Una cosa he demandado a Jehová, esta buscaré; que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo.
¿Siente usted miedo? ¿Se enfrenta a dificultades en la vida? Al leer el versículo de hoy, podríamos pensar que David vivía en circunstancias serenas e idílicas. Sin embargo, el contexto en el que fue escrito este salmo nos muestra que no era así.
El rey David debía enfrentar constantemente todo tipo de conflictos y temores. Sin embargo, a pesar de que la guerra amenazaba con estallar en su contra y que sus enemigos lo amenazaban, él estaba confiado. “Aunque un ejército acampe contra mí, no temerá mi corazón; aunque contra mí se levante guerra, yo estaré confiado” (v. 3). ¿Cómo obtuvo David esta confianza? La clave para vencer sus temores radicaba en que Jehová era su luz y salvación (v. 1). Ahora bien, ¿dónde lo aprendió? En la “casa de Jehová”, David encontró la fortaleza y el entendimiento que necesitaba para confiar en Dios. Y lo mismo sucederá con nosotros si buscamos estar en la presencia de Dios con un corazón sincero y sencillo.
David solo anhelaba habitar en la presencia de Dios y contemplar la hermosura (literalmente la gracia) de Jehová. También deseaba “inquirir en su templo”. Estas dos cosas son el antídoto contra el miedo y el desánimo para todo creyente.
En primer lugar, al enfocarnos en la gloria de Cristo, somos transformados a su imagen. Aunque la transformación completa sucederá en la resurrección, podemos ser cambiados a la semejanza moral de Cristo mientras estamos aquí en estos cuerpos de humillación (véase 2 Co. 3:18; Fil. 3:21).
En segundo lugar, podemos buscar a Dios. Es en el santuario de Dios donde podemos hacer preguntas en tiempos difíciles y aprender acerca de sus caminos.
Asaf asegura lo mismo en el Salmo 73:16-17. Esta será verdaderamente la experiencia y porción de todos los que buscan. ¿Ha estado usted hoy en el santuario de su presencia?
Brian Reynolds