El Señor Está Cerca

Sábado
3
Mayo

Yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás.

(Juan 10:28)

La seguridad eterna de las ovejas

Como ovejas, nuestra seguridad es responsabilidad de nuestro Pastor (véase 1 P. 2:25). Está escrito que cuando él encuentra a una oveja perdida, él la pone sobre sus hombros gozoso (véase Lc. 15:5). La oveja no lucha para mantenerse sobre los hombros del pastor, sino para bajarse de allí. No nos salvamos por sujetarnos al Pastor, ya que las ovejas no tienen manos para hacerlo. Sin embargo, todas las ovejas del Señor son llevadas sobre los hombros del Pastor, quien se regocija, y así todas son salvas por igual. El Pastor se asegurará de que ninguna resbale de sus hombros. Cuando el peligro ha pasado, el viaje ha terminado y hemos llegado a casa (v. 6), las palabras gozosas del Pastor son las siguientes: “He encontrado mi oveja que se había perdido” (Lc. 15:6). Por lo tanto, la seguridad eterna de cada oveja es responsabilidad y cuidado personal de nuestro bendito Señor.

En el capítulo 10 del Evangelio según Juan, Jesús se refiere a sus ovejas como mis ovejas. Estas ovejas pueden ser blancas, negras o pardas, puedan estar sucias o limpias. A veces, estas ovejas tienen tienden a extraviarse o comer alimentos equivocados. Sin embargo, son sus ovejas y tienen una naturaleza que la diferencia de las cabras, los cerdos y los perros. Ellas siguen a Jesús (Jn. 10:27); y aunque a veces lo siguen “de lejos” (Lc. 22:54), él, en su gracia fiel, las restaura. Jesús dice: “Yo las conozco”. Conoce perfectamente las debilidades, temores y tentaciones de cada una de las ovejas del rebaño que él compró al precio de su sangre.

La vida eterna no puede ser otra cosa que eterna. No puede perderse, desaparecer o ser anulada por el pecado. Esto se debe a que los dones y el llamamiento de Dios son irrevocables (Ro. 11:29). Una vez que él ha dado la vida eterna, esta es para siempre. Aquel que la ha dado ha prometido que no la quitara. Cuando un cristiano peca, no pierde la vida que tiene, pero sí se ve afectado el gozo de ella (véase Sal. 51:12). La vida eterna es un don gratuito de Dios que no está sujeta a condiciones externas, por lo tanto, él nunca la retirará.

W. Scott

arrow_upward Arriba