El Señor Está Cerca

Miércoles
19
Marzo

Asa hizo lo recto ante los ojos del Señor, como David su padre. También expulsó de la tierra a los sodomitas de cultos paganos, y quitó todos los ídolos que sus padres habían hecho. También quitó a Maaca su abuela de ser reina madre, porque ella había hecho una horrible imagen de Asera. Además, Asa derribó su horrible imagen y la quemó junto al torrente Cedrón.

(1 Reyes 15:11, 13 NBLA)

Reinas idólatras

Roboam, aquel insensato hijo de Salomón, tuvo muchas esposas. Sin embargo, su preferida fue Maaca, hija de Absalón (véase 2 Cr. 11:21). Salomón desagradó a Dios cuando edificó lugares idolátricos para sus esposas paganas, permitiendo así la idolatría. El ídolo de Maaca, la abuela de Asa, se nos describe como una horrible imagen, otras traducciones la presentan como una imagen obscena.

Deseando agradar al Señor, Asa tomó medidas drásticas y cortó el ídolo de su abuela y lo quemó. A pesar de la relación familiar y el rango de su abuela, Asa no permitió que estos factores lo disuadieran de tomar esta acción piadosa. Incluso degradó a esta malvada mujer de su alta posición de influencia.

A lo largo de la historia de Israel y Judá, leemos acerca de otras reinas malvadas e idólatras. Jezabel, la esposa pagana del rey Acab de Israel, fue una mujer que “destruía a los profetas de Jehová” y que tenía “cuatrocientos cincuenta profetas de Baal” y “cuatrocientos profetas de Asera” (véase 1 R. 18:4, 19). También amenazó de muerte Elías y fue la autora intelectual del asesinato de Nabot (véase 1 R. 19:2, 21:1-14).

Otra reina malvada fue Atalía, hija de Acab y esposa (luego viuda) de Joram, hijo del rey Josafat de Judá. Después de la muerte de su hijo Ocozías, ella asesinó a todos sus nietos que tenían descendencia real. Solo un pequeño bebé, Joás, se salvó, gracias a la piadosa Josabet. Luego usurpó el trono y reinó sobre Judá, devastando el templo de Dios e introduciendo la idolatría en el país. Después de seis años, esta malvada reina viuda fue derrocada y asesinada a espada (véase 1 R. 11:1-16). Dios es justo y castigó a cada una de estas mujeres malvadas de manera justa.

Eugene P. Vedder, Jr.

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