Vino luego a él
El pueblo de Israel había abandonado a Dios y se había volcado en adoración a Baal. Por este motivo, el profeta Elías le dijo al rey Acab que no iba a llover sino por su palabra (v. 1). Entonces, Jehová le ordenó a Elías que fuera al arroyo de Querit. Mientras estuvo allí, Dios le proporcionó alimento a través de los cuervos y agua del arroyo. Sin embargo, llegó un momento en que el arroyo se secó. Al considerar las circunstancias tan difíciles en las que estaba, podríamos preguntarnos por qué le sucedió esto a Elías si estaba en el lugar correcto. ¿Acaso se había equivocado? Debemos tener cuidado de juzgar las cosas a partir de las circunstancias. Dios había dirigido a Elías a ese lugar y él estaba siguiendo la voluntad de Dios. Por lo tanto, Dios permitió esto para el bien de Elías. Qué maravilloso será cuando estemos ante el tribunal de Cristo y podamos ver las intervenciones y provisiones del Señor durante nuestra vida en esta tierra.
Entonces, Dios le dijo a Elías: “Vete a Sarepta… he aquí yo he dado orden allí a una mujer viuda que te sustente”. ¡Qué orden tan sorprendente! El profeta debía viajar a un país idólatra para ser sustentado por una mujer extranjera, viuda y pobre. Necesitamos aprender que los caminos de Dios son diferentes a los nuestros.
Cuando Elías llegó a Sarepta y le pidió a la mujer que le preparara algo para comer, ella le explicó que no tenía nada para darle, tan solo tenía un poco de harina y aceite para cocinar algo para ella y su hijo antes de morir. Esto nos indica que la viuda no recibió ninguna orden de parte de Dios de que enviaría un profeta para que lo sustentara. A pesar de esto, Elías le aseguró, según palabra de Jehová, que los ingredientes no se agotarían hasta que él hiciera llover. Entonces, ella decidió darle lo poco que le quedaba a un extraño. ¿Por qué? Porque Dios se lo había dicho. Qué alentador es este relato, pues nos hace ver el cuidado de Dios hacia los suyos. ¡Verdaderamente, nosotros también podemos confiar en las provisiones de nuestro Padre celestial!
Albert Blok