Si prefieres quedarte, vuélvete a Gedalías hijo de Ahicam, hijo de Safán, al cual el rey de Babilonia ha puesto sobre todas las ciudades de Judá, y vive con él en medio del pueblo.
Podemos encontrar muchas lecciones para nuestros días en el Libro de Jeremías. El profeta Jeremías vivió durante el último periodo del reino de Judá, mientras que nosotros estamos viviendo el último periodo de la época de la Iglesia. En aquel entonces, muchos falsos profetas pretendían proclamar la palabra de Dios, mientras que hoy en día proliferan los falsos maestros (2 P. 2:1). Jeremías presenció la captura, quema y ruina de Jerusalén, mientras que nosotros somos testigos de cómo el testimonio público de la Iglesia también ha sido arruinado, tal como lo predijeron las Escrituras (Hch. 20:29-30).
La primera lección que podemos extraer del profeta Jeremías es que, aunque el testimonio público del pueblo de Dios haya fracasado, nuestro Dios siempre tiene recursos a disposición. El versículo de hoy nos muestra que Dios había designado a una persona, Gedalías, con el propósito de que el pueblo se reuniera a su alrededor. De manera similar, en el día de la ruina en el campamento de Israel, cuando la idolatría se había introducido, Moisés exclamó: “¿Quién está por Jehová? Júntese conmigo” (Éx. 32:26). Más adelante, cuando Saúl reinaba sobre Israel, los fieles se reunieron con David (véase 1 Cr. 11 - 12).
¡Bendito sea Dios! Nosotros también tenemos un recurso en estos días de fracaso público de la Iglesia. Tenemos a una Persona a quien acudir, alguien más grande que Moisés, más grande que David y más grande que Gedalías: nuestro Señor Jesucristo. «Gedalías» significa «Jehová engrandece». Solo hay una Persona que el Padre desea engrandecer en nuestros días, y ese es su Hijo unigénito. ¡Qué privilegio tenemos de poder reunirnos en torno al Señor Jesús, con él como centro y objeto de nuestra adoración! Lo siguiente sigue siendo verdad para nosotros en la actualidad: “Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (Mt. 18:20).
Kevin Quartell
