Como fue en los días de Noé, así también será en los días del Hijo del Hombre.
Si estas palabras solo fueran el simple fruto de opiniones humanas, podríamos ignorarlas, pero como son las palabras del Hijo de Dios, se cumplirán al pie de la letra. Así que examinemos detenidamente cómo fueron los días de Noé. Me atrevo a decir que, en aquellos días, la gente pensaba que vivían en una época de grandes progresos para la humanidad. Pero “la tierra estaba llena de violencia” (Gn. 6:11). ¿Cómo es ahora? Los periódicos del mundo no alcanzan a publicar un acto de violencia sin que deban informar de uno nuevo.
Dios le había revelado a Noé que tenía la intención de destruir al hombre de la faz de la tierra. Pero el mundo siguió como siempre: construyendo, comerciando, disfrutando y pecando. Los hombres no creían a Dios. El arca, testigo del juicio venidero, tomaba forma y crecía cada día; ciertamente, no había ningún indicio de que el diluvio estuviera próximo. ¿Cómo podía ser posible? ¿Destruiría Dios este magnífico mundo poco tiempo después de haberlo creado? Muchos sabios de la época podrían haber dicho: “Noé, estás muy equivocado; deja de trabajar en este gran barco y de predicar tus ideas tan extrañas. Ven y disfruta, hombre, y no seas un fanático de mente estrecha. ¿Crees que todo el mundo está equivocado excepto tú?”
Pero “vino el diluvio y los destruyó a todos” (v. 27). Perecieron todos los que no hallaron refugio junto a Noé en el arca. Ya no había esperanza; ¡era demasiado tarde! Así será “en los días del Hijo del hombre”. Sus palabras se harán realidad y el mundo será juzgado, tal como sucedió en el diluvio.
¿Está usted preparado para encontrarse con el Señor? Él viene muy pronto. ¿Cree a Dios como lo hizo Noé? ¿O lo rechaza como lo hizo (y lo sigue haciendo) el mundo? Al igual que Noé en el arca, ¿está usted a salvo en Cristo?
C. Stanley