corazones. La fe de este grupo era tan valiosa para Dios que él escribió un libro de memoria para ellos.
Lamentablemente, en la actualidad podemos observar el mismo distanciamiento de la verdad en la Iglesia de Dios. Sin embargo, debemos comunicarnos entre nosotros y animarnos mutuamente, deseando sobre todo honrar al Señor Jesús y dar alegría a su corazón.
L. M. Grant