El Señor Está Cerca

Martes
25
Marzo

La gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente.

(Tito 2:11-12)

Sobriedad, justicia y piedad

En esta breve Epístola a Tito, Pablo expresó muchas verdades concisas, siendo el pasaje de hoy un buen ejemplo de ello. Él comienza con la gracia de Dios que trae salvación. La salvación que Dios prometió se manifestó indudablemente cuando Cristo vino a este mundo como el Salvador. Pero hay más. Esta gracia de Dios no solo “sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio” (2 Ti. 1:10), sino que también nos enseña cómo vivir la vida nueva que hemos recibido. Sin embargo, antes de que podamos comenzar a seguir las pautas de esta nueva vida, debemos renunciar a las cosas relacionadas con la impiedad y los deseos mundanos, cosas que formaban parte de nuestra vida antes de conocer al Salvador. Ahora nuestras vidas deben caracterizarse por la sobriedad, la justicia y la piedad.

La sobriedad significa usar lo necesario en nuestra vida personal, teniendo dominio propio en relación con el deseo de suplir nuestras pasiones y concupiscencias, siendo conformados cada vez más a la mente de Cristo. El apóstol Pedro escribió: “Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar” (1 P. 5:8). Necesitamos tener un espíritu sobrio y sano para ver las cosas como Dios las ve.

La justicia se refiere a nuestra relación con los demás. Consiste en hacer lo que es justo ante Dios y ante los hombres. Cuando estudiamos la vida del Señor Jesús en este mundo, en medio de las vicisitudes de la vida, él siempre respondía justamente, haciendo y diciendo lo correcto. Debemos seguir su ejemplo y andar como él anduvo (1 Jn. 2:6).

La piedad se desarrolla en nuestras vidas a medida que el Espíritu Santo produce en el creyente los rasgos morales de Cristo, otorgándonos el deseo de ser como él y de hacer solo lo que le agrada.

¡Que sea el anhelo de nuestro corazón representarlo con fidelidad en este mundo impío, mientras esperamos su venida!

Jacob Redekop

arrow_upward Arriba