El Señor Está Cerca

Sábado
25
Enero

Escribe la visión y grábala claramente en tablas para que corra el que las lea.

(Habacuc 2:2 RVA-2015)

Lecciones en el libro de Habacuc

El profeta Habacuc le presentó varias quejas a Dios. Se sentía abrumado por la inmoralidad de la nación. Jehová le respondió que enviaría a los caldeos para juzgar a su pueblo, algo que Habacuc consideró inaceptable. No podía aceptar que Dios juzgara a su pueblo por medio de una nación tan malvada. Luego de su última queja, Habacuc subió a una torre de vigilancia a esperar la respuesta (v. 1). Entonces Dios, en su gracia, le concedió una visión profética que inspiró a Habacuc a escribir un cántico de acción de gracias (cap. 3). A lo largo de estos tres capítulos, Habacuc pasó de estar preocupado (cap. 1) a ser un vigilante (cap. 2), para finalmente convertirse en un adorador (cap. 3).

Cuando Habacuc recibió la visión profética, se le indicó que la escribiera en tablas y la grabara claramente. Este es un detalle muy interesante, ya que la visión debía ser legible y comprensible. Dios quería asegurarse de que su pueblo entendiera lo que él estaba diciendo. Este enfoque se repite varias veces en la Biblia. En los tiempos de Nehemías, el escriba Esdras y los levitas leyeron “en el libro de la ley de Dios claramente” y “ponían el sentido”, de modo que el pueblo entendiese la lectura (Neh. 8:8). Esto es importante, ya que en las reuniones de iglesia puede suceder que la predicación sea difícil de entender. Si la congregación no entiende, ¿qué valor tiene? Alguien ha dicho: «El Señor le dijo a Pedro “apacienta mis ovejas”, no “apacienta mis jirafas”». ¿Qué significa? Que el alimento debe ser dado conforme a la altura de la oveja.

La visión profética que Habacuc recibió no se cumpliría hasta un futuro lejano; estaba destinada a un tiempo señalado: la segunda venida de Cristo, que llegará con certeza, aunque se tarde aún “por un tiempo” (Hab. 2:3; comp. He. 10:37). La profecía fue dada “para que corra el que leyera en ella”. El cristiano debe caminar (e incluso correr) a la luz de aquel entonces, comprendiendo el verdadero propósito de la profecía.

Brian Reynolds

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