La frase final del pasaje de hoy, la sencillez que hay en Cristo, es un maravilloso testimonio de la gracia de Dios, evidenciando que hay una sencillez maravillosa relacionada a la Biblia y el cristianismo. Los teólogos utilizan la expresión «la perspicuidad de la Biblia» para describir esto. No le tengamos temor a esta palabra difícil de pronunciar (perspicuidad), la cual significa simplemente claridad o sencillez. A diferencia de la Biblia, los teólogos suelen utilizar palabras complicadas para explicar conceptos bíblicos. Irónicamente, el significado de este término teológico es que la Biblia es sencilla y clara en su presentación global, aunque pueden haber partes difíciles de entender.
La palabra sencillez en nuestro pasaje también puede traducirse como sinceridad. Por lo tanto, bien podemos decir que en las cosas de Cristo hallamos sencillez y sinceridad. Es verdad, existen cosas difíciles, tal como el apóstol Pedro lo admitió en relación con algunos de los escritos del apóstol Pablo: “Él habla de estas cosas en todas sus epístolas, en las cuales hay algunas cosas difíciles de entender” (2 P. 3:16). Si alguno de ustedes ha estudiado la Epístola a los Romanos, ciertamente no tendrá problemas en estar de acuerdo con Pedro. El propio Pablo dijo que no entendemos todos los misterios bíblicos y que algunas cosas las vemos oscuramente (1 Co. 13:12).
Ahora bien, el apóstol Pablo es claro cuando se trata de los hechos centrales acerca de Cristo. Hay muchos ejemplos de esto, pero bastará con uno para demostrarlo. En Tito 2:11-13 aprendemos tres cosas sencillas: (1) La gracia y la salvación de Dios se han manifestado a todos los hombres; (2) en consecuencia, debemos vivir piadosamente; (3) el Señor Jesucristo regresará.
Sencillo, ¿no le parece? Nunca permita que el diablo lo engañe con respecto a esto. Nunca permita que lo que no entiende le robe lo que sabe que es verdad. Dios ha hecho que sea sencillo y lo único que debemos hacer es creer y obedecer.
Brian Reynolds
