Sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.
En la obra de Shakespeare «Como gustéis», un duque es desterrado al bosque por el rey. A pesar de haber perdido todos los lujos y comodidades de la corte, él encuentra en aquel bosque cosas maravillosas. Aunque se encontraba en el lugar de su sufrimiento, él pudo ver cosas que nunca antes había apreciado. La famosa frase «dulce es el fruto de la adversidad» tiene su origen en esta obra, siendo una de las frases más memorables de Shakespeare. En su exilio en el bosque, el duque dice:
Al comenzar un nuevo año, recordemos que hay «bien en todas las cosas», no solo porque «podemos extraer lo mejor de cada situación», sino porque nuestro Dios, en su soberanía, hace que todo obre para nuestro bien. Es maravilloso cómo, al atravesar por pruebas, todo puede parecer tan oscuro, pero con el paso de un nuevo año, cuando consideramos aquellos tiempos oscuros, podemos ver la luz de la mano Dios retrospectivamente, ¡y siempre para nuestra bendición! Hemos crecido espiritualmente, hemos avanzado en el conocimiento del amor y la gracia de Dios, y nuestra esperanza ha aumentado (véase Ro. 5:3-5).
Por lo tanto, no temamos ante las pruebas que nos sobrevendrán en este nuevo año. El sufrimiento y las pruebas tienen su utilidad, independientemente de su intensidad. No nos limitemos a tratar de «extraer lo mejor de cada situación», sino que estemos dispuestos a ver la mano amorosa de nuestro Padre, quien nunca hará que derramemos una lágrima en vano. Las Escrituras no dejan lugar a dudas: todo obra para nuestro bien, tanto ahora como por la eternidad.
Brian Reynolds