El Señor Está Cerca

Sábado
5
Abril

Por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él.

(Romanos 3:20)

¿Demasiado bueno para ser verdad?

A veces escucho a la gente expresar su escepticismo hacia el Evangelio, argumentando que es «demasiado bueno para ser verdad». En realidad, cuando dicen eso, están cuestionando la bondad de Dios. Argumentan: «No puedo creer en el evangelio que predicas. Es demasiado bueno para ser verdad. Dices que soy un pecador y, sin embargo, afirmas que puedo ser salvo sin hacer nada por mí mismo». Esto es precisamente lo que proclama el Evangelio de Dios.

La Ley señalaba las cosas que debíamos hacer pero que no podíamos cumplir, generando angustia en el hombre natural. Por lo tanto, el único efecto de la Ley es este: traer angustia a la conciencia del ser humano, haciéndole sentir su indignidad delante de Dios. La Ley dice: “Sed santos”, y el hombre no es santo. La Ley dice que debo ser justo, pero no lo soy. La Ley dice: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón… y a tu prójimo como a ti mismo” (Lc. 10:27); y sé perfectamente que no lo he hecho.

Ahora bien, ¿qué es el Evangelio? Es la revelación de quién es Dios y cómo ha actuado en Cristo. Mientras que la Ley señalaba las cosas que debemos hacer, pero no podemos, el Evangelio nos revela quién es Dios en su absoluta bondad, amor, santidad y justicia, manifestados en la persona de su Hijo y a través de su obra. ¡Qué bendición hay al recibirlo! El Evangelio nos enseña que somos libres para disfrutar de Dios, para creer en él, confiar en él, deleitarnos en él. ¡No hay nada más dulce para nuestras almas que la compañía del Señor! Y ¿qué nos lleva a disfrutar de su compañía? ¡El Evangelio! En el Evangelio se nos muestra la naturaleza de Dios y cómo ha actuado en Cristo, y cómo, en justicia, nos ha traído bendición y perdón, independientemente de lo que somos, a saber, pecadores muertos en nuestros delitos y pecados. Eso es la gracia, y el Evangelio nos hace conocerla.

W. T. P. Wolston

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