El Señor Está Cerca

Viernes
10
Enero

Yo conozco tus obras; he aquí, he puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie puede cerrar; porque aunque tienes poca fuerza, has guardado mi palabra, y no has negado mi nombre.

(Apocalipsis 3:8)

Filadelfia: agradable al corazón del Señor

Los creyentes en Éfeso habían guardado la palabra del Señor, pero habían abandonado su primer amor. No se nos dice que su amor se enfrió, ¡sino que lo dejaron! En Éfeso faltaba el amor hacia la Persona del Señor. En contraste, en Filadelfia, el corazón del Señor se regocijó al poder decirles: “Tú… no has negado mi nombre”. El nombre del Señor Jesús lo era todo para los creyentes en Filadelfia. No negaban su nombre en ninguna circunstancia. Pero ¿qué significa esto?

– Significa que su nombre es suficiente para la salvación: no debemos acudir a métodos ni rituales humanos, pues basta con el solo nombre de Jesús (Hch. 4:12). Cristo y su palabra son suficientes para buscar y salvar al pecador.

– Significa que su nombre es suficiente para congregar a los suyos, ¿acaso no se nos promete que él está en medio de los dos o tres congregados a su nombre (Mt. 18:20)?

– Significa que su nombre es suficiente para todo servicio (véase Col. 3:17): él es la Cabeza del cuerpo, que es su Iglesia, y toda capacidad y don para el servicio proviene de él (véase Ef. 2:22; 4:7, 11).

– Significa que su nombre es suficiente para el cuidado del rebaño, pues él es el Pastor y Obispo de nuestras almas (véase 1 P. 2:25).

– Significa que su nombre es suficiente para “todas las cosas que pertenecen a la vida y la piedad” (2 P. 1:3). Debemos invocar su nombre ante todo lo que necesitamos y él nos promete que responderá (véase 1 Jn. 5:14-15).

Ciertamente, él es en todo “el Primero y el Último” y el que vive (Ap. 1:17-18). Los creyentes en Filadelfia lo buscaban todo en Cristo, y nosotros somos llamados a imitarlos a ellos más que a los de Éfeso. El Señor aprecia grandemente que los suyos guarden su nombre en todas las cosas, reconociéndolo como aquel que es todo suficiente. Él siempre cumple las expectativas de la fe en su solo nombre. ¡Caminemos fortalecidos en él, guardando su palabra y sin negar su nombre!

Alexandre Leclerc

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