El Señor Está Cerca

Martes
25
Febrero

Servíos por amor los unos a los otros.

(Gálatas 5:13)

Amar y servir a otros

Cuando amamos al Señor con todo nuestro corazón, nuestro servicio a él no se convierte en una obligación o un mandato, sino que fluye naturalmente desde un corazón lleno de amor y gratitud hacia él. Amar a nuestros hermanos, incluso cuando no sean tan amables con nosotros, se convierte en una expresión de nuestro amor a él, recordando y disfrutando de su amor por nosotros.

Reconozcamos que en la práctica las cosas no siempre son fáciles. A veces nos decepcionamos mutuamente y no siempre somos amables. Sin embargo, recordar la cruz, el amor y el perdón de Cristo nos impulsa a amarnos unos a otros. Esto implica ser pacientes, cuidarnos y perdonarnos siguiendo el ejemplo de Cristo (véase Col. 3:13).

Esto debe verse en nuestros hogares, en nuestra relación matrimonial, entre padres e hijos, hermanos y hermanas, y también en la iglesia. Nuestras acciones siempre deben estar motivadas por el amor del Señor.

Incluso cuando ninguno de los doce discípulos se ofreció a lavar los pies de los demás en aquella última noche con el Señor, él sí lo hizo. A pesar de que Judas vino a traicionarlo, Jesús lo llamó amigo y le preguntó por qué lo entregaba con un beso (véase Mt. 26:20; Lc. 22:48). Cuando sus enemigos vinieron a arrestarlo, él se interpuso entre ellos y sus discípulos, diciendo: “Si me buscáis a mí, dejad ir a estos” (Jn. 18:8). Anhelamos parecernos más a nuestro Señor Jesús, quien vino a servir y dar su vida en rescate por muchos, buscando siempre agradar a su Padre.

Como alguien ha expresado: «No sirvas a la iglesia de Dios, sino más bien, sirve al Dios de la iglesia». Si seguimos a Dios poniendo nuestra mirada en él, el resto de cosas ocuparan solas su debido lugar.

Albert Blok

J. B. Cabrera

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