El Señor Está Cerca

Viernes
4
Abril

Yo entiendo que este que siempre pasa por nuestra casa, es varón santo de Dios.

(2 Reyes 4:9)

Invitar a Cristo a nuestro corazón y a nuestra vida

Todo lo debemos a nuestro Señor, por lo que es justo tener en consideración cuales son sus deseos. Su principal deseo es nuestra compañía, ya que el verdadero amor no se conforma con nada menos que nosotros mismos.

En el pasaje de hoy, leemos acerca de un varón de Dios, Eliseo, que pasaba continuamente por la casa de una mujer sunamita. De igual forma, nuestro Señor busca un lugar en nuestros corazones y vidas. El Espíritu Santo también está presente para revelarnos las cosas de Cristo, pasando a nuestro lado para ganarse un lugar en nuestros corazones.

Este deseo lo vemos también en Apocalipsis 3, donde el Señor Jesús dice: “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo” (Ap. 3:20). Al igual que Eliseo, el Señor no fuerza nuestra hospitalidad; él espera ser invitado. Fue la sunamita la que invitaba insistentemente a Eliseo. Alguien dijo una vez: «Recibimos tanta compañía del Señor como deseamos». Si lo buscamos, él no nos negará su compañía.

Las visitas de Eliseo a la casa de la sunamita fueron momentos maravillosos para ella, llevándola a decidir tenerlo allí como un huésped constante, no ocasional. ¿No hemos experimentado temporadas de gozo al abrir nuestros corazones al Señor? En tiempos de dolor, al buscarlo, nos ha bendecido con su consuelo; en momentos de tristeza, nos ha animado y ha transformado nuestro luto en alabanza. Ha tocado nuestros corazones con su amor, y aunque a veces lo hemos descuidado para nuestra propia vergüenza, nos hemos regocijado en su gracia. Aunque estas temporadas pueden ser breves, él nos las concede para avivar nuestro anhelo por él, y hacer lo que esta “mujer importante” hizo por Eliseo.

J. T. Mawson

C. F. Spita

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