El Señor Está Cerca

Miércoles
17
Julio

En verdad mi alma espera en silencio a Dios; de él viene mi salvación. Sólo él es mi roca y mi salvación; él es mi defensa; no seré conmovido en gran medida.

(Salmo 62:1-2)

Esperar en silencio

Una de las cosas más difíciles que debemos hacer como cristianos es esperar “en silencio solo a Dios” (Sal. 62:1). Tendemos a pensar que esperar es sentarse pasivamente hasta que ocurra algo. Sin embargo, en medio de un acontecimiento tormentoso de la vida, no nos gusta la inactividad. Nuestro instinto es reaccionar rápidamente y forzar que las cosas cambien.

Pero en este salmo, la palabra “esperar” tiene un significado diferente: connota “pausa para recibir más instrucciones”. En lugar de optar por la pasividad, debemos elegir detener nuestras acciones y escuchar la directiva de Dios. A veces el Señor guarda silencio durante una temporada, pero siempre tiene un propósito. Él conoce el momento perfecto para que actuemos, y hasta ese momento, debemos esperar. Se necesita más fuerza y carácter para estar quieto en medio de la tormenta que para buscar frenéticamente nuestra propia solución. Puedo decir que yo también espero a veces con impaciencia. Cuando eso sucede, puedo ponerme nervioso y cuestionar a Dios o quejarme. Pero esas reacciones no se ajustan a lo que somos como cristianos. Pablo nos dice claramente que “no nos afanemos por nada” (Fil. 4:6); en cambio, nos instruye para que oremos al Señor, que nos ofrece paz. Debemos esperar en silencio sin quejarnos, lo que significa que debemos tener paciencia. Para ello, debemos confiar en la sabiduría, el amor, el poder y el tiempo de Dios.

No podemos equivocarnos cuando confiamos en él.

La clave para encontrar la paz en la tormenta es esperar solo a Dios. Cuando nos negamos a hacerlo, es más probable que tomemos malas decisiones. Él escucha todas nuestras oraciones, pero debemos estar dispuestos a esperar en silencio y a escuchar su respuesta.

Tim Hadley, Sr.

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