Nombres divinos (5)
Jehová-tsidkenu: Este nombre significa “Jehová, justicia nuestra”. Cuando nuestro Señor venga a reinar en justicia sobre este mundo de pecado y lágrimas, se nos dice que su nombre será: “Jehová, justicia nuestra”. Es reconfortante comprender que la justicia divina se ha establecido a través de la muerte expiatoria de nuestro Señor, permitiendo así que la bendición fluya hacia los pecadores que se arrepienten. A medida que observamos la agitación y la inestabilidad entre las naciones, nos alegramos al saber que el Señor establecerá un reino de justicia sobre este mundo injusto. El Señor triunfará en aquello que las Naciones Unidas han fracasado, trayendo paz y seguridad a este agitado mundo. De hecho, la creación misma anhela la manifestación del Príncipe de Paz.
Jehová-sama: Este nombre tan encantador se halla en los últimos versículos de la profecía de Ezequiel. Allí leemos: “El nombre de la ciudad desde aquel día será Jehová-sama”. La ciudad es Jerusalén; el día que se menciona es aquel en el que nuestro Señor establecerá su reino de justicia; y “Jehová-sama” significa “Jehová está allí”. Se trata de la ciudad de la que Jehová dijo: “En aquel día yo pondré a Jerusalén por piedra pesada a todos los pueblos” (Zac. 12:3). Lo que no ha podido (ni nunca podrá) ser llevado a cabo por planes humanos, ni por sus parlamentos o ejércitos, se logrará cuando nuestro Señor tome el control del gobierno de este mundo. La paz llegará a Jerusalén, que ha sido el escenario de conflicto por siglos. Cuando el Príncipe de Paz esté presente (“Jehová está allí”), ¡qué tranquilidad habrá! Sin embargo, los creyentes de esta presente dispensación podemos gozar individual y colectivamente de la presencia del Señor con nosotros, ¡y qué tranquilidad nos da! Qué maravilloso nombre para concluir esta serie de nombres divinos: “Jehová está allí”.
A. J. Pollock