Mas el justo por la fe vivirá.
Las palabras “el justo por la fe vivirá” se encuentran en el Antiguo Testamento (Hab. 2:4) y se citan en tres Epístolas del Nuevo Testamento. Cada vez que se cita en el Nuevo Testamento, se nos presenta una perspectiva diferente de la vida del creyente y su andar en Cristo.
En Romanos 1:17, Pablo escribió acerca de la corrupción del hombre y la justicia de Dios. Por naturaleza, el hombre se encuentra en un estado de ruina moral; es totalmente injusto según los criterios divinos. Por otro lado, la Ley solo demuestra que el hombre es incapaz de producir la justicia que esta exige. Pero en su Carta a los Romanos, Pablo explica que, por medio de la fe, Dios ha provisto un medio para justificar al creyente. Por lo tanto, ya que “el justo por la fe vivirá”, solo se puede ser justo por medio de la fe en Jesucristo.
En Hebreos 10:37-38 leemos: “El que ha de venir vendrá, y no tardará. Mas el justo vivirá por fe”. En este caso, la cita viene al final de un pasaje cuyo propósito es proteger al creyente del desánimo y animarlo a perseverar en la vida de fe. Además, da paso a Hebreos 11, en el que se resume la notable vida de fe de los creyentes del Antiguo Testamento. El énfasis aquí está en cómo estos hombres de la antigüedad vivían por la fe -ya sea en el andar constante en comunión con Dios, en la anticipación del juicio que vendrá sobre este mundo, en la vida de un peregrino o en la victoria contra el enemigo.
En Gálatas 3:11 leemos: “Por la ley ninguno se justifica para con Dios, es evidente, porque: El justo por la fe vivirá”. En este contexto, el apóstol cita el versículo de Habacuc con el fin de excluir cualquier idea de justificación por las obras de la Ley. La justificación es solo por la fe y de ninguna manera por la Ley. Este es el punto principal de la Epístola a los Gálatas.
En pocas palabras, en Romanos el énfasis está en la justificación (el justo); en Hebreos está en la vida de fe (vivirá) y en Gálatas está en la fe (por la fe).
W. Kelly