El Señor Está Cerca

Viernes
14
Febrero

Ninguno tenga en poco tu juventud.

(1 Timoteo 4:12)

La participación de los jóvenes en las reuniones de iglesia

Debemos estar alerta ante cualquier forma de clericalismo, el cual ha sido una plaga en la iglesia profesante. El establecimiento de un clero como una clase sacerdotal separada de los laicos, quienes son excluidos de participar activamente en el servicio, ha sido un error grave en la historia de la Iglesia. Esto ha llevado a negar en la práctica el sacerdocio de todos los creyentes, como se enseña en las Escrituras: “Vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo” (1 P. 2:5).

Las Escrituras enseñan de manera clara que el Espíritu debe tener libertad para guiar a cualquier hermano presente en la reunión a expresar alabanza, adoración u oración (véase 1 Co. 12:7-8; 14:26-32; 1 Ts. 5:19). Alguien dijo una vez que todos los hermanos tienen el derecho de expresarse en las reuniones de la asamblea, pero quiero señalar que no se trata de un derecho, sino de un privilegio para los hermanos, quienes pueden hacerlo siendo guiados por el Espíritu de Dios.

Sin embargo, ¿no es cierto que muchos hermanos jóvenes nunca han considerado este privilegio como propio? Por lo tanto, sus corazones no están ejercitados para someterse efectivamente a la guía del Espíritu de Dios. Es triste encontrarse en una reunión de iglesia donde las pausas son largas y pesadas, y solo los hermanos mayores se expresan, mientras que los hermanos jóvenes permanecen en silencio, sin considerar que el Espíritu Santo podría usarlos para expresar la alabanza, la adoración o la oración en la asamblea.

Es evidente que, si el Señor no ha regresado, los hermanos mayores irán dejando gradualmente esta escena. Si los hermanos jóvenes no crecen en la fe, la debilidad general solo aumentará.

Que el Señor nos guíe a todos, hermanos y hermanas, jóvenes y mayores, a darle lo que le corresponde y a perseverar “en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones” (Hch. 2:42).

A. J. Pollock

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