Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros.
Este conmovedor versículo inicia y concluye con las palabras todos nosotros. En la Biblia hebrea, la primera y última expresión son idénticas. Esta confesión implica la responsabilidad de las ovejas, y debido a que los animales no pueden considerarse responsables, necesariamente estas ovejas simbolizan a los seres humanos responsables que pertenecen al pueblo de Dios, es decir, Israel (véase Jn. 10:14-15).
Cuando el Mesías estuvo con su pueblo en la tierra, muy pocos fueron verdaderamente sus ovejas. La mayoría del pueblo lo rechazó, acusándolo injustamente de todo tipo de maldades. Isaías 53:5 dice que el Mesías sufrió por nuestras rebeliones y nuestros pecados, mientras que el versículo 6 habla del pecado de todos nosotros, lo cual probablemente se relaciona con la rebelión del versículo 8. Dios se ocupa tanto de las malas acciones (los pecados) como de su raíz (el pecado). El apóstol Pablo profundizó acerca de este tema muy detalladamente en Romanos 5 a 7. La distinción entre pecados (plural: obras pecaminosas) y el pecado (singular: la naturaleza pecaminosa) es algo muy importante que debemos tener en consideración.
La rebelión o transgresión de los judíos consistió en acusar al Mesías de estar poseído por un demonio y realizar milagros en nombre del Beelzebú, príncipe de los demonios. Esto era una blasfemia contra el Espíritu Santo, la cual no admitía perdón alguno (véase Mt. 12:22-45). Los líderes judíos rechazaron a su propio Mesías, sabiendo muy bien lo que hacían. Su iniquidad condujo a la destrucción del templo y de Jerusalén algunos años después.
La confesión de Isaías 53:6 implica el fracaso personal e individual, mientras que el final del versículo abarca el fracaso colectivo de Israel. El sacrificio del Mesías fue suficiente para ambos aspectos. Sin embargo, también es suficiente para cada verdadero creyente, ya sea judío o gentil, ahora o después del arrebatamiento, y tanto para judíos como para gentiles durante el mundo venidero.
Alfred E. Bouter